Ya es tiempo de lanzarse a cambiarnos y facilitar la transformación de los espacios de aprendizaje: acción e investigacion y busqueda, grupo de trabajo y participación, libertad y autonomía, ….
Si, lo necesitamos para hoy, para mañana y para pasado-mañana.
Ayer ví un poco las presentaciones para candidatura olímpica de Madrid, y sinceramente, daban la sensación de un país viejo, cansado, a la defensiva, sin recursos, sin energía. No me extraña que los eliminaran a la primera de cambio. No había ilusión, porque no se habían hecho las cosas bien. Esta claro. Se pedía que se los dieran a Madrid para resolver nuestros problemas. Otra vez buscando que los otros nos saquen de nuestro desastre social, político y económico. Todo resultaba pobre, hasta la presentación en video, que por cierto se cortó ….. no tenía energía, ni tampoco convinción, y pienso, hago la hipótesis, que no la tenía, porque era vieja, era trasnochada, como si se hablase de otro mundo que no es ya el de otros.
Nuestra vejez se puede resolver con conocimiento, con intercambio, con participación, con aportaciones, con ganas, con energía, y el fundamento último de todo eso es un buen espacio de aprendizaje. Espacios que faciliten lo mucho que uno aprende cuando se enrolla con aprender y con aplicar lo aprendido, y con difundir lo que sabe y compartirlo. Espacios que hagan posible una sociedad más al día, menos vieja, menos añorante, menos nostálgica, menos histórica, y más de hoy.
La interrelación con nosotros y con otros, la apertura, la autonomía, la libertad, el impulso para que te guste aprender, porque aprendiendo se pasa bien, que valores el aprendizaje tuyo y de los otros, que no estés estancado y pensando que lo tuyo es lo mejor, sino pensando que es bueno, pero que otros tienen también cosas buenas, muchas más que nosotros por supuesto, porque son muchos más, y que siempre tenemos que aprender a partir de nosotros mismos y acompañados de los otros, abriéndonos al mundo y no teniendo que conocerlo porque tengamos que largarnos de emigración o de turismo, sino porque estamos en el mundo, estamos enlazados y participamos de lo que los otros hacen, lo compartimos, nos sentimos bien viendo lo que se hace y lo que se puede hacer, y lo intentamos, no para seguir siendo un país encerrado en sí mismo y mirándose el ombligo, sino un país abierto al mundo y al conocimiento y a la vida.
La realidad evidente es que sin educación, sin investigación-innovación y sin salud, no hay posible futuro en cualquier sociedad, sólo queda la subordinación y la dependencia a corto, medio y largo plazo.
Por eso es tan importante apoyarnos en lo que es futuro y no lo que sólo es un presente sin presente, un presente vacio del sentido de vivir, que es hacerlo lo mejor posible y en condiciones de máxima felicidad relativa -¿placer epicúreo?- y sintiendo que vale la pena seguir.
Para ello hay que enamorarse de aprender, de mejorar, de innovar, de transformarse al tiempo que el mundo se transforma -o si es posible, a un pequeño mayor ritmo que el mundo, para verlo venir y no andar, como hacemos demasiado en nuestro país, arrastras de los demás y de las circunstancias-.
Hasta que la sociedad en su conjunto revalorice la importancia de aprender, la importancia de investigar y de innovar y la importancia de cuidarse y sentirse bien consigo mismo, la sociedad sólo será una continua depresión social que no va más que al abismo de la insatisfacción y del desinterés por todo, lo cual casi siempre conduce a lo que ocurre con los equipos o grupos cuando hay desesperación, se recurre a que todos quieren resolver el problema por su cuenta, y al final, todo es nada, porque se necesitan muchos esfuerzos para conseguir casi nada, porque la suma de acciones individuales nunca conduce a una eficacia ni de procesos ni de resultados.
Lo dicho: los que entre lo poco que sabemos es que lo esencial es aprender, investigar y cuidarse, y no sabemos mucho más, tenemos que convencer con nuestro ejemplo de la importancia de conducirse hacia metas tan elementales y a largo plazo como son esas. No podemos ser desde ahora los mejores en nuestros planes educativos, tampoco buenos en nuestros planes de investigación, tampoco en nuestros planos de salud, pero si podemos ser conscientes de que sin aprendizaje, investigación y salud no hay futuro, y eso es lo importante, y si no nos esforzamos en esos puntos, no hay futuro, sólo subordinación, dependencia y alienación social.
Habría que escribir mucho más sobre todo esto, pero tal vez lo que hay que hacer es poner en marcha lo que pensamos ….. ayudar a que nuestros alumnos aprendan, a que se emocionen con la investigación de la realidad y a que aporten sus ideas innovadoras, y que no fumen tanto, ni se droguen, ni cosas parecidas que sólo incideen en una peor salud y una falta de cuidado consigo mismos. Claro, la sociedad tiene que dar ejemplo, porque sino nuestra juventud estará peor de lo que pudiera. Los profesores tienen que mostrar confianza en ellos, porque son el futuro, y son mucho más extraordinarios de lo que ellos creen y desde luego la mayoría de los profesores; los profesores han de introducir a sus alumnos en la búsqueda, en la investigación, en el aprendizaje permanente, en el amor a aprender; y también han de dar ejemplo de salud, de saber cuidarse, de saber estar y relacionarse con los demás -no se comprende que un médico fume cuando sabe que es claramente perjudicial: no tenemos que obligarlo a que no fume, sino que ha de darse cuenta de que es un malísimo ejemplo para los demás- ….. y así sucesivamente ….. me he enrollado demasiado. Tal vez es mi emoción, son los años, que ya son muchos, o es la consecuencia de verlo bastante claro, y tener la sensación de que aún «viéndolo casi todos tan claro como yo, o aún más», hacemos muy poco por mejorar esta sociedad competitiva y destructiva en la que nos acomodamos.