La globalización ha acelerado los procesos migratorios, y también nos ha enlazado con lugares lejanos y de ahí en más de una ocasión han surgido relaciones, unas más o menos superficiales, pero otras sin embargo, han dado un paso más definitivo hacia una relación más profunda.

Muchas de estas situaciones novedosas o al menos, más intensas de lo que han podido ser en otras épocas, han conllevado separaciones de los seres queridos, o distancias que han dificultado ostensiblemente las relaciones llamémosles tradicionales entre las personas. Además, emigrar significa encontrarse con culturas diferentes, a veces muy diferentes, y normalmente las culturas hacia las que se emigra son más duras y frías que las que son fuente de emigración. Eso conlleva un mayor aislamiento de los que emigran … que se encuentran con sociedades muy diferentes, algunos de cuyos rasgos son novedosos y empiezan a gustar, pero otros sin embargo, chocan hasta con los caracteres básicos de las culturas originarias.

Este es un mundo tremendamente complejo, y no puede ser, como casi siempre es, sólo objeto de estadísticas o de teorías o modelos que intentan simplificar la complejidad del problema. Emigrar es duro, y es duro, aún en el mismo país, que no siempre es el mismo que el que se ha vivido directamente. Es decir, para un extremeño emigrar a Madrid parecería desde afuera que no es nada, que son lo mismo, que a fin de cuentas tienen la misma cultura, pero no es cierto …. hay grandes diferencias, a veces no sólo de culturas originarias comparadas, sino de formas de vida y de vivir, y de otros aspectos entre un formato más rural y otro de una gran ciudad ….. con todo lo que eso implica de simplificación y al tiempo de complejización de las cosas y de los medios. Madrid para alguien que no es un turista es una ciudad fría, como lo es París -aunque evidentemente sean distintas- o lo es Barcelona o lo es Sao Paulo. Pero Madrid es muchos madrides: no es lo mismo vivir en Chamberí que ser de chamberí y vivir en Mirasierra, o ser haber estudiado en Chamberí y vivir ahora en Aluche o en una ciudad dormitorio de Madrid. Es muy distinto, pues si eso es más o menos así, figurémonos lo que significa llegar a Madrid, ubicarse en un barrio, normalmente lleno de emigrantes y a veces hasta de la misma procedencia -pero distinta en términos de que ser senegalés, no es lo mismo que ser senegalés …. porque hay muchos senegales- o vivir en otro barrio donde la mayoría son españoles o son emigrantes internos o son ….. En fin, hay muchos elementos de complejidad en todo esto, y hasta sistematizarlos resulta complejo.

Sólo intento sensibilizar sobre un tema complejo que es la emigración, que ya en sí tiene bastantes problemas para aquellos que tienen que dejar a los suyos, cambiar de cultura, moverse en lugares no siempre hospitalarios, y trabajar, trabajar y trabajar para sacar adelante a los suyos, y a veces, a los que se quedaron en la tierra de origen. ¡Cuantas familias se han «disuelto» o casi, debido a la emigración! Es durísimo para los que emigran, es durísimo para los que se quedan en la tierra de origen, es durísimo para los que se tienen que acomodar a culturas diferentes, y es durísimo para todos los que participan en el proceso.

Yo recuerdo la gran cantidad de hijos e hijas de emigrantes de mi tierra, de Galicia, que se han quedado con sus abuelos y se han criado con sus abuelos, porque los padres no podían llevarse a los hijos, porque no podrían ni verlos y menos cuidarlos, y esa fragmentación también ha producido muchos desencuentros y desconocimientos básicos entre padres e hijos, y entre abuelos y padres y entre los mismos hijos …. en buena medida, «desnaturalizados», al menos de la relación con los suyos. Todas esas familias rotas no tenían más remedio que seguir su rueda particular de la fortuna y vivir y trabajar para seguir viviendo, y tal vez para que sus hijos pudieran encontrar un camino mejor, probablemente estudiando -eso pensaban en su mayoría-, pero no siempre consiguieron, y en cualquier caso, hasta ese esfuerzo coincidiría con la generalización de la enseñanza y su «pérdida» de valor de mercado y de valor en términos humanos.

Muchas familias, donde sus miembros sufren, sufren de tener que emigrar, porque el sistema no les proporciona los medios mínimos para sobrevviir, para vivir en las mejores condiciones posibles.. Pero también hay otras cosas dentro de esta complejidad y/o caos de la emigración, como es la idealización de la tierra «perdida», de la tierra que se ha tenido que dejar. Recuerdo que cuando llegué a Madrid como emigrante, a trabajar y estudiar, en la pensión en que me instalé casi todos eran gallegos, y ahí es dónde nació en mí el «conocimiento» o reconocimiento de mi tierra de origen, porque en la distancia, la tierra pasa de ser «amara» -amarga- y que te ha expulsado, a «amada» y deseada. Ese «nacionalismo» que sale de la idealización de lo que no ha sido, pero hay una esperanza de que alguna vez vuelva a ser ….. es también un refugio en los que son también emigrantes y eso se traduce en grupos -a veces, hasta cerrados- entre los que proceden de determinadas regiones y les incita a desear y glorificar lo que no tienen, y sin embargo, a denigrar lo que ahora han conseguido ……

La emigración es un gran problema, un problema que por desgracia nos desborda, sobre todo cuando vivimos la experiencia, y que hasta nos impide ser nosotros mismos y nos transformamos en emigrantes, que es una categoría también cultural que rehace nuestro propio ser y el ser social en un espacio complejo. Si hay alguna situación compleja, casi caótica, difícil de explicar bien sea desde afuera o desde adentro, es la emigración …. y lo que si es cierto es que produce tremendos desequilibrios en nuestro ser y en las relaciones entre las diversas culturas …. de las que procedemos y en las que nos enclastramos.

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2 comentarios en «Emigración y complejidad»

  1. Me gustaría tener capacidad para concretar esa complejidad en algo que sirviera hasta como guía para navegantes, pero no es posible …. no puedo, no sé …. no llego. Lo siento, pienso que seria necesario prepararse para algo tan complejo, donde la vida se hace difícil y hasta llena de incertidumbre, de aventura, de vida, pero también de problemas.

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