Acabo de terminar «La espuma de los días» de Boris Vian, una novela extraña, degarradora, hasta cierto punto irónica, crítica en las profundidades de sus formas y contenidos. Me dejó con ganas de empezar otra, pero más agradable.

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Rebusqué entre mis libros pendientes, pero al final, todas parecían elegidas para seguir sufriendo. Y me metí con Cormac McCarthy, el escurridizo autor norteamericano, que tuve la suerte de encontrar en mis conversaciones con Jesús en su «La Carretera», que me impresionó muchísimo. Bueno, pues he empezado con «Meridiano de sangre», otra especie de «road literature», pero ahora a mediados del siglo XIX, por lo que llevo leyendo. Te atraen sus relatos, son exactos, cortos, sintéticos, cortos, pero al tiempo te hacen repensar y hasta encontrar otros lugares donde mostrarlos ….. claro que cuando te atreves a sacar un párrafo, que para ti había sido tremendamente intenso, resulta que el que lo lee sólo podría apreciarlo en el contexto de una lectura, y no siempre -entre otras cosas, porque mi estado de ánimo, seguro, no va a ser igual al del otro lector-. He reproducido dos citas en facebook y no tuve ningún éxito entre mis «amig@s.

Se me presenta un verano difícil de novelas, porque el material que tengo …. se corresponde con el mundo en que vivimos … no me da aire …. aunque tal vez reencontrándome con Cheever o releyendo a Alvaro Cunqueiro, ese grandísimo cuentista. No sé. Por ahora las perspectivas no parecen demasiado alentadoras. Ya me leído el «Invisible» de Auster, y he vuelto a Dostoiewski, pero no acabo de encontrar una buena ruta …. aunque en el fondo todas lo son. Casi siempre nos encontramos con lo que es adecuado a cada circunstancia …. sólo hay que dejarse llevar ….. Es una de las actividades dónde sin duda pongo mucho cariño, pero me dejo llevar …. hay otras en que me gusta llevar la manija.

Desde hace tiempo pienso que los autores, aún los más geniales, se repiten sobre todo en las formas y se pueden reconocer, casi en las primeras páginas …. o sin casi. Pero en eso no somos diferentes de los organismos que creamos ….. también las organizaciones, las empresas y hasta los Estados y sus organismos administrativos derivados se parecen entre sí y curiosamente, con sus momentos iniciales, con su «big bang», con su nacimiento. ¡Qué difícil es cambiar una cultura de una organización!, porque se reproduce con facilidad entre personas que no han tenido ni siquiera que ver con la formación original. Pues aquí parecido. Repetimos lo que tenemos que decir …. y decimos una y otra vez, cambiando los contenidos, un mensaje similar, y un estilo y un sentido también similares.

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4 comentarios en «Leyendo, pensando»

  1. Precisamente, cambiar esos círculos viciosos … donde uno se repite, casi sin saberlo, una y otra vez, es uno de mis trabajos …. relanzar horizontes novedosos, innovadores, no tanto objetivos o metas, como nuevas formas de hacer lo mismo, de vivir el presente. El método que he desarrollado (aprender haciendo en grupo) tiene unos grandes resultados.

  2. Es aburrido repetirse o tener que repetir lo que otros te hacen repetir, pero mucho más si cabe es pensar que haces cosas nuevas o distintas y sin embargo, sigues haciendo las mismas sin darte cuenta o no queriendo darte cuenta …… No es fácil cambiar, pero no es imposible …. ahora bien, con los recursos culturales que normalemnte nos hacen reproducir, si es difícil …. estamos acostumbrados a repetir y a repetirnos a nosotros mismos también, aún no siendo conscientes de lo que estamos haciendo.

  3. La acción y el grupo, debidamente combinados, permiten un salto paradigmático en nuestras formas de proceder y de ser y de hacer. Si le añadimos unas gotitas de fondo de método científico …. la cosa funciona tan bien como una caipirinha o como un gin-tonic o lo que ud. guste.

  4. Para ello se precisan unos ritmos, unas pausas, unos espacios …. de eso se encarga el metodólogo … de poner la sal y pimienta en los primeros pasos …. a partir de los dos meses …. todo fluye de manera autoorganizada.

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