«Un libro para compartir» es un programa nuevo en mi plan docente, lo he incorporado para dar más diversidad y al tiempo más interconectividad entre las diferentes esferas del saber y del arte.

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En otras ocasiones, había utilizado libros muy concretos, algunos de ellos novelas, para cubrir una parte del programa. Sin embargo, este programa se ha planteado como complementario, igual que «Música y Realidad Social», en la idea de que los alumnos normalmente están tan metidos en los estudios de cada momento, que prácticamente leen poco, en la mayoría de los casos, o sólo leen lo que se les recomienda. El programa partía de una selección de 18 libros, todos conocidos por mí, y que en su grandísima mayoria han sido tremendamente importantes para la sociedad en cada momento. Había novelas y libros de poesía, había ensayos y filosofía de la ciencia, había libros rupturistas en pedagogía o en otras materias, …. en fin, así hasta dieciocho títulos. No era ni obligatorio entrar en el programa, ni tampoco la relación inicial era más que una sugerencia orientativa. Si alguien había leído un libro que él considerase interesante para los demás y para el análisis social y económico, era bien recibido. Al final, han participado 48 alumnos directamente en la experiencia. Casi todos tomando libros de los recomendados orientativamente, y cinco de ellos proponiendo títulos que les parecían interesantes para comentar y compartir.

Tuvimos un día para hablar en clase de los libros leídos. Algunos participaron de una forma muy activa, muy sentida. No todos los que leyeron libros participaron en la clase. Lo cierto es que hubo poco tiempo, sobre todo en el grupo de Políticas, que habían leído mucho y además, es un grupo más numeroso. En todo caso, repasamos un total de 15 libros en las tres clases que hago en paralelo, y participaron directamente casi 30 alumnos. Todo eso condujo a unas clases muy dinámicas, y donde hablamos de sociedad, de economía, de literatura, de ciencia, de arte y de otras muchas cosas. Fueron unas clases intensas y sentidas. El resultado, en mi opinión, fue espectacular.

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4 comentarios en «Un libro para compartir»

  1. Por ejemplo, «El miedo a la libertad»:
    Libro para compartir: El miedo a la libertad
    Libro para compartir: El miedo a la libertad
    He escogido este libro sencillamente por el título. Cuando lo ví me dio la sensación de que en él iba a encontrar algunas de las reflexiones que hago.
    Me da la sensación de que muchas personas se obsesionan tanto por el dinero, que llegan a pensar que su posesión es lo que les da la libertad. Sin embargo creo, que al obsesionarse se enganchan y al engancharse, esa libertad que tanto persiguen, se esfuma. Es evidente que en el mundo en el que vivimos, en nuestra sociedad como en otras muchas, el dinero es fundamental y hasta le ponemos en un lugar demasiado alto. No podemos ser libres mientras estemos enganchados a esa publicidad, a ese consumo constante.
    En relación con el libro, me parece interesante comenzar comentando el análisis que realiza Fromm sobre la libertad en el Renacimiento, ya que creo que la actitud de ese ser humano renacentista continúa en muchas ocasiones, en nuestra actual sociedad. Me parece importante plantearnos qué es la libertad y cómo conseguirla. Supongo que el significado de esa palabra y el modo de conseguirla variará dependiendo de la época en la que uno se encuentre. En el Renacimiento, la actividad económica iba de la mano de la palabra «libertad». Solamente había dos tipos de hombres, y el mundo giraba en torno a esa libertad. Si poseías bienes materiales, se pasaba directamente a ser «libre», y por lo tanto, a ser hombre. Sin embargo, si no poseías bienes materiales, pasabas a ser tratado como objetos, sin nada de libertad. La vida de esas personas quedaría atada a otras, prácticamente toda su vida.
