Ensayo sobre el curso
Reformulación de métodos de enseñanza: reconfigurando los no lugares académicos.
El método de enseñanza impartido por el profesor Carballo es del todo novedoso. En contra de la imposición socrática, escénica, de un todopoderoso interlocutor al que cuestionarle se presenta como una herejía al método científico occidental, ha muerto y eso debemos asumirlo.
La idea de ese conocimiento impuesto, con todas las deficiencias expositivas históricas, políticas y sociales. Tanta labor de revisión ha debido hacerse para tanta construcción artificial de los hechos. La única forma de despertar del colonialismo del conocimiento moderno es empezar por modificar la lógica de intercambio del mismo. NO porque la realidad lo haya ya hecho, a través de Internet y los nuevos medios de difusión globalizadora, lo que objetivamente impone la muerte de una forma de transmisión social, sino porque la ética en la oferta del conocimiento, la idea de que sinergias internas eludan las barreras impositivas de la “libertad de enseñanza”, liberar realmente la enseñanza.
Es una labor terriblemente ardua que siempre seguirá imperfecta, como toda oposición que se precie al armazón social del poder, pero que está destinada a empoderar a los alumnos de la verdadera voluntad de implicarse. De intercambiar, escuchar, aprender y rectificar sus modelos mentales. Debería presentarse como una actualización de la Isegoría, virtud cívica ateniense que no sólo significaba libertad de hablar y expresar la propia opinión, sino que llevaba implícita la noción de escuchar.
En una sociedad de monologuistas donde el emisor aturde al receptor con infinitud de estructuras mentales preconcebidas, y el receptor se dedica únicamente a pensar en la respuesta-en forma de oposición, confrontación- a lo que va a escuchar, los escenarios de comunicación se tornan inexistentes. Marc Augé creo el concepto antropológico de no lugar, una proposición para describir a todos aquellos intersticios dentro del mapa capitalista donde la interacción es inexistente, los lazos socializadores ausentes en espacios para la mera funcionalidad social. Aeropuertos, estaciones de metro, supermercados…Todos lugares despersonalizados, y de interacción restringida.
Pues bien, en los últimos años ése no lugar también ha sido académico. El no lugar del conocimiento, donde la irradiación de la arqueología del saber inunda las expectativas de la persona, donde no hay espacio a la interacción y construcción colectiva de conciencias.
La idea de desafiar ése método, también a expensas de que los resultados vayan a ser siempre perfectibles, es un paso importante para deconstruir y reformular la lógica de interacción social en el conocimiento. La construcción común de nuevas barreras que no limiten la realización personal independientemente de la información que se tenga que manejar. Rellenar esos intersticios estructurales contemporáneos formativos que dejaron hace tiempo de tender hacia la libertad para ser sujetos de planeación inferida.
En la medida en que los tiempos entre intercambios y contenidos fueron resultado de una sinergia diferente, renovadora de la implicación académica, reconstructora de la pasividad, cualquier esfuerzo en ésa línea debe ser responsabilidad de nuestra época.
Participar en la formación, obligarse a mirar más allá aunque sea para comprender las posturas del otro, rescatan la idea de diálogo formativo, no como oposición-como hasta ahora pretendían que la carrera meritocrática fuese- sino como construcción, precisamente para redefinir las categorías meritocráticas tan mermadas por la acción política y económica de nuestro tiempo
Publicado 6 days ago por Alejandro Gil Blasco
Rremarquemos:
«En una sociedad de monologuistas donde el emisor aturde al receptor con infinitud de estructuras mentales preconcebidas, y el receptor se dedica únicamente a pensar en la respuesta-en forma de oposición, confrontación- a lo que va a escuchar, los escenarios de comunicación se tornan inexistentes».
Más subrayados:
«Es una labor terriblemente ardua que siempre seguirá imperfecta, como toda oposición que se precie al armazón social del poder, pero que está destinada a empoderar a los alumnos de la verdadera voluntad de implicarse. De intercambiar, escuchar, aprender y rectificar sus modelos mentales»
Un remarque más:
«Participar en la formación, obligarse a mirar más allá aunque sea para comprender las posturas del otro, rescatan la idea de diálogo formativo, no como oposición-como hasta ahora pretendían que la carrera meritocrática fuese- sino como construcción, precisamente para redefinir las categorías meritocráticas tan mermadas por la acción política y económica de nuestro tiempo»