Empezar tiene algo de aventura ….. Uno casi sueña o lo hace con empezar bien, porque sabe, por experiencia, lo que eso significa. Una forma de empezar bien es tener tiempo para preparar el comienzo, darle unos toques de pasión y de cariño, poder mostrarse como es uno, es decir, hablar de cómo somos, o comportarse como uno mismo es. Empezar bien es ser uno mismo, o el que es más «uno mismo» tiene buenas probabilidades de comenzar bien.
Me atrae empezar algo, sobre todo, si detrás o en primer plano están personas, relaciones entre ellas, intereses, oportunidades, ganas, motivación ….. No puedes decepcionar una motivación inicial. Alguien se ha apuntado en algo por algo ….. está expectante …. necesita sentir que está haciendo algo … y que eso es básicamente nuevo, digamos con otras palabras, innovador, o si queréis, aventurero. En realidad, es una nueva aventura. Hay personas que empiezan algo porque lo han pensado bien y creen que ahí van a encontrar buenas oportunidades; hay otras que quieren explorar y conocer cosas nuevas; hay otras que se apuntan porque la necesidad es muy imperiosa o temen el futuro inmediato, o se quieren adelantar al «río de la vida», estando preparados para verlo discurrir por sus torrentes, por sus remansos, por sus crecidas …. por sus sequías ….. Aprender siempre es empezar algo.
Cuando termino una novela y me ha gustado, me gustaría que no se hubiera acabado … la miro con nostalgia …. ¿Qué me esperará en la siguiente elección? Me gustaría volver a leerla, pero uno se pregunta para qué, si ya no es lo mismo, es una experiencia irrepetible ….. Si tienes suerte, mucha, encadenas dos lecturas maravillosas, de esas que te dejan como en un mundo feliz. Lo normal es que lo que te ha pasado ….te haya generado un estado de ánimo que busca algo bueno, tan bueno como lo que se ha perdido … y la exigencia misma puede frustrar la lectura de la siguiente novela. Sin embargo, si uno ha leído una novela que no le ha gustado, sigue teniendo ganas de encontrar algo que le atraiga y le envuelva, pero no es tal vez tan exigente ….. Y esto tiene que ver con el punto de partida para empezar …. empezar siempre es una incognita, pero el hecho de que seamos capaces de comenzar algo …. significa que estamos motivados por ese algo, y si lo anterior fue bueno, queremos que esto sea mejor, y si fue regular o malo, queremos que mejora igualmente, aunque tenemos más necesidad.
La necesidad es importante para la motivación, pero demasiada necesidad puede ser un inconveniente, igual que demasiada abundancia o suerte acumulada, puede ser un inconveniente para avanzar ….
Empezamos motivados …. pero quién coordina, facilita o lidera un grupo -lo que solemos llamar profesor o director- tiene que conseguir que la motivación, en cierto modo, abstracta primigenia se convierta en un continuum de motivación y para eso, ha de recurrir al punto que cansa menos, a pesar de ser más positivo e interesante: a proponer el zambullido, a hacer, tirarse a la piscina de la acción y del pensamiento grupal, casi sin pensar ….. y casi sin saber -pero sabiendo que se sabe-. La acción es un gran aliado para mantener la motivación.
Normalmente los profesores empezamos contando muchas cosas …. y hablando mucho de lo que sabemos y de lo que vamos a hacer ….. y yo digo que es más necesario ponerse a hacer, ponerse a trabajar. No esperar que las expectativas se suban o se bajen a través de las palabras -si suben, todavía será más difícil llegar: es lo que se llama «abrir el apetito» y luego no tener más que raspas de pescado para comer; si bajan, hemos perdido o desmotivado una oportunidad-. Hay que poner a trabajar a las personas y a los grupos, porque de esa forma se acercarán al «sentido de la realidad» y ese sentido cuando se comparte, te pone normalmente en un punto de partida razonable que incita a superarlo, porque hay muchas cosas en lo que vivimos que podemos mejorar y ¿por qué no intentarlo?.