    Si he comenzado señalando este aspecto que señala Fromm es porque, desgraciadamente, esta situación no ha cambiado mucho a pesar de los años que separan la época renacentista de la de ahora. En aquella época, las personas afortunadas (desde el punto de vista económico) eran libres y, sin embargo, se sentían solos, por lo que desde mi punto de vista no eran nada afortunados, sino todo lo contrario. ¿De qué vale esa libertad si no puede ser compartida? Quizá sea por esa actitud tan egoísta que mostraban los ricos, por lo que se encontraban totalmente vacíos por dentro.
    Nadie elige venir a este mundo, pero sí debería de poder elegir entre una serie de aspectos, porque para mí, una de las bases de la libertad, es poder elegir. Venimoas a este mundo y nacemos en un determinado lugar, y solamente por ese echo nos encontramos delimitados. Si naces en el continente europeo y además eres blanco, te sentirás mejor y más libre. Esto no es algo que me esté inventando sobre la marcha, me estoy apoyando en lo que ven mis ojos todos los días. Me parece muy triste que una niña de 15 años no quiera enfrentarse a la realidad de su aspecto físico, porque es de otra cultura, porque es una persona negra. Para esa niña, la libertad no va ligada al dinero, sino al color de su piel, y creo que está en las manos de todos, hacer que esa chica se sienta libre, tratándola como una más.
    Como bien dice Fromm «hasta para esas personas afortunadas, el papel creciente del capital, del mercado y de la competencia condujo su situación personal hacia la inseguridad, el aislamiento y la angustia».
    Con la Reforma los hombres necesitan aferrarse a algo para sentirse seguros; se aferraban a la religión. La sumisión a la religión es debida a la impotencia del hombre y lo hace por amor .
    Lutero le dio independencia al hombre en cuestión religiosa diciendo que la relación con Dios era directa y que no se necesitaba ni de sacerdotes ni del papa; de esta forma quita poder a la iglesia , apoyándose en los conceptos de fe y salvación .
    Antes se decía que el hombre era malo por naturaleza.
    Calvino también afirma que la religión esta arraigada en la impotencia del ser humano.
    La auto humillación era el medio para alcanzar la salvación divina. Solo Dios elige a quién salva y quienes se condenan .
    Fromm también analiza algunas consecuencias del nazismo: principio de desigualdad de los hombres.
    La sociedad moderna es la que hace al hombre más independiente y más critico concediéndole una mayor autoconfianza y produce también en él la sensación de estar aislado y atemorizado .
    El capitalismo libera al hombre de sus vínculos tradicionales y contribuye al aumento de la libertad , con este proceso crece la determinación del hombre .
    En la sociedad contemporánea los medios de comunicación ejercen una gran influencia en los individuos , la publicidad genera una sensación de pequeñez e impotencia , matando la capacidad crítica, pues se dirige a la emoción , no hacia la razón .
    El hombre se siente aislado y solo en el ámbito social, es aquí, donde aparecen los mecanismos de evasión.
    Análisis del nazismo de Fromm:
    Fromm hace un análisis muy importante sobre porque tuvo lugar el nazismo en la sociedad contemporánea y llegó a la conclusión de que es porque en un país democrático , un pueblo libre votó a un líder tan autoritario y racista , que llevó a Alemania al horror máximo y la mayor demostración de opresión que se haya dado en la historia. Hitler dio seguridad a los seres humanos que conforman a Alemania , dando un liderazgo y un ideal por el que luchar .

