“Primero, se detiene en la idea de “Espacio de aprendizaje, de interacción o interrelación, de innovación” y lo califica muy oportunamente como: “en el sentido de ambiente, lugar, dinámica, horizontalidad”, recogiendo muchas de sus acepciones …. y sobre todo, un lugar donde es posible, viable y deseable el intercambio, la interrelación, la interacción, la interdependencia ……
Vengo utilizando esta expresión desde hace muchos años, sobre todo aplicada a “espacios de innovación”. Para mí la innovación es una función -ya sabéis que a los economistas nos gustan mucho las funciones- de la “calidad de la intercomunicación”, es decir, de la densidad y calidad de las relaciones entre los actuantes, y entre ellos y sus “familias” sociales o políticas. Por eso le doy tanta importancia a la comunicación, entendiendo por tal no información, sino intercomunicación, interrelación ….. y en forma más restrictiva y metodológica: grupo.
El grupo de trabajo se convierte en el agente del desarrollo de la calidad de la intercomunicación, de la red de redes o de relaciones, y la densidad y calidad de estas …. son el fundamento de los espacios de innovación ….
Un espacio de aprendizaje lo concibo como un espacio de innovación, como un espacio total e interdependiente, un sistema de transformaciones y con cierto grado de autorregulación, que tiende a ser mayor según se acerca a la madurez”
Es espacio de aprendizaje tiene que ser dinámico y continuamente estar en una tarea, en una tarea relacionada con una necesidad social, algo realmente sentido, algo que valga la pena, no cualquier cosa, sino algo que tenga mucho valor y motivación para los participantes.
Escribe Leonor Zorzoya:
«Qué va, estoy encantada de compartir mi experiencia en el congreso espiral de innovación docente.
Lo que más me sorprendió era ver cómo se podía organizar un congreso en un formato tan acertado, tan sencillo y tan efectivo, completamente diferente a los que estaba acostumbrada.
Me sorprendió gratamente que no hubiera ni ponentes ni comunicantes al uso como frecuentemente como se estila en los demás congresos. El hecho de que cada uno hablase desde su asiento y de que nadie se subiese al estrado para impartir la lección magistral, allanaba los caminos de la comunicación y permitía expresarse con mayor sencillez. Por tanto, los mensajes se recibían directamente y sin ruido, con el constante diálogo de todos los oyentes.
Me encantó que todos tuviéramos la posibilidad de compartir nuestras experiencias, y, sobre todo, que los alumnos pudieran explicar que menos les gustaba de la docencia que recibían, al igual que pudiesen decir lo que más les gustaba. Esto nos orienta, es el mejor modo de saber por dónde hay que encaminar la docencia.
También me sorprendió la forma de participar en grupos elegidos vuluntariamente por nosotros, así como que hubiese un representante para explicar de qué habíamos debatido. Todos los diálogos irán encaminados a mejorar la docencia. Y desde luego yo aprendí muchas técnicas que me ayudaron a mejorar mi formación docente. Muchas gracias de nuevo, porque por fin vi la gran utilidad a los congresos sobre docencia, porque antes no había logrado nunca sacarles tanto provecho.
Es el congreso que más he recomendado con diferencia, tengo muchas ganas de que llegue el siguiente para poder seguir aprendiendo. Si tuviera que puntuarlo, le pondría un a matrícula de honor. Es que me ha abierto las puertas a la comprensión de otras formas de organización mucho más enriquecedoras y provechosas.
Cuando la gente me pregunta que porqué quedé tan sorprendida, digo: «vente tú y lo compruebas al año que viene». Ya tengo a varios pendientes»
Estos son los formatos de nuestros espacios de aprendizaje: abiertos, horizontales, de intercambio, sin líderes ni ponentes que ocupen media hora o una hora hablando, sino todo fluidez e intercambio.