«La virtud de nuestra inteligencia no es tanto la de saber, sino la de hacer. «Saber no es nada, hacer es todo«. Pero ese hacer es fundamentalmente un acto de comunicación». Y para ello, «hablar es la mejor prueba de la capacidad de hacer lo que sea«. En el acto de la palabra, el hombre no transmite su saber, poetiza, traduce e incita a los demás a hacer lo mismo. Comunica como un artesano: manipula las palabras como herramientas. El hombre se comunica con el hombre tanto por las obras de sus manos como por las palabras de su discurso». Afirma Jacques Ranciere en su libro sobre Jacotot