    Publicado por Gema Duque

  2. O «La teoría de la clase ociosa» de Thorstein Veblen:

    Libros para compartir: Teoría de la Clase Ociosa, de Thorstein Veblen
    Libros para compartir: Teoría de la Clase Ociosa, de Thorstein Veblen
    ¿Cómo hablar de un libro, sin hablar del libro (por el tema de los derechos de autor…) y que, aún así , resulte atractivo de leer? Aquí os dejo un intento de incitar a la lectura de un gran libro que no defrauda: Teoría de la Clase Ociosa, de T. Veblen.

    Lo primero que me llamó la atención del libro es su extensión: 388 páginas. Esta longitud, que en principio podría parecer tediosa, resulta meticulosa y detallada y logra captar la atención del lector. A lo largo de estas páginas, el autor nos pasea por una gran cantidad de ejemplos de lo que constituye consumo ostensible, que es una de las peculiaridades de la clase ociosa. Esta cantidad de ejemplos, lejos de ser un intento de buscar justificaciones a la teoría, lo que muestran es el grado de aplicabilidad y de vigencia de la misma.

    Si hubiera que definir la obra en pocas palabras, diría que el libro trata sobre cómo se ha gestado, a lo largo del desarrollo de la humanidad, una clase cuya única actividad consiste en adquirir prestigio mediante el consumo de mercancías. Dicha clase tienen como cometido no hacer nada, salvo dejar constancia, mediante el consumo, de que no hace nada. Me ha resultado, en resumen, una obra meticulosa que, en cierto sentido, sintetiza ideas de Marx y Weber con respecto a la articulación de la sociedad de clases, incorporando también ideas de Durkheim en relación a la división social del trabajo como origen de la susodicha clase ociosa (Veblen fue coetáneo de Durkheim y Weber)

