¿Cómo es posible que en la televisión ni siquiera anticipen que se va a poner publicidad? ¿Qué puedan cortar una película en el momento más interesante y final para poner de seis a diez minutos de anuncios? ¿Es que no hay ningún organismo ni ninguna ley que regule todo esto de la publicidad? ¿Estamos en un país de la selva? ¿Estamos locos?
Inmoralidad pública. Lo público se privatiza y lo privado hace lo que quiere. No puede ser. No es posible, no ocurre en ningún sitio que se considere mínimamente civilizado. Esta claro. No lo somos.
Aunque todo se comprende cuando vemos a nuestros políticos, a los partidos que los promocionan, a los debates públicos, a los debates en las radios o en la tele, nadie respeta a nadie, ¿tal vez porque nadie es respetable?, todos siguen su mensaje, pero sin asociar ideas. Nadie colabora, todos mirándose el ombligo. Estamos locos. Por favor, por favor.
Y yo que digo por favor, si es una palabra en desuso, igual que lo siento o usted primero o muchas otras frases. ¿Dónde está la mínima educación? Claro, hasta quitan la «Educación para la Ciudadanía», como vamos a estar educados. Residuos …. y palabras mal sonantes.
¿Cuando va a cuidarse a los clientes? ¿Cuándo a los ciudadanos? ¿Cuándo a todos, a los otros? También a los que han venido de fuera a arreglarnos muchas cosas y han ayudado a algunos «naturales» a hacerse con grandes fortunas que ahora viven en paraísos fiscales. ¿Cuándo vamos a respetar al diferente? ¿Cuándo a todos nosotros? ¿Cuándo nos vamos a respetar a nosotros mismos?
Poca esperanza tengo, pero al menos espero que el organismo que corresponda de control de la publicidad, establezca unas normas que realmente se cumplan, porque si las normas son las prácticas de las televisiones, está claro que no son normas ni son nada: sólo falta de respeto a todos nosotros.
Y no es un problema de leyes, que leyes hay demasiadas, sino de cumplirlas … si fueran menos, tal vez se cumpliría alguna. Este es un país sin ley, como el Oeste americano de las películas de Hollywood.
Muchas leyes y muchos organismos son igual a ninguna ley y ningún control.El que hace la ley, hace la trampa, o «haga usted leyes, que yo haré los reglamentos» o aún más: «haga leyes para reírnos de ellas». No me extraña que no nos guste todo esto.