La estrategia de recortes en educación y sanidad es lamentable y no mira más allá de las narices de quiénes las proponen. No es posible concebir un proyecto de futuro sin educación: una cosa es reconducirla, mejorarla, innovarla y otra reducirla como hacen los contables, sencillamente reduciéndola, aunque sea por las partes más interesantes y renovadoras.
Reducir el presupuesto de educación es eliminar aquellos profesores que están aprendiendo, que están intentando consolidarse, que están haciendo un gran esfuerzo de trabajo y de actualización, y además, son jóvenes en términos relativos. Lo cual quiere decir que cargarse a los interinos, a los asociados, a los contratados es casi siempre igual a bajar el nivel de calidad, no sólo por aumento del número de alumnos por profesor, y la intensidad del esfuerzo que es preciso desarrollar, sino sobre todo, porque el futuro está precisamente en ellos, en los que ahora hacen méritos para llegar a ser unos buenos profesores, que están motivados por hacerlo y que tienen energía y juventud para ayudarnos a todos los demás a mantenernos en una intensidad educativa que innove sobre la tradicional.
Se cargan a los «marginales» de la educación y con ello, como dirían los marginalistas, «se cargan» lo importante, lo renovador, lo que tiene futuro. Es una gran locura que pagaremos. Una locura más que no sirve más que para engrosar el ejército de parados/de reserva, para reducir el nivel de consumo, para empobrecernos, y sobre todo, para perder el sentido de futuro. Sinceramente, o «no saben lo que hacen» o son unos sádicos empedernidos, y me inclino por esta última y lamentable opción. Pienso que en el trasfondo, en el inconsciente de estos señores, hay un miedo a la libertad y al conocimiento, y un ataque bestial a ambos. El miedo los tiene paralizados, y en el miedo, generan actitudes totalmente autoritarias, que impiden ver más que el miedo inmediato, sin darse cuenta del miedo que nos da todo lo que están haciendo para destruir lo poco que habíamos avanzado. Y lo mismo en sanidad.
Si pudieran observarse en lo que hacen, se verían tan feos como son.