Ayer el día se vislumbraba intenso. Tenía, teníamos que abordar dos compromisos que empezaban y en cierto modo re-comenzaban dos actividades muy importantes. Dormí, como casi siempre, hasta «caerme de la cama» a las seis de la madrugada, para repasar todo lo que había proyectado desarrollar en estos dos programas. Los temas me parecieron bien preparados para reiniciarlos y me fui a la facultad. Allí hablé con Omar de León, persona única en mi vida profesional, con la que «jugamos» como si fuéramos el Honved húngaro en los años cincuenta (sabemos dónde está el otro antes de hablar o de pasarnos el balón). Perfilamos los últimos detalles organizativos del primer tema: un seminario interno del grupo en donde necesitábamos recomponer y re-aprender muchas cosas que ya sabemos, pero que es bueno recordar y volver a ellas, siempre bajo nuevos horizontes y objetivos.

Antes de la hora, poco más de las once y media empezaron a llegar los participantes, lo cual era un signo evidente de motivación. David Alonso además, nos traía las copias de los DVD «Aprendiendo e Innovando desde la Experiencia» que tanto tiempo nos había costado editar. Por fín, lo teníamos en nuestras manos (se corría el peligro de desviarnos de lo que nos importaba: el seminario, y subirnos a montañas de gloria con el advenimiento del DVD, pero no fue así y lo que nos sirvió fué para cobrar identidad grupal. Además, el DVD está en lo básico muy bien editado, y los contenidos son muy buenos, y variados, participando el bloque de profesores de nuestro grupo y de la Asociación Espiral, pero también otros quince o veinte profesores que expusieron sus innovaciones docentes en el IV Encuentro: un buen trabajo que presentaremos en el futuro en foros públicos). A la hora fijada éramos ya nueve personas, y dos llegaron un poco más tarde y su incorporación funcionó perfectamente. Al final fuimos un equipo de futbol, de los que seis éramos de lo que podíamos llamar «grupo duro» es decir, el grupo del interior; y los otros cinco eran invitados muy cualificados y algunos con experiencia previa en nuestras actividades. Consideramos que a pesar de ser un seminario interno, es decir para el grupo en su auto-aprendizaje, era bueno contar con personas cualificadas de la educación o investigación o de otras profesiones para hacer más rico el proceso de intercambio y de intercomunicación entre los miembros. Y así fue.

Introduje unas citas del libro «La trama de la vida» de Fritjob Capra como píldoras para reflexionar, y al mismo tiempo, poner a todos en el punto de partida de lo que íbamos a hacer. Me quedé como observador teórico del grupo, y Omar se hizo cargo de la dirección-coordinación-facilitación del trabajo. Expuso muy claramente lo que queríamos conseguir. Y una vez orientados hacia un horizonte y organizados con un método de trabajo, al que se añadió Mercedes espontáneamente como observadora de contenidos, empezamos a hablar y a compartir nuestras experiencias y conocimientos, nuestros recorridos profesionales, y la conexión con la reunión que estábamos teniendo. La riqueza de las exposiciones, cortas en todo caso, iniciadoras, fue inmensa. La calidad sobrevino desde el primer momento, en lo que se decía, en cómo se decía, en el respeto democrático al otro, en la positividad de las aportaciones, en la autocrítica de lo que habíamos hecho, en la búsqueda de síntesis entre los participantes, en la coordinación sutil y tremendamente eficaz del director, …. en fin, una delicia de reunión. He vivido muchas así, pero esta ha sido la última edición de cómo se trabaja en grupo. Esto se percibió desde el primer momento, es decir, el ambiente era el adecuado, y las intervenciones sumaban y sumaban nuevas aportaciones e informaciones y conocimientos, sin dejar atrás lo que habíamos avanzado. Quedó claro sobre todo, algo intangible, pero casi visible: la motivación de todos los que estábamos en esa reunión de once. Y también, todos teníamos mucha experiencia y conocimiento que aportar. Se vislumbraron proyectos, pero nunca dejamos de tener los pies en el suelo y no «volamos» en pos de idealizaciones o futuros alcanzables, sino de nuestro aquí y ahora, de lo que somos y de lo que eso significa para llegar a ser: de cómo desde un compartido y rico somos podemos llegar dónde nos atrevamos a llegar. Hubo un momento en que fue necesario hacer una síntesis de lo que se había sacado al grupo: y me tocaba a mí. Trataré este tema en otro sitio posteriormente, pero básicamente redescubrí/reinterprete lo que el grupo había puesto en común y seguimos trabajando, y mejorando lo aportado. Llevábamos casi dos horas -tiempo previsto de la reunión- y no teníamos la sensación de haber pasado ese tiempo. Entonces, muy oportunamente, el coordinador nos advirtió del tiempo y que era conveniente terminar lo más cerca del tiempo previsto. Hicimos dos rondas parciales, una de aprendizajes y otra de proyectos derivados. Nos marcamos unas tareas y terminamos unos minutos después de la hora convenida. Pero, y esto es importante, nadie se movió del sitio antes de terminar. Se notaba en nuestras caras que habíamos vivido una experiencia impresionante, maravillosa, y nadie quería «romper» la nube en la que estábamos desenvolviéndonos. Terminamos, hicimos unas despedidas muy propias de personas que se sienten bien y que en cierto modo ya quieren volver a encontrarse, y tres de nosotros nos quedamos a comer en la facultad, donde comentamos algunos otros detalles de la reunión. Cuando ya casi habíamos terminado de comer, llegó el único miembro que no había podido -tenía clases a la misma hora- venir a la reunión, preguntó con mucho interés que tal, como había ido, que había pasado. Resultaba difícil resumir algo tan intenso y emocionante como lo que nos había pasado, aún cuando habíamos terminado casi una hora antes. Fue difícil contarle, resumir lo que había pasado, y me parece que los tres fuimos conscientes de que no éramos muy capaces de sintetizar en pocas palabras lo que habíamos vivido. En fin, lo hicimos, pero no fue lo mejor de esa mañana.

