Mañana es sábado, y como nos acercamos a la luna llena, que creo es el domingo o bien el lunes, está claro que el tiempo se hará mucho más revuelto, al menos en mi perspectiva y estando todavía en invierno.

Esto hasta es una previsión muy atrevida, ¿a que si? El mañana está en el hoy, el futuro está en germen en el presente, en el hoy, si queremos más ampliamente, en el aquí y ahora. Por eso es tan importante centrarnos en lo que es más difícil de conocer, el presente, el hoy.

Saber del ayer es relativamente fácil, se consulta unas cuantas cosas, luego se pasa por el triturador ideológico individual y al final ya tenemos una explicación, y si no la tenemos, pues la creamos de manera espontánea, ahora que estamos en una tertulia con amigos. El pasado es plenamente manipulable por nuestras voluntades. El presente nos parece, sin embargo, invisible. Lo estamos viendo, pero muchas veces ni queremos verlo, tal vez, seguro, por su complejidad. No nos permite ser tan prepotentes como hablar del pasado, nuestra interpretación del pasado, siempre se filtra por una actitud ciertamente prepotente. Puede ser decir que los tiempos pasados eran mejores o que eran peores, pero lo miramos como si lo conociéramos …. cuestión discutible, porque aunque lo hayamos vivido, sólo hemos vivido una mínimas gotas de ese pasado. El resto es información de otros, noticias, y sobre todo, mucha ideología de corte subjetivo. Pero el presente es complejo, es un caos, a no ser que sepamos refugiarnos en nuestro mínimo presente, nuestro presente comprimido, y aún a veces así, seguimos sin saber ni lo que nos ocurre en un espacio-tiempo tan limitado.

El presente nos aplana. Menos mal que estamos haciendo cosas, y al hacerlas notamos un contrapeso derivado de la emoción de abordarlas y hasta terminarlas, si no fuera por eso, el presente nos agotaría … mejor dicho, nos agota. Pero nosotros ni lo abarcamos ni lo agotamos, sólo vemos mínimas referencias. Una forma de vivir el presente es a través de las noticias, tal vez una de las peores formas posibles de saber dónde estamos, pero que como forma simplificada y exagerada utilizamos para complacernos y de esa forma, «saber» (sic) lo que ocurre. Las noticias no son el presente, las noticias no son más que aquello que ha resultado primera página en el presente, pero hay muchísimas más cosas, cosas que un periodista nunca detallaría como noticia, ni tampoco nosotros si tuviéramos que hacerlo. Las noticias son una mala forma de conocer el presente.

Un compañero mío siempre iba con cinco o seis periódicos debajo del brazo, y por lo que decía y sé, se los leía, es decir, se las sabía todas; en el fondo, era un gran cotilla, y al día. Sin embargo, era un hombre superficial, que sólo hablaba de lo inmediato a través de lo noticiable … tenía que haberse dedicado a la prensa, y nunca le ví nada escrito. No, sencillamente pensaba que la realidad eran los periodicos. Y no es así. La realidad del presente es evidentemente inabarcable y en esa medida, nos humaniza, porque no nos permite elevarnos demasiado en nuestras pequeñas pirámides de conocimiento. Nos damos cuenta de lo pequeños que somos, cuando queremos ofrecer una explicación de lo que pasa, y casi siempre hacemos muchas simplificaciones. Es cierto que de vez en cuando, surge alguna síntesis especialmente atractiva e interesante, pero no siempre se acerca a la complejidad de lo que es, sino que sirve para parecernos que sabemos lo que no sabemos.

Y adónde voy por aquí, si hoy tenía que hablar del mañana. Pues fácil. Al principio dije que el futuro está en germen en el presente. Es decir, para anticipar el futuro no sólo tenemos que conocer el presente, sino saber cuales son los gérmenes que mejor representarán el futuro. Tarea casi imposible. Por eso ponía el ejemplo del tiempo. Podemos decir algo sobre él, y los meteológos lo hacen muy bien, para dos, tres o cuatro días, pero cuando hacemos previsiones a un mes, lo probable es que todo se venga abajo y no se acierte. Lo mismo nos pasa con la vida, podemos planificarla, podemos intentar ejecutar un plan detallado que hemos confeccionado con mucho arte durante un tiempo y nos hemos jurado que haríamos lo que hemos planificado, pero en cuanto nos ponemos en marcha, empieza a surgir la complejidad en nuestro entorno, cambian las cosas, se van por un lado, por otro, y al final, tenemos que dejarnos llevar por la marea de la vida, y todos nuestros propósitos de cambiarla, se ven frustrados.

En definitiva, y como decía la canción, «el futuro es muy oscuro, el futuro es muy oscuro ….» Por eso, nos gusta tanto la ciencia ficción y sus derivados, porque es oscuro para nosotros, porque podemos determinar y prever bien poco de lo que será.

«¿Qué será, será?» decía otra canción. El mañana está en el presente, la frase es buena, pero ¿quién encuentra la aguja del futuro en el pajar del presente?

En mi experiencia y con los años, cada día estoy más en el presente y me atrevo menos cuando me preguntan sobre lo que va a pasar. Pero alguna vez me aventuro y dejo volar mi imaginación para forjar un espacio ideológico en el que me sentiré más a gusto, o que nos prevendrá de los males esperables.

El lunes tuve una conversación con unos colegas de la que después me asusté. Salió mi faceta previsora, futurista, y la verdad es que había mucho peligro estructural, según mi versión. Pienso de esa manera, pero tal vez sólo sea que soy más paranoico de lo normal, estoy por encima del límite medio, y veo que las cosas tienden a ir peor. Mis colegas, en una cena estupenda, al final querían dormir, porque tampoco podían soportar la previsión catastrófica que les anticipaba. Me arrepentí en parte de mi discurso, después según volvía a casa, pero al tiempo, y repensándolo no encontraba otras salidas menos catastróficas y yo mismo quedé enganchado durante un día en un pesimismo que diríamos estructural. Bueno, en general me dicen pesimista, aunque yo pienso que soy realista. En este caso, fue un poco pesimista. Lo reconozco.

El futuro en verdad es incertidumbre y por eso nos refugiamos en iglesias, en reencarnaciones, en cielos, en ciencias ficción, y en otros muchos entretenimientos que nos evita la realidad de ser finitos, tener pocos años disponibles de los que aprovechamos todavía menos, y saber tan poco, aunque lo intentemos, pero es tan complejo todo …. tan complejo …. que seguiremos sintiéndonos bien haciendo una interpretación de los pasados para evitar enfrentarnos a lo importante de nuestra vida, el presente y el inmediato futuro. Salvo excepciones.

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