Dice Ranciere de Jacotot que pensaba que «el problema consiste en revelar una inteligencia a sí misma». ¡Qué maravilla de frase! y ¡cuanto significa y promete!.

Encontrar rutas para que las inteligencias broten a partir de sí mismas, y los seres humanos que las tienen puedan aflorarlas en libertad y, podíamos decir, en igualdad y fraternidad, es una tarea preciosa para un profesor (¿tenemos que seguir llamándonos profesores o es más correcto facilitadores o metodólogos o parteras?). Acompañar el proceso de autoaprendizaje, de recuperación en cierta medida de la propia inteligencia de cada uno -y lo que tal vez sea más importante, de la inteligencia grupal y colectiva-, en gran medida oculta por los límites y las barreras impuestas por un sistema educativo alienante y frustrante (evidentemente desmotivador y castrador de nuestra libertad y de nuestra inteligencia ¿natural? y/o social.

Esta es la sensación que llevo tantos años sintiendo en los finales de cada curso-cuatrimestre: siento que muchas inteligencias han percibido su importancia, y sin prepotencia, se manifiestan en aportaciones ricas en matices, complejas, que los liberan de las cadenas, y como Prometeo nos salvan de los dioses, otorgándonos el fuego y permitiéndonos avanzar más y más en nuestras mentes, sobre todo, grupales, cooperativas y colectivas.

Porque en la enseñanza hay demasiados dioses, y demasiadas normas, y demasiadas burocracias, y demasiadas imposiciones, y demasiadas prepotencias, ….. que impiden a los chicos desarrollar sus capacidades naturales y/o sociales. Se nos/les educa como una disciplina -de hecho, a las materias de aprendizaje, a los contenidos, se les llama, por algo será, disciplinas-, como un sistema disciplinario, donde es más importante saber obedecer y estar quietecito en el sitio que te han asignado, que compartir, que participar, que pensar, que vivir. Y en caso contrario, si manifiestas cualquier discrepancia formal, enseguida piensan que tienes alguna enfermedad, como la que inventaron para los niños creativos, que el sistema ha marcado con señales de discriminación, «matando» lo mejor de su juventud y de la de aquellos otros muchos que no manifiestan rebeldía alguna al sistema.

«El principio de desigualdad, el viejo principio, embrutece -dice Jacotot- se haga lo que se haga; el principio de igualdad emancipa sin importar el procedimiento, el libro, el hecho al cual se aplique»

La desigualdad está presente en nuestro sistema educativo. Es un sistema discriminador y que busca la desigualdad, unos buenos, otros malos, y los discrimina desde que son niños. Además, los discrimina dentro de un sistema homogéneo que no permite convivir las experiencias de diversas edades, sino que los aglutina por edades, cuestión lamentable en el proceso de «revelar una inteligencia a sí misma». Sistema discriminatorio -a veces, se ponen notas con centésimas, uno un 4,58 y otro un 4,62 ¿me explicará alguien esa diferencia de cuatro centésimas? Imposible de explicar, no tiene explicación ninguna-, sistema desigual, sistema que busca la excelencia de algunos, unos pocos, y la exclusión de casi todos, que siempre van arrastrados en la ignominia de no llegar, de no ser, de no ser admitidos en el olimpo de la excelencia. Esto si que es enfermedad, una enfermedad social, estatal, pero también religiosa, porque de ahí ha derivado sus principios, de dominación, de expresión de explotados y explotadores, de discriminación, en definitiva. Justo lo contrario de aquello para lo que está preparada nuestra inteligencia, subordinación en lugar de libertad, desigualdad en lugar de igualdad, competencia furiosa en lugar de fraternidad y armonía.

¿Por qué digo todo esto? Es lo que brota de mi inteligencia cuando leo las aportaciones al blog de mis alumnos en esta última etapa del curso, ya terminado y cuando pueden mostrarse como inteligencias maduras, libres, iguales y en cierto modo, en comunión armoniosa y coherente con los otros, sabiendo que lo que dicen es también para los demás, pero es sobre todo, para que ellos mismos avancen en esa afloración de su inteligencia, y en lugar de loros repetidores sean seres humanos con todas sus capacidades naturales y sociales. Han aprendido mucho, y ahora lo muestran, lo presentan de forma sintética, con frases que uno no sabe si calificar de conocimiento, experiencia, sentimiento, literatura, cine o poesía. Esas son mis sensaciones.

Es difícil hacer comprender que lo que digo no es sólo un sentimiento, ni siquiera es partidista, sino que procede de una comprensión científica en profundidad, sin pararse en la superficie, sino sabiendo lo que se cuece en el fondo de cada uno o cada grupo. Os puedo dejar nuestro blog de blogs, su dirección, pero estoy seguro de que no podréis apreciar todo esto, nada más que superficialmente, porque en realidad hay que aprender en el proceso, vivirlo, y es evidente que un proceso tan lleno de conocimiento y sentimiento no puede dar lugar más que un resultado extraordinario, y eso es lo que se vive en estos últimos días, una gran satisfacción por haber podido participar en esta experiencia única, y que como dice alguno, se recordará siempre, por ellos y por mi.

La dirección del blog de blogs es: http://estructuraysistema201314.blogspot.com/

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