    Para Veblen, la clase ociosa es consecuencia de una división social del trabajo, que distingue entre trabajos “con prestigio” y trabajos “sin prestigio”. En este sentido, recuerda a la idea marxiana de que las relaciones de producción son las que establecen una infraestructura que determina la superestructura sobre la que se desenvuelve la sociedad. Por otro lado, una vez dentro de esta superestructura, lo que articula la sociedad de clases es el prestigio (teniendo en cuenta el trasfondo de relaciones de producción que parten de reservar ciertas actividades a ciertas personas). Esta idea, tomada de Weber, señala que no sólo el dinero es necesario para ocupar una posición respetable dentro de la comunidad (Weber señala que sería una confluencia de poder, prestigio y riqueza lo que determina la posición social). En este sentido, opino que Veblen logra articular ambas teorías en una sola: la teoría de la clase ociosa. Esta síntesis quedaría como sigue: una vez se ha asentado una infraestructura basada en la división social del trabajo, donde unos pocos se reservan ciertas actividades (que supone el germen de la apropiación de los factores de producción en épocas posteriores), dicha división social se materializa en una estructura de clases; clases que se jerarquizan en función del prestigio, teniendo en cuenta que no es sólo el dinero lo que otorga dicho prestigio, puesto que la clase ociosa ya parte de una posición en la que tiene riqueza o puede acumularla sin dificultades.

    Lo siguiente que pasa a explicar el autor es cómo ha ido evolucionando la adquisición de prestigio dentro de las distintas sociedades. En resumen, se pasaría de realizar trabajos con prestigio en la era de los cazadores recolectores, que supondrían la realización de hazañas, a la búsqueda de trofeos de guerra que fuesen testimonio de dichas hazañas bélicas en una segunda etapa (la época bárbara); de ahí, se pasaría a la acumulación de riquezas como fuente del prestigio (en la primera etapa de la era industrial) para terminar, en la época actual, empleando el consumo como fuente del prestigio.

    Indagando en los entresijos del libro, una de las cosas que más me llamó la atención fue el carácter implícito de la explotación a la que somete la clase ociosa a la clase trabajadora. Esto se refleja en la siguiente cita: “La clase ociosa vive gracias a la comunidad industrial más que dentro de ella”, que deja patente el hecho de que el ocio y el consumo de ciertas mercancías es coto exclusivo de una clase concreta.

    Otra cita que deja constancia de lo mordaz y meticuloso del análisis de Veblen, y que resulta más anecdótica, es la referida al uso del bastón: “Desde luego, la práctica [de llevar bastón] es en gran medida algo que se usa entre la gente elegante; pero la base de los usos elegantes se funda a su vez en las proclividades de la clase que dicta las normas en cuestión de usos elegantes. El bastón tiene como propósito anunciar que las manos de su portador se emplean para una finalidad distinta del esfuerzo útil y, por lo tanto, tiene utilidad como demostración del ocio. Pero también es un arma, con lo cual se satisface una necesidad sentida por el hombre bárbaro. El manejo de tan primitivo y tangible instrumento ofensivo resulta muy grato para cualquiera que esté dotado de un grado, siquiera moderado, de ferocidad”. En esta cita, el autor señala que es la clase ociosa la que dicta normas con respecto a usos culturales (“usos elegantes”) y que dicha clase mantiene su carácter depredador de la época bárbara; pero también deja patente que la clase ociosa es aquella que tiene reservada ciertos trabajos pecuniarios (en la época actual, relacionados con la acumulación y el mundo financiero) diferenciados del trabajo industrial. Y lo más mordaz: el tener ocupadas las manos con un bastón es signo de que esas manos no están dedicadas al trabajo manual, sino a no hacer absolutamente nada.

    Este carácter de “no hacer nada” de la clase ociosa, se refleja en hechos como las normas de etiqueta, los modales. Los modales (sobre todo, los relativos a normas de comida, protocolo, etc) son una actividad inútil, según el autor, en tanto que no producen nada; sin embargo, el dedicarse a aprender modales es una actividad que sólo se puede realizar si se dispone de tiempo para ello por estar exento de realizar actividad industrial y manual en general.

    Por último, queda señalar la cuestión de género que se encuentra subyacente en toda la obra: la división social del trabajo sería el origen del hecho de relegar a las mujeres a ciertas tareas a las que se acaba señalando como tareas de poco prestigio (tareas de mujeres); además, el hombre habría convertido a la mujer, desde la época bárbara, en mero “trofeo” que atestiguaría el logro de hazañas bélicas (conquista de otros poblados). En la época actual, la mujer quedaría relegada a un segundo plano, como simple elemento testimonial del poder pecuniario del varón, que buscaría mujeres con ciertos rasgos físicos que dieran a entender que dicha mujer no se dedica (ni necesita dedicarse) a actividades físicas, estableciendo así el origen de los cánones de belleza actuales. Es decir, Veblen ya deja constancia, desde los años 20 del siglo pasado, de que la mujer está siendo instrumentalizada y relegada a un segundo plano por una mera cuestión de prestigio del varón, anulando así el desarrollo personal de la mujer, que quedaría sometida a una posición de sumisión frente al hombre.

