Sin renta no hay consumo: de por qué no remontamos el vuelo

Elemental, querido Watson, y sin embargo, buena parte de las explicaciones (¿explicaciones?) de la crisis siguen incidiendo en que no compramos bastante, que el consumo no sube, que no se incrementa tanto como es necesario. Por favor, pero vamos a ver, como es posible que en términos generales se esté recortando y muy fuertemente la renta, no sólo por los despidos y el nivel de paro, sino porque los salarios están bajando de manera considerable (tal vez llevemos una caída en términos reales entre el 14 y el 20%. Y miren Uds. lo saben hasta los niños del jardín de infancia, si no hay renta no hay consumo, si no tienen money, no pueden comprar, si le piden cosas a sus padres y los padres les dicen que no tienen para comprarlas, no hay nada que hacer, no hay consumo. ¿Esta claro de una vez para siempre? Tendría que estarlo. Pero sin embargo un montón de expertos (¿expertos?) o pseudo-expertos siguen diciendo que el consumo no ayuda a superar la crisis.

¿Por qué no utilizamos el sentido común?. Esta claro que cuando no te pagan o no tienes reservas o ahorros, no puedes comprar, pero cuando tu puesto de trabajo está amenazado, tu salario está a la baja y el de algún miembro de la familia que trabajaba, o se ha acabado o está también a la baja, los gastos bajan, claro que bajan. Si además, los precios siguen subiendo, aunque mientan descaradamente en las estadísticas oficiales, debido a la subjetividad de la cuantificación, no hay nada que hacer, o se produce menos o se pone menos a la venta y aumentan los stocks o se vende en otros sitios -cosa no siempre viable- o si están esperando que las cosas se resuelvan mágicamente mediante un consumo que no puede tirar, pues que sigan fantaseando, pero que aún encima no le echen la culpa a quienes sus rentas están peor o de capa caída.

Por tanto, ineludiblemente, si las rentas bajan, el consumo baja. Es el consumo el que está en función de la renta, y esta de la forma de distribución de la producción, y no al revés. No es el consumo el que tira de la renta, sino al revés. Por tanto, o creamos puestos de trabajo o pagamos más o mejoramos las condiciones de trabajo, porque si no es así no habrá renta para comprar lo que se propone vender el sistema, por tanto, seguiremos con un deficit importante de la demanda (insuficiencia de la demanda le llamaba malamente Keynes, sobreproducción decía Marx, en expresión mucho más adecuada).

En consecuencia, o tiramos del carro e invertimos, e invertimos en necesidades sociales que sean realmente necesarias, o no hay nada que hacer; o invertimos y generamos puestos de trabajo o no hay nada que hacer para subir el consumo -ya sé, ya sé, uds. me dirán que nos queda el crédito, pero si uno no está tan endeudado. Así de endeudado, el crédito no sirve, porque ni nos dejarían endeudarnos más por insolventes, ni nos atreveríamos a pedirlo, porque sabemos que no nos lo van a dar, y si lo pedimos, perderemos el tiempo-. El problema no es de demanda, sino de oferta. Es la oferta la que tiene que ponerse en valor, como dicen los empresariales; es la oferta donde se tiene que invertir; es la oferta la que tiene que ofrecer trabajos cualificados y no de quinta categoría, porque hay gente preparada y se pueden hacer muchas más cosas de las que se hacen; es la oferta la que tiene que tomar la iniciativa, porque son ellos los que son responsables de lo que ocurre; es la oferta la que tiene que reconstruirse; es la oferta la que tiene que moverse y sobre todo, dejar de ampliar sus beneficios a costa de las rentas-salarios de los trabajadores y del empeoramiento de las condiciones de trabajo.

¿Es posible reconsiderar la oferta? En términos generales, sí. En el caso español, lo dudo mucho, mucho. Se necesita una gran reinvención de nuestras empresas. En primer lugar, tienen que pensar más desde la necesidad social, desde la demanda, y no desde sus «ideas» alocadas (sólo dos de cada cien ideas de emprendedores, llegan a los dos años de supervivencia): tienen que pensar más y dejar de fantasear como lo hacen, y la mejor manera de pensar es hacerlo desde el análisis y comprensión de lo que pasa, y lo que pasa en una empresa es lo que le pasa a sus clientes. Si sus clientes están bajando sus compras, es que sus productos tienen que mejorar, su servicio también y su forma de trabajar también. En segundo lugar, tienen que ofrecer calidad, y no sencillamente buscar beneficios. Una empresa tiene que centrarse en la calidad de lo que ofrece, sea producto o servicio, en hacer las cosas mejor cada día: la calidad tiene que priorizarse sobre el beneficio. Con calidad se gana dinero, pero sin calidad sólo se engaña al cliente y en algún momento lo pagaremos. En tercer lugar, tiene que organizarse de formas más cooperativas y modernas. Las empresas españolas son muy antiguas, demasiado egoistas, demasiado jerárquicas, demasiado autoritarias, no dejan la posibilidad de pensar, sólo en la idea del primero, del jefe correspondiente. Es un sistema muy poco eficiente. Se trabaja mejor en equipo y mucho mejor, en grupo. Muchas empresas no saben trabajar en equipo, ni siquiera. Por supuesto, casi desconocen lo que significa trabajar en grupo. Es preciso organizarse armonizadamente, armoniosamente, grupalmente, como un todo lleno de diversidad y de interrelaciones. Nuestras empresas no funcionan así, ni mucho menos. Conozco muchas, y todas tienen un área de mejora organizativa extraordinariamente amplia. Mucho que hacer para funcionar bien ….. En fin, con estos tres aspectos me conformaría, y las organizaciones, no sólo las empresariales, sino las sociales o las cooperativas mismas, funcionarían muchísimo mejor, aprovecharían mejor sus recursos, producirían mucha más satisfacción y motivación, y todos contentos y hasta felices.

Si no lo hacen es porque no saben. Y la ignorancia, sobre todo cuando se quiere ignorar todo lo que no se sabe, es la peor de las enfermedades que se puedan tener. Ser ignorante y querer aprender es un paso para seguir mejorando. Ser ignorante y sentir que eres listo, es lo peor que le puede pasar a un lider, sea empresarial o de otro tipo. Y por desgracia, tenemos mucho de todo eso.

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