Por la tarde, a las cinco tenía el segundo compromiso importante. Eran ya las cuatro y tenía una hora para re-preparar el re-inicio del programa PAAP 2020 para generar Innovación Social a partir de estudiantes de segundo a cuarto de grado. Este programa se va a hacer este año en nuestro Campus, donde ya llevamos cuatro ediciones; también en el campus Central a partir de la Facultad de Geografía e Historia, y probablemente en la Politécnica. Consiste en generar un espacio de intercomunicación que permita a los participantes pasar de las necesidades individuales-sociales a un proyecto de organización, sea cooperativa o red comunitaria u ONGD o empresa, con la idea de que en lugar de ser uno quién emprende, sean un grupo de tres o cuatro integrantes, que se apoyen conjuntamente y que sepan avanzar cooperando. Esta primera reunión fue extraordinaria, porque todos, casi diría cualquiera, en el ambiente adecuado de tipo metodológico, somos excelentes. Otra cosa es que nos metan en situaciones conflictivas o provocadoramente enfrentadas, lo cual evita el desarrollo de cada uno y del conjunto de los miembros. Los 12 más el coordinador, hicimos muy bien nuestro trabajo, y todos salieron con ganas de inmediatamente seguir. Esa es la percepción para 11 de los 12 (uno de ellos dijo que se encontraba muy cansado, y lo parecía). Trabajamos en grupos para definir necesidades. Llegamos a considerar hasta siete u ocho entre los tres grupos, pero las acabamos concretando en cuatro necesidades sociales, y tres grupos para abordarlas. Ahora se trata de buscar experiencias cercanas a las necesidades sociales que consideramos centrales y crear o recrear blogs donde vamos a ir incorporando nuestras aportaciones, que luego integraremos en un espacio virtual de intercambio que será un blog de blogs. En fin, empezamos a las cinco y siete minutos y terminamos a las siete y quince aproximadamente. Fue una reunión extraordinaria, y todos aprendimos o re-aprendimos mucho, nos organizamos y nos orientamos hacia lo que nos motiva e interesa. Ahora ya tenemos tres grupos que van a empezar a trabajar en cuatro áreas de proyecto que llamamos necesidades sociales. Tenemos que enriquecerlas primero con experiencias de otros, que nos permitan pensar que se pueden hacer muchas cosas diferentes y que enriquecerán nuestro proyecto (cada uno) y posteriormente en el análisis e interpretación inductiva, llegaremos a un proyecto de innovación para ser aplicado en el problema que hemos aislado. Hemos empezado bien.

He terminado muy cansado, pero muy contento, tanto por lo vivido como por lo que nos queda por vivir. Dos compromisos nuevos, dos reuniones excelentes, dos temas que van encauzados hacia la innovación, un placer compartido. Gracias a todos.

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3 comentarios en «Un día pleno»

  1. Fue una reunion del Seminario interno mágnifica. Un binomio de maestros llevando una reunion de forma magistral. Nos sirvio para conocernos pero sobre todo para ver nuestras inquietudes, nuestras necesidades.

    Fue una experiencia estupenda y se cero un clima de trabajo dificil de igualar. Muchas gracias por darnos esa oportunidad.

  2. Cuando he puesto el título al post dudé sí llamarlo rememorando la famosa y recomendable película con Marcelo y Sofía: una jornada particular. Al final me decidí por el más literal Un Día Pleno o un día completo.

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