Aceptar la complejidad, moverse en la complejidad, en la diversidad, en la heterogeneidad, fuera del pensamiento único, de la burocratización, de la alexithimia, del no pensar …… El mundo es complejo, el pensamiento es complejo. Los sistemas educativos no son mejores por ser simples, sino por ser adecuados a lo que se necesita desde las raíces de uno mismo, desde las necesidades sociales y personales.
En «Manifiestos» escribo:
En mundos autoritarios y dogmáticos, sólo se requiere –y se busca- la simplicidad, la técnica y unas órdenes claras. No es así, ya somos bastante maduros y mayores, las cosas no son tan fáciles, ni aunque nos empeñemos lo vamos a conseguir. Podemos desearlo, pero no es así. Al final el vuelo de la mariposa ……. y no digamos la contaminación ……. y no digamos la sobreexplotación y la carrera loca de los beneficios …… y no digamos de ….
Las cosas son complejas y no las controlamos, ni podemos hacerlo -¡qué bien!-. Por eso me encanta el mundo internet, el mundo de la www y el software libre y …… Nunca habíamos conseguido poner en marcha una tecnología tan liberadora. Las voces censuradoras están cada día más activas, esperemos que no lo consigan. La complejidad se expresa en esa cantidad y variedad de información que encontramos en internet y no en otro sitio, y que mucha gente, muchísima, tiene muchas cosas que decir y las dice, y se leen y se comparten, y se discuten y ……
La complejidad afecta a nuestra forma de mirar las cosas. No las miramos igual buscando simplificaciones, que buscando síntesis aproximativas; no las miramos igual si somos tan simples que creemos que hay una única verdad o una verdad científica con mayúsculas, y la defendemos contra viento y marea; que si pensamos que puede haber diversas verdades, que estas son provisionales, pero que precisamente eso es lo que hace que el conocimiento científico sea una aventura maravillosa. Las cosas no son como nos gustaría que fuesen. Las cosas son como son, y desde luego mucho más complejas de lo que nos gustaría, aunque podamos descubrir algunas de sus leyes y conocer muchas de sus interioridades.
Esta forma de ver las cosas, cambia también la forma de sentirnos. Porque si son verdades, solo hay que aprenderlas-memorizarlas-devolverlas; pero si son buenas aproximaciones, pero con letra muy pequeña y provisionales, hay que centrarse en el método para poder hacerlas aflorar, se siente uno como Sócrates, y el conocimiento es un reto hacia un horizonte atractivo, pero inalcanzable. Los profesores tenemos que contribuir a que el placer de aprender, de moverse en la complejidad, de incorporarnos a la incertidumbre de la vida y a los meandros del río, a sus torrenteras y a sus remansos, sea también algo placentero para los alumnos. Más que transmitir cultura, hay que sentirla y vivirla. Ellos ya harán lo que deban, como titulaba Spike Lee .
La complejidad nos pone en una dimensión humana: no nos permite la prepotencia, porque es difícil abordarla en su globalidad; y sin embargo, nos «hace» complejos, que es lo que somos, unos seres privilegiados, pero todavía con muchísimo recorrido para llegar a ser …. para llegar a «conocernos a nosotros mismos».
Por el contrario, la simplicidad nos acerca a la prepotencia propia de quién no sabe lo que es, y en su ignorancia, prefiere ser tal que saber lo que realmente es; y nos inunda con una nube de supuesto saber que utiliza la recta como línea de vida, en lugar de reconocer que son las curvas y las pendientes las que realmente son la vida …. quién piense que se puede lograr llegar en línea recta a algún sitio … está bien equivocado y en su ignorancia «se va a evitar» avanzar algo, para bien suyo y de los que le rodean.
Por poner un ejemplo que todos hemos vivido en el mundo de la educación, por lo menos en la universidad, pero es parecido en las enseñanzas previas. Los famosos y denostables apuntes. Los apuntes son datos, informaciones fragmentarias, tomadas de un discurso oral, casi siempre relativamente inconexo, y que la mente del alumno todavía convierte en más inconexo y simplificado. Si el profesor pide que se «repitan» los apuntes como medio de evaluación, está sencillamente simplificando el conocimiento, está haciendo perder al alumno la oportunidad de aprender en fuentes dignas y profundas, está resolviendo el aprobado mediante algo tan simple y tan vano que el chico o chica realmente no aprende o casi no aprende y acabará pensando que no vale la pena aprender, porque no le enrolla lo que hace, sencillamente tomar notas, bajar la cabeza, y luego intentar repetir las cosas en términos del profesor, para que éste, al verse reproducido, tenga la sensación de que sabe algo, cuando lo real es más bien lo contrario.
Los apuntes son una simplificación del aprendizaje, y además, la mayoría de las veces son una simplificación de las teorías, ni siquiera se acercan al mínimo nivel de aplicabilidad. En fin, una forma desastrosa de hacer las cosas y de aprender.
Otro ejemplo de simplificación: la ciudad y los llamados urbanitas o ciudadanos. Si alguno habla por la tele, se encuentra con que su lenguaje es pobre, porque ha sido recreado como un ciudadano limitado, un ser que no vislumbra más que las calles de una gran ciudad. Y cuanto más grande es la ciudad, peor. Sin embargo, sorprende que cuando se le pregunta a alguien que vive de la agricultura en el medio rural, este no se pone nervioso, contesta con naturalidad y da una impresión mucho más compleja que la simplicidad del urbanita, al que poco menos que sólo se le puede preguntar: si, no o no sabe/no contesta. Por eso, la encuesta que es una técnica de simplificación, «te simplifica» sin matices, te hace alguien calificable en si, no y no sabe/no contesta y no mucho más …… ¡Qué podemos esperar de este capitalismo pobre cualitativamente hablando y por supuesto, deseoso de simplificarlo todo!
Si he sacado lo de las recetas, es porque las recetas son otra muestra de simplicidad. Como sabemos los «pacientes» (sic), las recetas no las entienden ni los farmacéuticos a veces ….. salvo que sea evidente como en el chiste que cuento en la entrada siguiente. Cuando uno va a aprender, no busca recetas, sino que aprender a pensar con otros, y en la medida en que aprende método, a pensar, está en el comienzo de buscar la estrategia oportuna para cada situación en que está viviendo. El método es la complejidad o denota complejidad, en tanto, las técnicas o las recetas denotan simplicidad, no siempre aplicable.