Prácticas wait & see

El sistema educativo español reproduce personas pasivas o más pasivas de lo que sería conveniente, para ellas mismas.

La pasividad, la espera, esperar para ver, dicen los británicos, genera unas formas de comportamiento peculiares, que derivan finalmente en «esperar que a uno le llamen» o que «ya vendrán otros tiempos mejores» o «aquí me las den todas» o «total, no voy a conseguir nada» o «cuando lo intento es peor» o «esta sociedad es injusta, no me trata de acuerdo con lo que soy» o …. etc. La pasividad, cuando siempre se puede hacer algo, es un comportamiento que yo identifico en mi mismo en algunas ocasiones. ¿A quién no le ocurra, que levante la mano?. Uno tiene la intención oculta de desaparecer o también puede ser la de ser un incomprendido u otras actitudes. En definitiva y en mis términos, acentuamos la neurosis, basada en el gap entre lo que es y lo que nos ocurre, y normalmente deriva en críticas, concretas o indiscriminadas, sobre el otro o los otros, todos aquellos directa o indirectamente que son agentes y explican porque yo estoy a la espera y nadie dice nada.

La pasividad, además, no es buena para la salud, porque en sí misma es enfermiza, y es probable que una persona en fases de pasividad acabe poniéndose enferma de algo, teniendo en cuenta que la mayoría de nuestras enfermedades son psicosomáticas. Además, ponerse enfermo en estas situaciones de pasividad puede contribuir a que los más cercanos se compadezcan de nosotros y eso nos lleve a justificar más intensamente la pasividad. De ahí, a un agujero negro o círculo vicioso no va nada.

La pasividad es perniciosa para quién la práctica y también para la sociedad. La sociedad necesita de nuestra actividad, de nuestro interés, de nuestro avance, de nuestras críticas, de nuestros proyectos, y nosotros también. Pero y … ahí está la cuestión: depende -como decimos los gallegos-, depende de nuestro proceso educativo. Y el nuestro, en general, tanto en la familia como en la escuela, como en la calle -aquí un poco menos, porque tenemos que defendernos y jugar y la actividad contrarresta el calor de la familia y la subordinación de la escuela-, se fomenta básicamente «esperar y ver», esperar a ver que ocurre, no equivocarse -que en nuestra cultura casi es pecado, cuando es la gran fuente de aprendizaje-, pasar desapercibido -esto nos viene de esta rama regresiva de la iglesia católica que es la española-, no llamar la atención, no presentarse nunca voluntario, no levantar la mano cuando alguien pregunta si se sabe algo, temer participar porque uno va a ser criticado o envidiado, ….. todo eso lleva a que un porcentaje alto de adultos y de jóvenes en nuestra sociedad se muestren pasivos, no enfrenten sus problemas y vayan escapando de ellos y huyendo hacia adelante, porque «el tiempo nos resolverá». Y por desgracia para tanta gente, el tiempo no resuelve nada, sólo nos hace más viejos.

La pasividad es un gran problema de este país, es parte de nuestra cultura. La pasividad conlleva una cierta vagancia, característica cultural que proclamaba Lucas Mallada, como uno de los males de la patria. Esperar que a uno lo vengan a buscar …. (tal vez esto tiene relación con un orgullo de cultura de hidalgo, «que te vengan a buscar porque no saben lo que vales», ese personaje que casi no comía y sin embargo, salía a la calle con un palillo hurgando en sus dientes) ….. Con la pasividad no vamos a ninguna parte, sólo a criticar en el bar o en los pasillos o en la calle y nunca a enfrentar los problemas que tenemos delante.

La pasividad se expresa en todos los órdenes sociales. Demasiadas empresas piden subvenciones o reducciones de impuestos para seguir manteniendo empleo y actividad. Demasiados políticos viven «la sopa boba», sin hacer nada más que levantar la mano de vez en cuando en el parlamento o en ese lugar inútil y lamentable que es el senado y que pagamos todos; demasiados españoles esperan que les vengan a buscar para trabajar; en fin, para que seguir.

La pasividad es una práctica ruin y perversa. No nos ayuda en nada, sólo que nos permite seguir pensando que somos reyes cuando no somos nada.