    En resumen, me ha resultado una gran obra que aporta unos cuántos conceptos, como clase ociosa, consumo ostensible, ocio vicario o consumo vicario, que son aplicables al contexto actual y que son reflejo de una estructura social en la que una mayoría está al servicio de unos pocos, para su uso y disfrute.
    Publicado por Antonio José

  3. O «1984» de Orwell:

    1984
    La lectura que escogí fue la novela de George Orwell ,1984, mi elección no se debe a motivos especialmente interesantes, en realidad respondió simplemente a que es una novela con la que yo ya contaba y que además en una ocasión comencé a leer pero por algún motivo que no recuerdo abandoné demasiado pronto.
    La trama de novela resulta un tanto compleja, se trata de un futuro (en la época en la que se escribió) diametralmente opuesto al que se conocía. En éste, a causa de diversas guerras, revoluciones y contrarrevoluciones, el mapa geopolítico mundial se había transformado por completo, dando lugar a la creación de tres áreas permanentemente enfrentadas, Oceanía, que comprende el Reino Unido, el continente americano, Australia, Nueva Zelanda y el sur de África; Eurasia, compuesta por Europa, Rusia y el norte de África y Asia Oriental, integrada por China, Japón y Corea. Además, existe una zona, alrededor del ecuador en continua punga entre las potencias enfrentadas.
    La novela se desarrolla en Oceanía y su protagonista se llama Winston Smith que es un miembro del partido que trabaja en el Ministerio de la Verdad uno de los cuatro ministerios encargados de mantener el orden del régimen.
    El sistema del régimen se asienta sobre la base de la adoración de un líder mítico denominado Gran Hermano y del partido. Se trata de un régimen terriblemente represor en el cual las capas más altas de la sociedad, que miembros del partido son constantemente vigiladas a través de micrófonos y telepantallas, están obligados a asistir a actividades colectivas en pro del sistema etc. Se pretende en este sistema que la individualidad sea aplastada y que el grupo sea lo fundamental. Para ello, se recurre a la sistemática propaganda a cualquier hora del día a través de las telepantallas, así como los dos minutos de odio diarios dedicados a repudiar públicamente a la potencia rival. Las instituciones tradicionales, como la familia, quedan desacreditadas y se insta a los individuos a que delaten aquellos a los que se sospeche que puedan estar conspirando contra el Gran Hermano
    Winston, a pesar de la incesante falta de libertad con la que cuenta, a través de su trabajo, basado en eliminar las palabras, cifras o discursos dichos en el pasado que en el presente se han cambiado, se plantea su propia impotencia en la lucha contra las consignas del partido, las falacias vertidas constantemente, y la extraña hipocresía del discurso oficial que niega ya hasta la existencia del pasado.
    Winston comienza a escribir en su diario todo aquello que no puede decir abiertamente, escribiendo como dirigiéndose a O´Brian, un compañero del Ministerio de la Verdad del cual intuye que comparte su oposición a este sistema. Mientras tanto, comienza una relación clandestina, puesto que las relaciones que vayan más allá de la reproducción están prohibidas para los miembros del partido, con otra compañera suya, Julia.
    A partir de entonces, Winston comienza a vivir, a ser capaz de emitirr las palabras que nunca había podido pronunciar a causa de las restricciones del Gran Hermano y tratando de formar parte de lo que se conoce como la Hermandad, un grupo dirigido por Emmanuel Goldstein, que desde la sombra trata de luchar contra el Ingsoc, la doctrina oficial del sistema de Oceanía.
    La lectura de esta novela resulta en ocasiones algo angustiosa, al empatizar con el protagonista.Los mecanismos del Gran Hermao son tan eficaces que logran lo que ningún otro régimen ha cumplido antes, controlar no solo los actos de sus integrantes sino también sus pensamientos y emociones. En el sistema de Oceanía se les priva de sentir cualquier emoción que no sea la del odio hacia el enemigo externo e interno, incluyendo a los miembros de la familia, a los que si es preciso ,habrá que delatar, y el amor exclusivo e incondicional al Gran Hermano.
    En la novela se exponen ideas muy interesantes, una de ellas es el hecho de que el sistema de Oceanía tan represor y controlador, es especialmente exigente con los miembros del partido, aquellos individuos bien formados que forman parte de las clases media y alta, mientras que con las clases más bajas, los proles, se permiten cierto margen de libertad, no tienen telepantallas en sus casas, pueden componer familias tradicionales(es decir, con quien se les antoje) etc. Ello se debe a que consideran que éstos no suponen ninguna amenaza al orden del sistema ya que los consideran tan inmersos en la lotería y en otros asuntos triviales que no se llegan a plantear nada.
    Otra de las cosas a destacar es la idea de la guerra como mecanismo económico. En la novela se plantea que el Estado de guerra constante al que están sometidas las tres potencias no se debe a que pretendan realmente vencer al enemigo, sino un equilibrio de poderes, esto es, que siempre se mantengan igual y ello es causa de que la guerra es la forma que tienen para utilizar el excedente productivo [La guerra de ahora]sirve para consumir el sobrante de bienes y ayuda a conservar la atmósfera mental imprescindible para una sociedad jerarquizada(…).En nuestros días no luchan unos contra otros, sino cada grupo dirigente contra sus propios súbditos, y el objeto de la guerra no es conquistar territorio ni defenderlo, sino mantener intacta la estructura de la sociedad. El Estado de Guerra constante supone entonces una paz constante y así cobra sentido uno de los eslóganes del partido: LA GUERRA ES LA PAZ.
    La verdadera guerra que se está librando no es una guerra entre potencias sino entre una élite privilegiada que quiere tener el poder sin más motivación que el poder mismo y para ello ha de mantener la clase inmediatamente inferior justo sometida en todo su ser, que no quepa en ella la menor rebeldía, ni la menor duda de que el Gran Hermano(ser probablemente inexistente) junto con el partido gobiernan para y por ellos, que la Guerra es necesaria y que están infinitamente mejor que en el pasado y que en ningún otro lugar del mundo. Para ello se precisa de toda una serie de mecanismos como son el adoctrinamiento a edades tempranas, el aislamiento de los demás, la desconfianza constante en el prójimo, la revisión continua de que todo lo que se dijo en el pasado se ha cumplido en el presente (para lo que es necesario modificar el pasado) así como lo que denomina Goldstein la oligarquía colectivista, que supone la eliminación de la propiedad privada. Los miembros del partido de Oceanía no tienen más propiedades que las estrictamente necesarias, lo demás es de todos, no poseen nada de forma individual, sin embargo, el partido como colectivo lo posee todo.
    En suma, la novela hace reflexionar, aunque deja cierto sabor amargo, quizás sea por su final, o tal vez sea porque el atropello de libertad tan atroz que se ejerce da mucho más miedo que la habitación 101, pero en cualquier caso, es un libro muy recomendable.
    http://www.youtube.com/watch?v=lstDdzedgcE
    Publicado por Alba

