Reproduzco esta reflexión sobre un artículo publicado hace ya muchos años por mi, pero que puede ayudar a todos los integrantes del Ciclo de Innovación Social que estamos comenzando.
(Reflexión apuntes » Cliente, Calidad y Proyecto de Empresa» Roberto Carballo, Capital Humano, num.61, 1993)
«Un Proyecto de Empresa es un proyecto de transformación o de mejor adaptación empresarial al entorno del mercado. Consiste en una nueva organización y un nuevo estilo de dirección, apoyados en cuatro programas: comunicación, estilos de dirección y cultura, calidad y toma de decisiones a partir de diagnósticos. Es un proyecto planificado que primero analiza dónde se está y cómo se está, luego diseña lo que hay que hacer y, posteriormente, lo pone en marcha.
Un Proyecto de Empresa no es un cambio organizativo, sino más bien un cambio de paradigma cultural, que supone que las personas y su capacidad de colaboración y de integración se sitúan en primer término, son las personas las agentes del cambio de la mejora. Esto supone que para hacer un trabajo de calidad hay que contar realmente con las personas, hacer las cosas con ellas y no sólo sabiendo lo que quieren a través de estudios.
La función de los Agentes de Desarrollo Local es dinamizar estos procesos de mejora. No somos vendedores, pero si recolectores de ideas, situaciones, relaciones, necesidades, gestos y pensamientos, que hemos de reelaborar y acompasar en un Proyecto de Comunidad.
Trabajamos guiando procesos individuales y colectivos que cubran 3 necesidades propuestas por Maslow: necesidades primarias, necesidades de segundo orden y autoestima. En la realidad cotidiana nos encontramos con situaciones que derivan de respuestas específica según sea la necesidad. ¿Pero esto es real? ¿Nuestro Proyecto de Empresa es capaz de flexibilizarse de tal manera? ¿El tiempo de trabajo permite que se produzca tal flexibilidad? ¿Lo permiten los plazos de la Unión Europea para enviar la información del trabajo bien hecho?
Trabajo en la calle, para la gente de la calle, ahí están mis clientes, ahí estan mis demandas y ofertas, ahí están mis ventas y mis inversiones, ahí estan mis pagadores y futuros inversores. Entonces ¿Por qué hay tan pocos Educadores y ADL en la calle? ¿Donde están? ¿Cuales son sus clientes? ¿Colocamos a las personas realmente en el centro de sus propios procesos de cambio y en el Proyecto de Comunidad? ¿Son capaces las actuales subvenciones de acompasarse al ritmo de la ciudadanía? ¿Finacian proyectos o procesos?
Todas estas preguntas en definitiva, son sueños, para implantar como complemento de lo que se viene hacieno la Metodología de Educación de Calle a la forma de hacer de los ADL. Reivindiquemos en nuestra jornada laboral tiempo remunerado para estar sentados y sentadas en los bancos de nuestros pueblos, barrios y distritos. Tiempo para gestar una comunicación de calidad con nuestros pagadores.
La CALLE es de quien La vive, La sueña, La camina, La juega, La ve desde su ventana,
La disfruta, La pisa, La trabaja, La siente, La comparte, La recuerda…»