La capacidad sintética e interpretativa de Chomsky no la voy a descubrir yo ahora. Sólo quiero promover su lectura sobre «la manipulación mediática» que cada vez vivimos con mayor intensidad, generando procesos alienadores casi inconscientes. Daniel Krichman, de Rosario, actúa como mediador del trabajo de Chomsky.
La manipulación mediática es una estrategia diversificada y basada en los conocimientos científicos sobre el ser humano y sus formas de comportamiento, especialmente desde una perspectiva conductista. Al igual que el marketing, son técnicas muy eficientes, sin profundizar en el sentido, ni en el proceso, sino en los resultados. Es eso que llamamos «la caja negra». No importa lo que pasa en el medio, pero si hago tal cosa, se reacciona así. Por supuesto, este principio se ha enriquecido con muchas aportaciones de lo que podíamos llamar «el depende», es decir, los modelos complejos que hacen interactuar a varias variables, hasta que nuestras intenciones quedan ocultas y los resultados son patentes. ¡Qué más se puede pedir a un proceso manipulador!.
Dice Chomsky: «El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes». Es sólo un anticipo de lo que sigue, para que atraiga su lectura por parte de mis lectores.