El progreso es un resultado de la interacción social, y la innovación evidentemente. El modelo llamado capitalista, montado sobre el individualismo, lo prima, lo protege, lo fomenta y acaba obviando lo que es obvio, que el mundo avanza no por genios o talentos, sino por esfuerzos colectivos y de interacción, entre aquellos que pueden destacar más en un mundo, donde no tienen que ser los mejores –igual que ocurre en la naturaleza, sino los que mejor se adaptan a lo que en un momento dado precisa la sociedad dominante-.

Y en el proceso de aprendizaje e innovación esto es más evidente, mucho más: se aprende mejor con otros.

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