Es muy irresponsable hacerse el tonto y decir que “yo no quería ….” cuando, por ejemplo, te has cargado a alguien. Y eso lo contemplamos todos los días en la tele-noticias impresentable que padecemos, a través de una especie de reality-show, también impresentable, que yo sólo excepcionalmente veo para poder criticarlo.

Mi madre decía: “sin querer … mató un hombre a una mujer” y nada viene más “al pelo”. Es lamentable que ocurra y aún encima el “sinquerer” se escude en que “estaba bebido” o “que no quería hacerlo”. ¡Qué falta de hombría y de humanidad en un sentido amplio!. Lo cierto es que lo ha hecho, se ha cargado a una chica diez años más joven; si estaba bebido, mucho peor, y no puede ser nunca un atenuante, como parece que ya alguna vez se ha considerado por algún tribunal; …..

Si tuviera un poquito de responsabilidad, si fuera un hombre, diría: “si, la maté. Realmente, ahora me arrepiento de haberlo hecho, y pido disculpas a todos los que he destrozado con mi acción, pero ya sé que mis disculpas no sirven ya para nada …. pero les pido disculpas. No quiero defenderme porque mi acción no tiene explicación, ni justificación. Y espero que nunca nadie sea tan malvado y desconsiderado e irresponsable como yo lo he sido”. Pero no, esa no es la respuesta; la respuesta es la defensa a ultranza de: a) que no lo hizo; b) que en todo caso, no era responsable (es evidente que no es una persona responsable-); c) que lo importante es salvarme; d) ……. No, señores, no puede haber un sinquerer ….. es cierto que nuestra educación y nuestra sociedad son claramente permisivas con “los hermanos” -será porque tememos ser uno de ellos en algun momento, tal vez por estar imbuidos de culpas en lugar de ser responsables- …. y …. no lo he seguido mucho, pero por lo poco que he visto y oído, creo que el tribunal popular lo ha absuelto ….. me alucina, porque eso significa mucho de cómo somos, de cómo no somos responsables, de cómo lo único que queremos es quitarnos de encima la culpa y para ello los asesinos tienen la puerta abierta, pueden arrepentirse y confesarse e irán al cielo; no así los asesinados que, según la doctrina de la iglesia católica, no han tenido tiempo de ponerse “a bien con dios”. En términos cristianos es auténticamente lamentable y genera una total injusticia divina-eclesiástica. Visto en términos humanos, es una animalada y una gran irresponsabilidad, y una persona así que hace un mal irreparable, ha de saber disculparse, y regenerarse, porque lo que se ha hecho una vez ….. se puede hacer muchas otras veces ….. y la justicia tendría que ser más recta, porque ¿quién puede consolar a los que se han quedado aquí? ¿A los padres, a las madres, a los amigos, a los novios, ……? Lamentable que todo esto ocurra, pero más lamentable es que al final lo único importante sea “salvarse” y justificarlo por un “sinquerer”.

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Un comentario en «¿Sin querer?»

  1. Está claro que las cosas nunca suceden por un «sin querer».

    Pero también es cierto que el ser humano actúa condicionado por muchas influencias que a veces no puede controlar como quisiera. Ya pueden ser condiciones de presión, de cansancio, psicológicas, físicas, culturales, ideológicas, religiosas, económicas, (…), que muchas veces determinan el comportamiento humano sin que éste sea tal y como realmente se desea que fuese.

    Actualmente impera, al menos en la sociedad española, el egoísmo humano y «el protagonismo» de aquellos que asesinan a sus parejas, uso cotidiano que nos presentan todos los días los medios de comunicación. Se ha convertido en un hábito que asumimos la sociedad como del día a día, y que por su cotidianeidad lo estamos asumiendo como una “fiebre” normal. ¿No será este comportamiento un evidente indicativo de la “locura” generalizada que impera en una sociedad sin esperanza, sin ilusiones, explotada y sin objetivos claros que abran los corazones hacia el logro personal?, ¿ no será un indicativo de la necesidad de pagar sobre el prójimo las frustraciones personales?.

    A colación de este tema, podemos decir que en el mundo muchas personas matan todos los días convencidos de que están cumpliendo un buen y justo servicio a sus patrias, o religiones, o familias, etc., sin siquiera plantearse que el que muere es otro ser humano con familia, sentimientos, gustos, inquietudes…

    El asesinato, sea por lo que fuere, debería de ser sancionado a nivel mundial. No debería ser permitido bajo ningún concepto. Y bien es sabido por todos que en la mayoría de los casos las guerras existen por muchos intereses ocultos promovidos por el poder político y por el económico fundamentalmente.

    La responsabilidad es de todos, y quienes nos representan no dejan de ser personas iguales que los representados, con los mismos instintos humanos y el mismo egoísmo y ansias de poder.

    Estoy de acuerdo en que la Justicia debe de ser severa en los casos de asesinato, y presupongo que en la mayoría de los casos tratará de serlo. Hay que conocer bien todos los aspectos implicados en el caso en cuestión, para poder saber qué es lo que motivó a esa persona a cometer un delito tan sumamente grave. ¿Es intrínseco en el ser humano el hacer daño, hasta llegar al límite del asesinato?, ¿tendremos que asumir que no es necesaria mucha presión y condicionantes exteriores para que uno mismo pueda llegar a matar a un igual?, ¿podríamos vernos cualquiera en la situación de llegar a cometer un asesinato?.
    Mi punto de vista es que es difícil opinar objetivamente cuando no nos vemos en la situación ideal para llevarnos a cometer tal brutalidad, hablando en términos de guerras y matanzas que se cometen todos los días a lo largo y ancho de nuestro planeta. En los casos más personales, como la violencia de género por ejemplo, habría que investigar qué es lo que está pasando, qué pasa por esas cabezas para llegar a agredir y matar.

    La única solución es un cambio de mentalidad, de objetivos, de necesidades, en los que no impere el egoísmo, el ansia de poder y de dominio sobre otros, que nos llevase a la humanidad a negarnos ante cualquier situación a agredir a nuestros iguales. Tendríamos que querernos más los unos a los otros. ¿Será eso algún día posible?

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