Esta explicación de una experiencia y una aseveración de un proyecto me parece que permite ver muchas de las aspiraciones y realizaciones posibles de procesos de innovación social. La corresponsal se movía en un curso de desarrollo local-territorial.
«Para un nuevo modelo de vida en el medio rural
Cuantas veces, desde este blog; de una manera o de otra, he defendido, en un mundo donde la dictadura económica ha tomado las riendas del caballo desbocado del ambicioso mercado; frente a la acumulación sin escrúpulos ni ética: LA HUMANIZACION que nos obligue a hacer camino con las gentes. Frente a la privatización que intenta hacer de la sociedad, y sobre todo de los colectivos más pobres, su ”hazmerreir”: LO PUBLICO, como camino hacia una sociedad de derechos sociales para todos y para todas. Frente a lo individual que nos embauca en la competencia injusta y desigual, y que además empobrece a una parte de la sociedad: LO COMUNITARIO, como apuesta de diversidad y de horizontalidad en nuestras relaciones, y de único camino para sobrevivir todos y todas.
Este fin de semana pasado, un grupo de diecisiete colectivos de todo el estado español nos hemos reunido en un pueblo de Segovia, para ser capaces de avanzar juntos y juntas, en un momento tan difícil.
Desde las opciones que también muchos otros colectivos apuntan e intentan comprometer con sus vidas; hemos intentado unir nuestros esfuerzos para ir avanzando hacia la definición colectiva del modelo comunitario que en este momento hemos de plantear en el medio rural de hoy y de mañana.
La PAC y sus agentes políticos; la OMC y sus estrategias locales y globales; la tierra, los bosques y el agua como próximos instrumentos codiciados para el negocio del capital; están haciendo y harán del espacio y de las gentes del medio rural una piltrafa y una marioneta interesada sin rumbo. Hasta este momento han actuado con “falsas” campañas de control de producción y de calidad, las más de las veces llevadas a cabo con el objetivo de homogeneizar productos y sabores o de abaratar costes para controlar el consumo y por lo tanto a la población; más que de actuar con intención sana y de sostenibilidad con el propio ser humano que habita y trabaja en estas tierras.
Ante estas trampas, el pequeño medio rural con sus tradicionales estilos de vida, junto al medio urbano más sensible a estos planteamientos, necesitamos reivindicar LA SOBERANIA ALIMENTARIA como instrumento de acción política transformadora de la realidad; necesitamos GENERAR PENSAMIENTO en una sociedad aplastada, dirigida y manipulada; y abrir NUEVAS REDES de apoyo mútuo entre el medio rural y el urbano, de tal manera que se abran caminos para avanzar hacia un nuevo modelo comunitario en el propio medio rural.
Este modelo nuevo necesita de los espacios para pensar de los que se le está excluyendo. Necesita de la escuela, de la formación, de las nuevas tecnologías, de la riqueza de la diversidad. Seguro que deberán ser instrumentos utilizados de diversa manera a como se hace en otros contextos, pero con la seguridad de estar avanzando en la consecución de modelos de educación adecuados.
Este modelo nuevo necesita hacer de la tierra, con sus gentes, un espacio para alimentar y producir pensando en su propia población local, conservando su identidad, sus propias semillas, sus propias tradiciones, su artesanía, su propio estilo y derecho de vivir y el de las gentes y pueblos más cercanos.
Este modelo nuevo necesita hacer del espacio rural un lugar para sanar. Saludable en el cuidado y acceso a la salud de todas sus gentes, en sus producciones, en su medio ambiente, en el desarrollo y calidad de sus servicios comunitarios.
Este modelo nuevo, necesita del cuidado de la experiencia de la acogida entre sus gentes; para el acceso a la vivienda, en el necesario disfrute de los espacios comunes, en el cuidado del patrimonio natural o de otro tipo, en la potenciación de sus propias organizaciones que generen relaciones de horizontalidad.
Este nuevo modelo necesita de lugares y gestos de solidaridad para alcanzar el derecho de las rentas básicas universales, o para abrir relaciones distintas con los inmigrantes u otros nuevos pobladores en el propio medio, o en el ejercicio de disponer de bolsas comunes de tierras u otros bienes, o en el esfuerzo de potenciar aquellas redes que realcen y vivan lo comunitario como identidad propia.
Este modelo nuevo de sociedad rural con sus propias herramientas, lo será si posibilita que, “mediante estas prácticas realizadas y llevadas a cabo en el mundo de los estómagos saturados, los desnutridos alcancen los mínimos necesarios para una vida digna, devolviéndole cuanto se les ha robado”.