Esto de «los mercados» y sus oscilaciones es una cuestión muy propia del estado de nuestra sociedad. Yo le llamo capricho.

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Son ricos, son capitalistas, son financieros, son poderosos, y QUIEREN MÁS. Sencillamente es eso …. quieren más beneficios (no les importa si es a cuenta de penalidades a veces hasta mortales), quieren más intereses, quieren más seguridad de recuperar sus capitales, quieren …. quieren …. quieren …… en vez del «yes, we can» de la campaña de Obama, ahora tendrá que utilizar el «yes, we want» que parece más oportuno: CAPRICHOS, caprichos de rico. Igual que se compran un Ferrari -que por cierto no sirve para nada, porque no se puede correr, o sea que sólo sirve para ser visto, y por tanto, no pueden pasar de poner la primera o como mucho la segunda y probablemente tenga seis o siete marchas adelante-, igual que se compran un yate -que tienen amarrado la mayor parte del tiempo porque ni siquiera saben navegar y sólo les sirve para «molar» y gastar-, igual que tienen una querida o un querido espectaculares, igual que le dicen a sus subordinados: hágalo y no me pregunte más, …. igual que ……. pues hacen con sus inversiones: que me den más, lo merezco ….. ¿quién va a invertir si no fuera porque yo soy tan buena persona que invierto y hasta empleo a alguno? Quiero más, quiero más …… lo necesito para mis caprichos o los de mi familia.

El correlato del capricho del super-rico capitalista está en la envidia que eso produce en mucha gente, que quiere imitarlos: políticos que venían del arroyo y se ponen las botas; periodistas que a base de hacer lo que le piden, se hacen un porvenir; constructores aprovechados y especulativos; bufones varios ….. Dice el refrán: «si la envidia fuera tiña …. cuantos tiñosos habría» … y hay muchos tiñosos … ya lo creo …. muchos que se quieren poner las botas a cuenta de otros, si puede ser de todos esos que pagan impuestos, porque no les queda más remedio por estar controlados ….. -es decir, los que trabajan para las inversiones de los capitalistas- …..

Pero no sólo es la imitación y la envidia lo que mueve a una parte de la sociedad a vivir en un estado caprichoso …. y normalmente ambiciosamente pernicioso para el resto de la sociedad, sino que eso, el capricho, coincide con un estado social … hoy en día muy presente en muchas de nuestras situaciones vitales. O sea … que en el fondo, ser caprichoso no está mal visto …. ser un tanto narciso y mirarse al espejo y verse bien y gustarse y no aceptar más que gente que le dice cosas buenas de uno mismo y que tienes derecho a todo ….. por puro capricho y casi sin esfuerzo …. es algo que «funciona». Pero está claro que el capricho de las clases dominantes es mucho más urgente y muestra el camino, el ejemplo a seguir, porque sin su capricho, vienen a decir, no funcionaría nada …. porque su exigencia, su capricho, es la razón por la que los demás, que también quieren ser caprichosos, tienen que someterse a una disciplina que hace que se produzca cuanto más mejor, que se consuma cuanto más mejor y que se viva más en el día a día y en la frustración de no haber llegado, y cuanto más, mejor.

Y no sigo …. ¿para qué? ¿quién los va a cambiar? Nadie …. el vicio se reproduce con facilidad, y el capricho, también. Lo dicho, a cambiar el lema, ahora es «yes, we want».

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