Por eso, es preciso ponerse en marcha, cambiar esta mentalidad católico-apostólico-romana, esta mentalidad regresiva, estas sobreprotecciones familiares y sociales, este sistema educativo básicamente subordinador y dependizador -desde luego, poco tiene que ver con la libertad y el desarrollo del yo- que aplana nuestros comportamientos, esta sociedad que sigue pensando que si se hace algo fuera de lo común, es extravagante o hay que cuidarse para que no se note y los demás no sientan envidias, esta sociedad que no da pasos al frente para presentarse voluntarios ……

La única terapia es comprobar lo maravilloso que es practicar la actividad, eso que se llama pro-actividad. Nos libera de enfermedades, nos libera de complejos, nos libera de timideces, nos libera de estar mirando al otro y criticarlo, nos libera de tantas cosas …. hacer cosas, montar proyectos y ponerlos en marcha, es una gran cosa, también como terapia: una de las mejores terapias.

Si el sistema educativo se basase en la aplicación en lugar de en la teorización y el aprendizaje memorístico, sería otro el discurso social y cultural. Si el sistema educativo se enfocase a que todo lo que se enseña tiene que tener una aplicabilidad, una práctica, y es en si mismo una oportunidad, las cosas serían diferentes. Me preocupa que, a pesar de Bolonia -en general-, sigamos con un sistema educativo demasiado teórico, demasiado ideológico, demasiado fuera de la realidad, hasta demasiado crítico -aún antes de saber: en mi facultad es común que a un chico se le pida que haga un juicio crítico de un texto, más que que lo comprenda y luego vea otros similares, lo compare, y después, analice el tema y hasta llegue a alguna forma de superarlo o mejorarlo-, y sobre todo, sin libertad alguna, condicionados los cursos por programas que no deciden ni participan en su decisión los estudiantes que son los que luego los sufren, sin libertad de acción en el aula o fuera de ella, sin la posibilidad real de aprender lo que se necesite y no lo que te digan, que la mayoría de las veces tiene poco que ver con lo que se necesita.

Si, hay mucho que hacer en la sociedad para cambiar las cosas, y también en el sistema educativo español -también en otros, pero no vivo en otro país, sino en este, no me sirve que en otros sitios estén mal o hasta peor, sino que aquí estamos mal, eso si sirve como diagnóstico y no confundir a los demás diciendo que en todos los sitios se cuecen habas-. Es un buen momento, porque al fin tenemos que enfrentarnos con la realidad y la realidad es que el río de la vida no va a seguir esperando por nosotros, ahora es más torrencial, ha adquirido un ritmo que nosotros sólo tenemos en muy pequeña parte, y sin ritmo, no se pueden abordar los muchos problemas que tenemos y las muchas posibilidades que se abren a cada momento.

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10 comentarios en «Prácticas wait & see»

  1. Gótico y displicente, discriminatorio, no escucha, sólo va a lo suyo, a lo de los suyos, se cree más listo de lo que es, realmente feo y de conducta poco social, mirando por encima del hombro (tampoco es tan alto, ni mucho menos), …. ¿no os suena todo esto? Pensaba en Wert …. ese individuo con apellido alemán -¿será amigo de Merkel?-, aunque en realidad empieza por vert y acaba en -edero.

  2. Antigua señorona, nada actual, pelo desfasado, cara de despistada, ultra-pasiva, confiando en la virgen de Rocío, para resolver los problemas de todos, de misa de doce, …. ¿en quién pensaría? En Fátima, la de «desempleo».

  3. Vestido a la antigua, con traje y corbata, pero de Milano, aunque hayan costado el doble, pinta de banquero de otra época, pelo casposo, aunque lo lleve limpio, palabras inconexas, sin saber de la mayoría de las cosas de las que habla, diciendo muchos lugares comunes, sin ninguna gracia ni normal ni especial, …. ¿pensaba en …? El «amigo» de economía.

  4. Más antiguo todavía en el ser y en el vestir, con el reviramiento del pelo, ese de derechas, sabiendo más bien poco, pero poco-poco, feo a más no poder, con una voz horrible, de esas que penetran en el cerebro y tal vez se cargue neuronas, creyendo en Dios y en sí mismo, parecido al de Bankia, muy parecido, …. no tiene el don de la palabra, precisamente, un tipo pasivo, sin gracia alguna ….. La solución es …. el Montoro.

