Estoy cansado de observar en otras personas expresiones de nostalgia, y segun pasan los años, con más intensidad.
Nostalgia de todo tiempo pasado, de los viejos tiempos, de cómo eran nuestros profesores, de cómo eran antes los padres, o de lo buenos que eran los abuelos o lo que sea. Parece que “todo tiempo pasado fue mejor”, y nada hay tal vez tan lejos de la estricta realidad. En algunos casos, damos pasos atrás y en algunos aspectos puntuales, pero en general, mis alumnos son más interesantes e inteligentes, las personas cada vez lo son más a pesar de la basura televisiva, las calles están menos sucias -aunque aún habría que dar un pequeño golpe de estado cultural-, hay más higiene, hay más comida -tanta que engordamos a base de hamburguesas McDonnald a velocidades de vértigo-, hay mucho más ocio, y ahora programado, y viajamos más, aunque sigamos siendo muy paletos, pero viajamos, ya se nos irá quitando con la experiencia.
Cuando yo tenía catorce años, sólo había ido a Santiago -a 63 kilometros de La Coruña-, a mi aldea a ver a mi abuela -a 6 kilometros de mi casa-, a la playa de Santa Cristina o Bastiagueiro algun que otro domingo de verano que no llovía, y poco poco más. A los dieciocho eso y un viaje de fin de carrera a Asturias, y otro por Extremadura, Andalucía y Madrid. A los veinte también conocía Barcelona. Es cierto que era de clase media-baja, pero el otro día uno de mis alumnos, de universidad pública, nos dejó durante tres semanas para irse a Cuba, ….. a Cuba, nada menos. E igual con casi todas las cosas.
Manuda competencia «capitalista» más graciosa ….. y como dice uno de los últimos: «y los jóvenes no nos creen ahora»