Hace mucho ya he escrito sobre esto, y todos los días, casi todos los días, lo recuerdo, cuando me levanto, me lavo y tomo la maquinilla de afeitar y … aún mientras me afeito, y algunas veces, un poco más ….. Estoy en manos de un monopolio, un monopolio total, global, absoluto: se llama Gillette.
Cuando empecé a afeitarme, ya hace unos cuantos años, las hojas Gillette eran sorprendentemente agresivas con la piel; uno tenía la sensación de que iba a ser «rajado» -y muchas veces, lo era- por aquellas hojas …. finas y que nos obligaban a ponernos una y otra vez algodones para evitar los cortes …… En cuanto me hice más mayor, pude comprar otras hojas de afeitar mucho más agradables con mi piel, pero he aquí que poco a poco Gillette ha ido tumbando o cargándose o comprando a sus competidores, hasta que hoy, en España, salvo error u omisión, y probablemente en el mundo, salvo error u omisión, Gillette lo tiene todo …. hasta a los competidores, que siguen con sus antiguas marcas, pero sólo para dar una sensación de competencia que no es tal.
Durante varios años confluí, aunque sólo fuera por no caer en el monopolio Gillette, en Wilkinson, hasta que me enteré de que era una filial del monopolio. Entonces, perdí el interés por sus productos en la medida en que eran deteriorados por el monopolio en relación con el que ofrecía. Lo mismo que ocurrió con Compaq, absorbida por Hewlett-Packard, lo mismo ……
Hoy descubro que la agresividad monopolista de Gillette da un paso más …. Tal vez los hombres, cabreados por su monopolio, han dejado de afeitarse de la misma forma que lo hacían hace quince o veinte años ….. y se han dejado barbas …. y ¿que se le ocurre a este monstruo de las hojas que rajan caras? Nada menos que montar un anuncio larguísimo en el que pone a las mujeres contra los «hombre lija», es decir, quiere aumentar su mercado tremendamente monopolista, inusualmente encarecido en sus precios, lamentable en todos los sentidos, gracias a enfrentar a las mujeres contra las barbas … y de otra parte, hace un bien a la buena sociedad, a la sociedad que no protesta, porque en realidad, la barba casi siempre ha sido un signo de rebeldía, al menos mínima.
Ahora resulta que muchos hombres se la han dejado, tal vez también influidos por lo bien que les queda a los modelos masculinos que la muestran en los anuncios, o porque sus líderes -también monopolistas- que compiten por la presidencia, la llevan -por cierto, de forma bastante lamentable …. y excesivamente descuidada y poco atractiva: no añade nada a sus ya de por si bajos atractivos personales-.
Total, que Gillette monta una guerra de mujeres contra hombres para ….. cargarse sus barbas …. Lamentable …. una vez más …. por desgracia no podré quitarme de la cabeza que estoy afeitándome con unas hojas de obsolescencia programada en manos de un monopolio y no puedo dejar de hacerlo. Y que conste que yo también llevo barba, aunque me afeito todos los días ……
Los monopolios me resultan siempre lamentables …. no me gustan. Sólo comprendería un monopolio social que funcionase en función del consumo mínimo de recursos naturales. Eso estaría bien, pero está muy lejos de la sociedad que soportamos.
Por cierto, ni por casualidad reproduzco el anuncio del monopolio. No faltaría más que aún encima le hiciese propaganda.
En épocas de crisis-depresión, los monopolios se engrosan con empresas que no pueden seguir compitiendo … y que normalmente, al ser más pequeñas, suelen ser más activas y tener mejores tecnologías y organización. Lo cual quiere decir que cada vez que un monopolio se come a otra pequeña o gran empresa, está reduciendo la calidad de los productos, de las organizaciones y del mercado en general. No es buena la abundancia …. casi para nada …. pero la buscamos y los monopolios la encuentran … y son en si mismo abundancia.