Una mala estrategia, aunque en el corto una buena táctica, es la de adaptarse continuamente al electorado, siguiendo sus deseos. Los deseos son inacabables, igual que las necesidades, y si tienes que adaptarte a ellos, el resultado no puede ser más que la hecatombe. No se pueden atender todos los deseos o caprichos; se desarrollará una cultura de «hijo único», que lo tiene todo -al menos, en relación a los otros-, pero nada le satisface.

Si las necesidades son básicas, hay que cubrirlas …. y hacerlo en primer término. Si las necesidades son caprichos …. hay que negarlos. Pero resulta que los políticos …. en el poder o aspirando a ello …. no quieren «decepcionar» a sus posibles electores y los «compran», dándoles caprichos. En los últimos años en España, esto ha sido «el pan de cada día». Deseo = capricho = política. Esto no lleva más que al desastre, porque ya no es que los políticos ya no tengan margen de maniobra para seguir concediendo los caprichos a los que los desean, sino que la cultura se hace cómoda y caprichosa, es decir, nadie está contento con lo que puede tener, y pide -por si acaso- más de lo que tiene ……. Un desastre.

Esto lo hemos visto muy bien en los últimos años con el gobierno de Zapatero. En ese sentido -y en otros muchos- ha sido desastroso, porque ha acostumbrado a la gente a los caprichos y ahora que entramos en dificultades desde hace unos años …. no sé si sabremos responder al esfuerzo …. y al rigor que es preciso para seguir una senda de vida.

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3 comentarios en «Adaptativo»

  1. El problema no está exclusivamente en el cliente, acostumbrado a la necesidad sin fin, sino en el suministrador de los servicios, que cree que cuenta con un ilimitado almacén de recursos que suministrar al voraz usuario. Y el gestor, que sí sabía que el almacén se agotaba por días, prefería oír las loas del usuario haíto que las recriminaciones por cortar el grifo. Pero a la hora de administrar disciplina, parece que sólo existieran los usuarios. Curiosa estructura medieval.

  2. La cuestión es que conseguir algo siempre supone recursos, las fuentes inagotables y renovables son cero … ni siquiera el sol lo es …. aunque en términos de nuestra vida por la tierra sí pudiera parecer que lo fuera. No hay recursos gratuitos e inagotables … más bien es lo contrario, hay muchas más necesidades que recursos. Por tanto, no podemos cultivar culturalmente formas de vivir que piensan lo contrario, que viven como si fuera verdad que «todo es gratis total» o que todo se puede conseguir. Esas culturas mueren …. por inacción ….. por creer que no tienen que hacer nada …. por exigir no hacer nada …. por pensar que la vida es sólo un sinfín de botellones.

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