  4. O hasta «La Resistencia» de Sabato:

    LA RESISTENCIA DE ERNESTO SABATO
    El comentario hacia este libro ha sido motivo, de la lectura que hizo el profesor Roberto Carballo sobre unos párrafos del mismo, como viene haciendo habitual todos los lunes y martes de la asignatura Sistema Económico Mundial, el profesor nos regala algunas líneas sobre diferentes lecturas, y debo admitir que el día que nos leyó sobre “La Resistencia”, entro en mi un deseo de hacerme con este libro, empecé a leerlo esa misma semana pero por diferentes motivos no llegue a terminarlo. Cuando nos propusieron entre una lista de libros en cual estaba este, mi remordimiento al no haber terminado esta gran lectura hicieron volver a empezar con una mirada más entusiasta a leer el libro.
    El libro contiene seis apartados, los cuales cada uno de ello los titula: primera carta, segunda carta… así hasta la quinta carta para después terminar con un apartado llamado epilogo: la decisión y la muerte. Comentare cada uno de estos.
    • Primera carta: lo pequeño y lo grande.
    Este primer escrito Ernesto Sabato tiene un sentimiento de que las posibilidades de una vida más humana están a nuestro alcance y por ello también la necesidad de poder transmitir ese sentimiento que le invade, así comienza el libro, con la reflexión que hace a los lectores de de la esperanza de que todavía se pude conseguir si empezamos a valorar la vida de otra manera. Valores que él llama del espíritu que todavía están ahí aun siendo conscientes de la amenaza de la condición humana.
    A medida que nos realizamos de manera más abstracta, más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios.
    La televisión hace que quedemos como prendados de ella, y hace que nos cueste abandonarla y perdemos la capacidad para mirar y ver lo cotidiano.
    Recoge la frase de Marx modificándola y diciendo “la televisión es el opio del pueblo”, ya que uno va quedando aletargado delante de la pantalla y aunque no encuentre nada de lo que busca, lo mismo se queda ahí, incapaz de levantarse y hacer algo bueno. Nos quita las ganas de trabajar en alguna artesanía, leer un libro, o ir al bar con algún amigo o conversar con los suyos. Es algo a lo que nos acostumbramos como a falta de algo mejor.
    Sabato recoge muy bien esta idea, diciendo que el estar sentado frente al televisor anestesia la sensibilidad, hace lenta la mente, perjudica el alma.
    La presencia de un hombre se expresa en el arreglo de una mesa, en unos discos apilados, en un libro, en un juguete. El contacto con cualquier obra humana evoca en nosotros la vida del otro, deja huella a su paso que nos inclina a reconocerlo y a encontrarlo. Pero si vivimos como autómatas seremos ciegos a las huellas que los hombres nos van dejando.
    La medicina es una de las aéreas donde puede verse una contra ola que golpea esta trágica creencia en la abstracción. Una enfermedad es quizás en la ruptura entre su propio soma y su medio físico y cultural, que puede ser provocada por un impulso sometico y otras por un impulso anímico, espiritual o social. Sabato considera que enfermedades modernas como el cáncer pueden ser debidas al desequilibrio que la técnica y la sociedad moderna han producido entre el hombree y su medio. ¿El cáncer no es acaso un cierto tipo de crecimiento desmesurado y vertiginoso?
    Cambios mesologicos provocaron la desaparición de especies enteras y así como los grandes reptiles no pudieron sobrevivir a las transformaciones que ocurrieron al final del periodo mesozoico, podría suceder que la especie humana fuese incapaz de soportar los catastróficos cambios del mundo contemporáneo. El hombre no ha tenido tiempo para adaptarse a las transformaciones que su técnica y su sociedad van produciendo a su alrededor y Sabato afirma que las enfermedades modernas son los medios de que se está valiendo el cosmos para sacudir a esta orgullosa especie humana.
    En las páginas siguientes Ernesto Sabato nos habla de la fidelidad y la traición, a la que el hombre tiene el sentimiento como un destino de cumplir. Pero ese destino no es como fatalidad. Sabato cree que la libertad nos fue destinada para cumplir una misión en la vida, y sin libertad nada vale la pena.
    En este primer capítulo el escritor finaliza con estas frases: “que admirable es a pesar de todo que el ser humano, esa cosa tan pequeña y transitoria, tan reiteradamente apalatada por terremotos y guerras, tan cruelmente puesta a prueba por los incendios y naufragios y pestes y muertes de hijos y padres. Sí, tengo una esperanza demencial, ligada , paradójicamente a nuestra actual pobreza existencial y al deseo, que descubro en muchas miradas, de que algo grande puede consagrarnos a cuidar afanosamente la tierra en la que vivimos” .
    “Creo en los cafés, en el diálogo, creo en la dignidad de las personas, en la libertad. Siento nostalgia, casi ansiedad de un infinito, pero humano a nuestra vidas”.
    • Segunda Cara: los Antiguos valores
    Su segundo escrito Ernesto Sabato se encuentra en la antigua ciudad de Salta, sentado en la plaza “volvieron mis obsesiones de siempre” así comienza esa nueva carta.
    Las sociedades desarrolladas se han levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y comunitarios y sobre aquéllos que no tienen valor en dinero sino en belleza. Sabato recuerda cuando era niño, aun se mantenían valores que hacían del nacimiento, el amor, la adolescencia, la muerte un ceremonial bello y profundo. El tiempo de la vida no era el de la prisa de los relojes sino que aun guardaba espacio para los momentos sagrados y para los grandes rituales.
