También me gusta recordar lo conocido

Lo conocido nunca es conocido, o más bien, nunca es suficientemente conocido, y al menos en dos sentidos: en el primero, sería que no siempre llegamos a profundizar suficiente sobre lo conocido y sus posibilidades, que casi siempre son mucho más inmensas de lo creemos; y en el segundo -seguro que hay otras muchas formas de verlo, pero así, sobre la marcha, sólo encuentra estas dos- no acabamos de conocer lo que tendríamos que conocer y ya es conocido, y siempre hay sorpresas, algunas extraordinarias ….

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En realidad, conocer lo conocido es una tarea inmensa. Es más, hay personas que normalmente apodamos de eruditos que se pasan la vida luchando por conocer lo que ya se conoce … y también difundirlo, aunque muchos no se dediquen a ello, porque parece que les falta tiempo para meterse todo el paquete en el cuerpo-mente. Y ahora que pensamos muchos más … todavía es más difícil …. estamos rebasados por el conocimiento generado y si ya cuando yo era joven y estudiante resultaba difícil «hacerse» con los autores «de moda» o los que nos buscábamos; ahora la cosa se ha convertido en imposible, sobre todo, teniendo en cuenta los espacios virtuales que han multiplicado y repuesto muchas cosas … y hasta las han reinventado y copiado hasta el infinito. Lo cierto es que hay mucha gente que piensa, mucha gente que escribe y mucha gente que vale la pena leer. Y la mayoría de las veces sólo hablan sobre lo conocido.

Claro que hay un conocido inmediato, digamos del aquí y ahora, y un conocido que puede esperar más, que es más histórico, y que hoy en día prácticamente es todo lo que no sea de los últimos diez años, como mucho. Yo digo a mis alumnos que no me vengan con bibliografías utilizadas de antes del 2000, salvo excepciones muy excepcionales, y es que aprendemos a unos ritmos endiablados y lo que está escrito en 2009 se hace viejo inmediatamente, y en 2011 es casi una reliquia, y además, siempre salen montones de cosas que retoman los temas y les dan otra vuelta. Con todo ello, lo conocido es inabarcable, pero siempre interesante.

Además, sin lo conocido no podríamos hacer más que chorradas …. mucha gente cree que es muy original, hasta que se encuentra con que otro ya lo había dicho o lo ha dicho al mismo tiempo, o lo dice mejor. Lo cierto es que lo conocido es el patrimonio sobre el cual nos lo montamos, es el este de todo este tinglado de conocimiento sobre el que vivimos, y aprovechamos tan poco. Aunque si no conocemos o intentamos conocer lo conocido, la vanguardia se nos va quedando lejos …. hasta que ya no sabemos ni donde estamos. Porque en realidad, los que saben-saben son los que están al día … aunque sin perder el conocimiento de lo que ha quedado … de lo que ha sido dicho y nunca se borra, de las grandes frases de la historia, de los pensamientos o de los actos que han servido de ejemplo a culturas enteras ……

Por otra parte, lo conocido se olvida. Cuando retomamos un libro que habíamos leído, siempre encontramos otro libro, y disfrutamos normalmente mucho más. Es decir, habíamos leído o se nos habían quedado unas cosas …. y ahora encontramos otras …. tal vez como dijo alguien, con un sólo libro podríamos pasarnos toda la vida …. y nunca nos cansaríamos de encontrar nuevas perspectivas. Eso pasa de vez en cuando con los intelectuales, le dedican a un autor un gran espacio de tiempo y hasta forjan nuevas teorías o formas de ver lo que ya se ha vivido o hecho. Es por ejemplo, el movimiento de «lectura de El Capital» en los años setenta y ochenta. Por cierto, no vendría mal recuperar algo de esa lectura …. hace tiempo que lo tengo en la cabeza. Recuerdo que en los principios de los setenta, hicimos un seminario Fernando Ortega y yo sobre un librito de Marx, aunque muy importante, «Crítica del programa de Gotha» …. creo que duró casi dos cursos académicos y pasaron muchas personas que hoy en día están situadas en la universidad o han sido líderes políticos o sociales importantes en los últimos años. Leer a un autor profundamente puede ser muy divertido.

Yo tengo la oportunidad que concentro en cuatro grandes libros que repaso con mis alumnos o para mis alumnos durante el curso académico. Esos cuatro grandes libros son: «El Capital», el tomo I por supuesto y su antecedente la «Contribución …»; «Teoría del desarrollo capitalista» de Paul M. Sweezy, tal vez el libro más pedagógico y lúcido sobre Marx y el capitalismo; «Los males de la patria» del regeneracionista español Lucas Mallada; y «La Trama de la Vida» del insustituible Fritjof Capra. Siempre vuelvo a recalar en ellos. También en otros muchos, pero más superficialmente, sobre todo aquellos que ya forman parte de lo que llamo «Píldoras», pero sobre eso escribiré otro día.

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5 comentarios en «También me gusta recordar lo conocido»

  1. Lo cierto es que reparto mi tiempo de lectura al 60-40 ….. lo ya conocido por mí y novedades, es una buena proporción …. lo malo es que del 40 de novedades …. pocas cosas sirven o son realmente novedades … pero es el riesgo de atreverse con lo «supuestamente» nuevo.

  2. Me gusta recordar que la Venus de Velázquez está en Londres … y que no puedo ir a Londres sin pararme, aunque sea una hora …. contemplándola …. lo entiendo, probablemente, son manías, o hasta alguna neurosis acentuada, pero no es peligroso.

  3. Más cierto todavía que mi primer comentario es que realmente hay pocas cosas nuevas bajo el sol …. aunque hay algunas y muy valiosas. La mayoría de ellas son desarrollos de otras ya existentes, pero que te permiten ampliar tu campo de acción y hasta de experimentación o de teorización …..

  4. En pintura, me gusta ver y re-ver a los impresionistas …. casi en cualquiera de sus formas. Ahora en Madrid hay dos exposiciones …. realmente interesantes … una de ellas de Renoir, la otra de varios con tema jardines …. apasionante.

  5. Re-mirar las cosas siempre permite recuperar o hasta recrear conocimientos, darle una vuelta más de tuerca, que no se te había ocurrido, y sobre todo, lo que más te permite es poco a poco ir forjando sentido común.

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