  5. Todos tipos de «a la chita callando», porque si hablaran sería para decir chorradas. Mejor casi que no hablen, lo malo es que lo expresan en decretos-ley de esos que su mayoria parlamentaria ratifica sin mirar. El peligro de los pasivos, el peligro de los que no saben, el peligro de los que creen y se creen imbuidos de un poder casi celestial, el peligro de los antiguos -¿como se atreverán a ir con esa pinta a Europa, ni los de su curia visten tan mal?-, el peligro de los que creen y no saben, el peligro de los pasivos, de los supuestamente tímidos, pero que actúan por atrás, cuando más te descuidas, más te la clavan, a traición; esos para los que no existe la democracia, ni ninguna de sus manifestaciones. ¿Manifestaciones? No, gracias, todos son anarquistas, antisistema, terroristas ….. pero por qué no quieren darse cuenta de que es todo el pueblo de verdad, y no el voto anónimo fomentado por la ignorancia y la indiferencia, el miedo y la búsqueda ansiosa de algo que precisamente ellos no nos van a dar, pero los han votado.

  6. Totalmente de acuerdo con lo publicado, hasta el final.

    Hay una frase de Benjamin Franklin que me encantó y la tenemos muy presente en nuestra empresa y seguro que usted también la conoce dice:

    «Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo».

    También me gustaría añadir, que además de participar en un gran proyecto educativo como es » educa en digital» , estoy estudiando el Grado de CC Transporte y la Logística que se desarrolla en el marco Bolonia, y veo un avance en comparación a los años que realmente me correspondía estudiar una carrera. Pero el problema principal, sigue siendo el de siempre, un profesor que «no siente» lo que enseña, comparte, muestra , explica o analiza es imposible que llegue al alumno, un profesor que no le apasiona, que no ama su asignatura es difícil que pueda transmitir…al igual que se le exige al alumno, es necesario la implicación del docente, para mí personalmente imprescindible, los resultados no tiene color en comparación.

    Ha sido un placer leer su post, y tal vez sean las venas gallegas, pero totalmente de acuerdo de principio a fin…una gran publicación.

  7. Apreciado Roberto;
    Estoy totalmente de acuerdo con tus comentarios y apreciaciones, pero como bien sabes por la propia Facultad de CCPP y Sociología, la Universidad Española reproduce el sistema de reflejo de los autores siempre que se publique lo que dijeron de forma repetitiva, sin que ello tenga aplicación alguna. De tal manera que muchos titulados universitarios están viviendo en las calles de Madrid, según la prensa, como Homeless. Claro, pero los millones gastados en los últimos 30 años proveniente de Europa para la formación y el empleo, que algunos aun continúan recibiendo y aprovechando, ¿donde están? y ¿para que sirvieron? ¿que se hizo con ellos? ¿quien evaluó y evalúa los resultados?
    En definitiva ¿quien decidió y decide que asignaturas figuran en los planes de estudio? y lo que aun es peor ¿que asignaturas no estarán en los planes de estudio?
    ¿Los resultados? Evidentes.
    Tal vez la crisis, aunque con mucho dolor para los mas débiles, ponga un poco mas a cada uno en su lugar, de los que los tiempos de abundancia lo hicieron
    Un abrazo

  8. Curiosa descripción de nuestros gobernantes, no Tolkien ha descrito Mordor con tanto detalle.

    Estando de acuerdo en la actividad/proactividad, he encontrado en el tiempo que desempeñé labores de recursos humanos para una gran empresa, que no es tan fácil, ser activo y proactivo, que la competencia es implícita, y que hay, por arriba y por abajo de uno mismo, sujetos que boicotearán todos los intentos de «poner en marcha», desde los subliminales «se estudiará»; «ahora no es el momento»; ya se hizo algo parecido; para qué cambiarlo si va bien..» hasta los explícitos», «aquí mando yo; «ud. no es personal de mi confianza, «ya llegó el universitario..»
    Ser activo e innovar no depende sólo de uno mismo, en ocasiones no es sólo la batalla interior por mejorar y no acomodarse, sino la encarnizada lucha contra un ambiente hostil que paga la creatividad con frustración.

  9. Mantener el nivel de proactividad y de competitividad que obliga una organización o el sistema capitalista es realmente tan tenso que acaba convirtiéndose en una enfermedad real en los que participan. Pero entre la pasividad y la actividad hay muchos grados, ¿no crees? Un poco más de tensión no nos vendría mal.

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