    Había épocas buenas y épocas calamitosas, pero dependan de la naturaleza, de las cosechas; el hombre no sentía que debía obrar siempre y en cualquier momento para controlar el acontecer. Ahora la humanidad carece de ocio, en buena parte porque nos hemos acostumbrado a medir tiempo en modos de producción.
    La vida de los hombres se contaba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo del ser humano frente a la adversidad. Estos grandes valores como la honestidad, el honor, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas.
    Otro valor perdido es la vergüenza, como dice el autor hay en día uno puede encontrar, con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones. En otro tiempo su familias se hubiera enclaustrado, pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión los llevan y los tratan como a un señor.
    Sabato resalta el valor que se daba antes a las palabras, de ninguna manera era un arma para justificar los hechos. Hoy todas las interpretaciones son validas y las palabras sirven más para descargarnos de nuestros actos que para responder por ellos.
    Cuando la cantidad de culturas relativizas los valores y la “globalización” aplasta con su poder y los impone una uniformidad arrogante, el ser humano, en su desconcierto pierde el sentido de los valores y de sí mismo y ya no sabe en quizás o en que creer.
    Al sobrevalorarse lo racional, fue desestimado todo aquello que la lógica no lograba explicar. Pero claro está que los grandes valores que hacen la condición humana como la verdad, solidaridad o coraje no se pueden explicar. El mito al igual que el arte, expresa un tipo de realidad del único modo en que puede ser expresada.
    El mayor empobrecimiento de una cultura es ese momento en que un mito empieza a definirse popularmente como una falsedad. Como al desmoronarse los cimiento de una casa, las sociedades comienzan a precipitarse cuando sus mitos pierden toda su riqueza y su valor.
    El sentimiento de orfandad tan presente en este tiempo se debe a la caída de los valores compartidos y sagrados. Es necesario advertir que muchos de esos valores eran respetados porque no se vislumbraba otra manera de vivir. El conocimiento de otras culturas otorga la perspectiva necesaria para mirar desde otro lugar, para agregar otra dimensión y otra salida a la vida. La humanidad está cayendo en una globalización que no tiende a unir culturas, sino a imponer sobre ellas el único patrón que les permite quedar dentro del sistema mundial. Sabato tiene la esperanza de que el hombre vuelva a encontrar los valores trascendentes eligiéndolos con una libertad a la que este tiempo, providenamente le este enfrentando.
    “…milagro es que el amor permanezca y que todavía corran los ríos cuando hemos talado los arboles de la tierra”
    • Tercera carta: entre el bien y el mal.
    En esta tercera carta Sabato comienza su escrito recordando a su madre. Entre lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida se abre una cuña en el alma que separa el hombre de la felicidad como el exiliado de su tierra. Sabato nos dice que es urgente encarar una educación diferente, enseñar que vivimos en una tierra que debemos cuidar, que dependemos del agua, del aire, de los arboles, de los pájaros y de todos los seres vivientes y que cualquier daño que hagamos en este universo grandioso perjudicara la vida futura y puede llegar a destruirla.
    La búsqueda de una vida más humana debe comenzar con la educación. Por eso es grave que los niños pase horas atontados delante de la televisión, asimilando todo tipo de violaciones o dedicados a esos juegos que permiten la destrucción. El niño puede aprender a valorar lo que es bueno y no caer en lo que lo es inducido por el ambiente y los medios de comunicación.
    Debemos comprender que la primera huella que la escuela y la televisión imprimen en el alma del chico es la competencia, la victoria sobre sus compañeros y el más enfático individualismo, ser el ganador.
    Sabato cree que la educación que damos a los hijos procrea el mal porque lo enseña como bien, una educación que como base tuene el individualismo y la competencia. La educación no está independizado del poder y por lo tanto encauza su tarea hacia la formación de gente adecuada a las demandas del sistema. Estos es un sentido inevitable porque de lo contario formaría a magnificar “desocupados”. Pero si esto no se contrabalancea con una educación que muestre lo que está pasando y a la vez promueva el desarrollo al desarrollo de las facultades que están deteriorándose, lo perdido será el ser humano.
    El alma del hombre está suspendida entre el anhelo del bien y la inclinación del mal. Las grandes religiones solo preconizan el bien, sino que ordenan hacerlo, lo que prueba la constante presencia del mal. La vida es un equilibrio tremendo entre el ángel y la bestia. No podemos hablar del hombre como si fuera un ángel y no debemos hacerlo. Pero tampoco como si fuera una bestia, porque el hombre es capaz de as peores atrocidades pero también de las más grandes y puros heroísmos.
    “el ser humano no podrá sobrevivir sin héroes, santos y mártires porque el amor , como el verdadero actor creador es siempre la victoria sobre el mal. “
    • Cuarta carta: los valores de la comunidad
    Asistimos a una quiebra total de la cultura occidental. El mundo cruje y amenaza con derrumbarse, ese mundo que para mayor ironía es el resultado de la voluntad del hombre, de su prometeico intento de dominación.
