Leer algo o repetir una lección de ya hace años; hablar desde detrás de la mesa; leer intentando que no se note, pero se nota; replicar cualquier interrogación con una crítica; quejarse de que los alumnos no están preparados; creer que el fin del mundo está en unos apuntes de pena o lo que somos capaces de decir en las clases; hablar de lo que no se ha vivido ni experimentado; tener ideas pero no saber ponerlas en práctica, ni parecer que puedan ponerse nunca en práctica; no tener paciencia porque nadie la tuvo con nosotros; pensar que un manual es lo máximo que se puede aprender; trasladar conocimientos demasiado antiguos, amparándonos en que nadie nos oye; etc. etc. son cosas que mis alumnos cuentan en sus análisis de lo que pasa en las aulas …. cuando yo les pregunto qué es lo que ven de negativo en lo que han vivido …. en las aulas ….. No es sorprendente, porque nosotros también lo vivimos, más o menos, y lo peor es que parece que nos conformamos con repetir malamente lo que nos hicieron.
Sin duda, hacer cosas diferentes, poner al aprendiente como protagonista, trabajar más para hacerlo mejor y perfeccionarnos, escuchar, aprender a escuchar …. más que a hablar, buscar el aprendizaje o los espacios de aprendizaje para que todos aprendamos, y todos lo pasemos mucho mejor, buscar la diversidad y la complejidad, en vez de conformarnos con simplificaciones tipo apuntes, o tipo manual o sólo «mi asignatura» que es la más importante ….. todo eso es realmente difícil y además, tampoco es demasiado gratificante, porque los compañeros muchas veces aún sin conocerlo de verdad, te critican o te apartan, por apestado por cosas que no quieren entender, y no entienden, y son relativamente pocos los alumnos que son capaces de manifestar o hasta de darse cuenta de lo que han vivido y cómo lo han hecho, porque es más que probable que un profesor que quiere que sus alumnos aprendan, pueda hasta ser malinterpretado porque rompe con al acuerdo implícito profesor-alumno, por el que el profesor no es juzgado y el alumno aprueba con poco esfuerzo. Cuando yo trabajo con mis alumnos, ellos al principio en buena medida se rebelan contra lo que rompe con su tendencia a hacer lo mínimo, a pasar desapercibidos, a aprobar estudiando a final de curso, ….. si quieren aprender, tienen que trabajar, y el esfuerzo es lo más importante, y eso no siempre se ve bien ….
Por desgracia, nuestra cultura no es de esfuerzo …. el trabajo se valora poco, no ocurre como en otras culturas como la germánica, la nórdica o la anglosajona ….. parece que el trabajo es algo malo, algo que no nos lleva a ningún sitio …. y hay que luchar también contra eso …. pero aún así se puede sobrevivir, aunque con mucho esfuerzo, con mucha vocación y con mucha humildad, con la que se necesita para seguir intentándolo, aún cuando es probable que no sepamos del todo si estamos haciendo cosas positivas o no …….