Hoy “me reencontré” con un libro de ensayos de Einstein que ya había leído hace tiempo.

Y en su nueva lectura (la suerte es que el libro estaba muy poco subrayado), he encontrado varias frases joya del gran científico.

Por ejemplo, hablando de educación afirma:

“Las grandes personalidades no se forman con lo que se oye y se dice, sino con el trabajo y la actividad”.

La gran importancia del esfuerzo y del placer derivado de sus muchas derivadas. Y sigue o concluye:

“En consecuencia, el mejor método de educación ha sido siempre aquél en que se urge al discípulo a la realización de tareas concretas. Esto es aplicable tanto a las primeras tentativas de escribir del niño de primaria como a una tesis universitaria, o a la simple memorización de un poema, a escribir una composición, a interpretar o traducir un texto, a resolver un problema matemático o a la práctica de un deporte”

Por si alguien dudaba que se aprende haciendo ….. y en grupo (eso es mi añadido)

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Y añade con gran tino Einstein:

“La influencia educativa que puede ejercer sobre un alumno la ejecución de un trabajo, puede ser muy distinta, según nazca del miedo al castilo, la pasión egoísta o el deseo de placer o satisfacción”

Y aquí me enlazo mentalmente con Epicuro.

Y concluye:

“Para mí lo peor es que la escuela utiliza fundamentalmente el miedo, la fuerza y la autoridad artificial. Este tratamiento destruye los sentimientos sólidos, la seguridad y la confianza del alumno en sí mismo. Crea un ser sumiso …”

De un discurso de 1936 ….

Parece que no quisiéramos enterarnos de lo que ya sabemos, de lo que ya se sabía hace cien y posiblemente hace mil o cuatro mil años.

¿Estamos locos o no vemos la realidad o no queremos verla?

Tal vez la obcecación del poder y del “éxito” impidan ver lo que es evidente a los ojos de quién quiera observar con un mínimo de rigor.

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