¿Por qué la competencia no es sana?

La competencia es la supuesta «excelencia» del sistema capitalista. Sabemos que eso de la competencia no ocurre en al menos un tercio o un medio del mercado, donde priman los monopolios, ya no a escala nacional, sino global. La mal llamada «competencia monopolista» no es tal, es sólo una mentira para decir que el sistema siempre está en competencia, pero no es así. En el mundo de los monopolios lo que prima es el acuerdo, el pacto, desde los precios a las cuotas de mercado, y de ahí hasta a las publicidades que tienden a evitar la competencia real. Los que están asentados, los monopolios, tienen cierta competencia, pero mínima, y sólo hay que ver los rankings sectoriales para darse cuenta de que las cosas prácticamente no cambian en veinte o treinta años … ni siquiera de lugar. Y si cambiar es sencillamente por absorciones o fusiones que se producen en la mayoría de los casos entre los grandes y otros más pequeños, pero que tienen algo que vale la pena para ellos, que ya están más que anquilosados.

La competencia baja la calidad y amplía la tasa de hambruna en el mundo. Sólo es preciso leer con cierto detenimiento el artículo que muestro para darse cuenta de las terribles consecuencias que tiene para todos la exageración de la competencia.

Este artículo tiene un fondo, algo que acabo de leer y que confirma lo que siempre he pensado desde que sé algo de cómo funciona el sistema. Este sistema de competencia lleva a lo peor …. si, parece en el corto plazo que abarata las cosas, pero luego las encarece en cuanto la competencia se convierte en monopolio, pero no es sólo eso, sino lo que es peor: al luchar por el precio hasta límites insospechados, hace que la calidad y las repercusiones de esa baja calidad se transformen en problemas sociales de diverso índole, como es el ejemplo que se refleja en este corto del periódico. Y sin solución, porque nadie quiere empezar a cambiar, porque si empieza, muere en su intento, es decir, desaparece como competencia y por tanto, como negocio, lo cual lleva a que los que quedan se apropien de su parte de tarta y …. así puedan seguir jugando a low cost y seguir y seguir el proceso hasta que los que producen se mueran de extenuación o de hambre, como ya ocurre, no sólo con los que trabajan, sino con los muchos que se quedan sin trabajo gracias a este modelo. http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Atrapados/turismo/coste/elpepusoc/20110813elpepisoc_2/Tes

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16 comentarios en «¿Por qué la competencia no es sana?»

  1. Hay muchas personas que tienen que trabajar una media de diez o doce horas diarias y aún más, y no tienen vida para nada, y si no lo hacen, pueden perder su puesto de trabajo y hasta su honorabilidad.

  2. Hay otras muchas que son desplazadas del mercado muy jóvenes, y casi siempre en una edad de madurez donde podían trabajar bien y con cierta tranquilidad y sin embargo, se les desplaza por otros que son más «competitivos», porque puede pagárseles menos y conseguir que produzcan más o menos lo mismo.

  3. Muchísima gente tiene que emigrar de su vida, de su entorno, de su país, de sus costumbres, y tener que adaptarse, aunque sea sólo externamente, a una nueva cultura, porque la competencia les impide vivir en unas condiciones menos exigentes de las que pueden ocurrir en su propio país.

  4. Hay mucha gente que pierde sus empleos, porque hay otros que pueden hacer las cosas y venderlas más baratas y eliminan la posibilidad de seguir viviendo de lo que se sabe hacer …. solo hay que mirar en general África para darse cuenta d elo que está pasando.

  5. Como decía Marx, el ejercito de reserva responde con sus excedentes de personas, permitiendo siempre bajar el nivel de subsistencia y de vida de la gente y empeorar la calidad media de los productos, haciéndolos más peligrosos para la salud y para la vida.

  6. La competencia y su reproducción equivale a la forma darwinista de evolución de las especies …. somos brutos, animales, monstruos, donde sobrevive el más apto o el más adaptado, que no siempre es el más apto, ni tampoco puede ser un objetivo ser el más apto ….. pero lo es. La gente, desde muy joven, sufre por esto, y sólo por nuestra gran capacidad de adaptación a las peores condiciones de supervivencia , es por lo que esta enferrmedad social no es tan manifiestamente grave: nos adaptamos, ¡qué remedio nos queda!

  7. Y la competencia no sólo está en la naturaleza -nosotros somos parte de ella, pero nosotros hemos llegado a pensar o eso creemos, cosa que muchas veces está por demostrar-, sino que acaba siendo parte de nosotros mismos. La alternativa es la cooperación, es el aprendizaje con otros, el aprender en grupo y para uno y el grupo y poniendo en marcha cosas … cosas que no estén condicionadas por el egoismo de los pocos que mantienen el control de los medios de producción y de reproducción de la vida.

  8. No es tan difícil aprender a cooperar, a desenvolverse sin más competencia que hacer las cosas lo mejor posible, pero aceptando que no todos podemos hacerlas igual … y por tanto, aceptando que el error es la mayor fuente de aprendizaje. Todos aprendemos del error si nos movemos en un espacio de cooperación y participación, pero no aprendemos del error -el cual ocultamos- si el modo de comportamiento es propio de un modus operandi de competencia. El error es muy grave cuando nos movemos en la competitividad del sistema capitalista. No lo es tanto, sino una gran oportunidad si nos movemos en un sistema de cooperación e intercambio.

  9. Cooperar nos hace mejores; competir nos acaba anulando en algún momento. Podemos ir superando las pruebas, pero siempre hay un momento en que nos quedamos fuera o marginados. Cooperando nos integramos, participamos, somos parte de un grupo, se nos protege de alguna forma, pero se nos exige también de alguna forma, una exigencia social, que no es lo mismo que una exigencia de mercado, del anonimato de un sistema darwinista y desesperanzador.

  10. Cooperar nos hace mejores; competir nos acaba anulando en algún momento. Podemos ir superando las pruebas, pero siempre hay un momento en que nos quedamos fuera o marginados. Cooperando nos integramos, participamos, somos parte de un grupo, se nos protege de alguna forma, pero se nos exige también de alguna forma, una exigencia social, que no es lo mismo que una exigencia de mercado, del anonimato de un sistema darwinista y desesperanzador.

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