Paulo Freire dando «en el clavo».
¿Cómo va a ser la educación del sistema capitalista
y del Estado capitalista favorecedora de la
participación, del pensamiento o de la vida, en general.
¡Imposible, totalmente imposible!
Siempre será una excepción,
algo que se perseguirá, que se buscará que se uniforme y
que de lugar a una educación dirigida, autoritaria y sin libertad ni democracia.
La palabra democracia tiene poco que ver con la realidad
de lo que el Estado del capital y los capitalistas mismos
piensan cuando dicen democracia.
El pueblo acaba alienado en un proceso educador
que reduce su libertad y le hace entrar
en contradicciones consigo mismo y con los que le rodean.
De esta manera, se consigue el efecto deseado: un gran caos.
Un caos que es aprovechado por el Estado y el poder económico
para legitimarse en el poder y destruir los intentos desde abajo y desde el medio
de transformar por fin la realidad en un lugar de participación y democracia.
Durante los cursos que imparto empiezo cada clase con una cita de un maestro, muchos de ellos demasiado poco conocidos para lo que nos han aportado como personas a la humanidad. En buena medida, cito autores poco reconocidos por el poder y la sociedad (el poder sólo reconoce a los subordinados, a los sometidos, en cuanto alguno de estos ha mostrado discrepancias con su línea de poder y reproducción del mismo, son casi eliminados de la historia. Es cierto que a veces son recuperados en pequeños círculos y años después renacen, como buena semilla que son, pero el Estado tiende a ocultarlos, en vez de mostrarlos, y sin embargo, muestra a muchos que no son más que seres dependientes que han dicho lo que quería el Estado que se dijese).
«Mis» autores han aportado mucho, y han sido reconocidos, en términos generales, poco en relación a su valía. Uno de ellos es Paulo Freire, reconocido en su país y en América Latina, pero más como una idea o una ideología encubierta para uso de determinados grupos políticos o ideológicos que en la medida en que es un gran pedagogo, un gran revolucionario de la pedagogía y un transformador en formas y acciones de los contenidos clásicos y conservadores en que se mueve la pedagogía, en general. No es un adepto del sistema y cuando llegamos a Europa, Freire es casi totalmente desconocido y menos estudiado. Sólo en grupos muy avanzados o influídos por brasileños o brasileñistas se conoce y se estudia, pero ¿dónde se aplica en Europa? Diría que en ningún sitio o casi.
Sin embargo, es el último gran pedagogo, en el sentido de aportador de un modelo global para aprender-enseñar, innovador, renovador y transformador. Su «Pedagogía del Oprimido», por sólo citar una de sus obras principales, es un nuevo punto de innovación para los espacios de aprendizaje.