    A cada hora el poder del mundo se concentra y se globaliza vente o treinta empresas , como una salvaje animal totalitario, lo tienen en sus garras . Continentes en la miseria junto a altos niveles tecnológicos, posibilidades de vidas asombrosas a la par de millones de hombres desocupados, sin hogar, sin asistencia medica, sin educación. La masificación ha hecho estragos, ya es difícil encontrar originalidad en las personas y un idéntico proceso se cumpla en los pueblos, es la llamada globalización.
    Habrá una crisis de toda una concepción del mundo y de la vida basada en la idolatría de la técnica y en la explotación del hombre .para la obtención del dinero, han sido validos todos los medios. Esta búsqueda de la riqueza no ha sido llevada adelante para todos, como país, como comunidad; no se ha trabajo en un sentimiento histórico y de fidelidad de la tierra.
    La degradación de los tribunales en la justicia provoca la sensación de que la democracia es un sistema incapaz de investigar y condenar a los culpables
    Debemos exigir que los gobiernos vuelquen todas sus energías para que el poder adquiera la forma de la solidaridad, que promueva y estimule los acotos libres, poniéndose al servicio del bien común, que no se entiende como la suma de los egoísmos individuales, sino que es el supremo bien de una comunidad. Debemos hacer surgir, un modo de convivir y de pensar, que respete hasta las más hondas diferencias.
    Tampoco podemos vivir comunitariamente cuando todos los vínculos se basan en la competencia, la competencia es una guerra no armada que tiene como base un individualismo que nos separa de los demás, contra quienes combatimos.
    • Quinta carta: La Resistencia.
    Comienza su escrito escribiendo con letras mayúsculas LO PEOR ES EL VERTIGO, Sabato nos señala que lo propio del vértigo es el miedo, el hombre adquiere un comportamiento de autómata, ya no es responsable , ya no es libre, ni reconoce a los demás. El hombre no se puede mantener humano a esta velocidad, si vive como autómata será aniquilado. La serenidad, una cierta lentitud, es tan inseparable de la vida del hombre como el suceder de las estaciones lo es de las plantas o del nacimiento de los niños.
    En el vértigo todo es terrible y desaparece el dialogo entre las personas. La pérdida del dialogo ahora el compromiso que nace entre las personas y que puede hacer del propio miedo un dinamismo que lo venza y les otorgue una mayor libertad. Pero el problema es que la gran mayoría no quiere la libertad, le teme. El miedo es un síntoma de nuestro tiempo. El lema de Sabato es resistir, pero el problema es como encarnar esta palabra, antes cuando la vida era menos dura, Sabato entendía por resistir un acto heroico pero la pregunta que nos hace es ¿se le puede pedir a la gente del vértigo que se rebele? Pero claro la situación ha cambiado tanto que se debe revalorar lo que entendemos por resistir, Ernesto Sabato no nos da la respuesta pero nos dice que es algo menos formidable, más pequeño, como la fe en un milagro.
    La tragedia del verito:
    -La soledad de la persona
    -la desvalorización de si mismo que siente el hombre y que conforma el paso previo al sometimiento y a la masificación.
    El autor considera que si a pesar del miedo que nos paraliza volviéramos a tener fe en el hombre, podríamos vencer el miedo que nos paraliza.
    Debemos de hacer novedad respecto de lo que estamos viviendo y la creación solo surge en la libertad y está estrechamente ligada al sentido de la responsabilidad, es el poder que vence al miedo.
    El ser humano solo se salvara si pone su vida en riesgo por el otro hombre, por su prójimo o su vecino, por los chicos abandonados en el frio de las calles. Estos chicos nos pertenecen como hijos y han de ser el primer motivo de nuestras luchas, la más genuina de nuestras vacaciones.
    De nuestro compromiso ante la orfandad puede surgir otra manera de vivir, donde el hombre pueda descubrir y crear una existencia diferente.
    La historia es el más grande conjunto de aberraciones, guerras, persecuciones, torturas e injusticias, pero a la vez o por eso mismo, millones de hombres y mujeres se sacrifican para cuidar a los más desventurados. Ellos encarnan la resistencia.
    “el mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria”
    • epilogo: la decisión y la muerte
    Ernesto Sabato en el último capítulo del libro comienza con una reflexión; cada hora del hombre es un lugar vivo de nuestra existencia que ocurre una sola vez, incomparable para siempre.
    Para Sabato lo esencial de la vida es la fidelidad a lo que uno cree su destino, que se revela en esos momentos decisivos, esos cruces de caminos que son difíciles de soportar pero que nos abren a las grandes opciones.
    Unidos en la entrega a los demás y el deseo absoluto de un mundo más humano, resistamos. Esto bastara para esperar lo que la vida nos depare.
    Los valores son los que nos orientan y presiden las grandes decisiones. Desgraciadamente, por las condiciones inhumanas del trabajo, por educación o por miedo, muchas personas no se atreven a decidir conforme a su vocación, conforme a ese llamado interior que el ser humano escucha en el silencio del alma, tampoco se arriesga a equivocarse varias veces y sin embargo la fidelidad a la vocación, es el fiel de la balanza donde se juega la existencia si uno ha tenido el privilegio de vivir en libertad.
    Sabato sabe que a mucha gente le irritara esta carta, el mismo confiesa que la hubiera rechazado hace años cuando confundía resignarse con aceptar. Resignarse es una cobardía, es el sentimiento que justifica el abandono de aquello por lo cual vale la pena luchar, es el respeto x la voluntad del otro sea este un ser humano o destino mismo. No nace del miedo como la resignación, sino que él es más bien un fruto.

    Publicado por veronica

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