Madrid y los agazapados

Al segundo año de vivir en Madrid, lo hacía en una «casa particular» en la calle Luchana. Recuerdo que lo que más me impresionaba era como el «marido» se agazapaba detrás de la mujer, cuando llamaban por teléfono y le decía por gestos, algo parecido a «no estoy, no estoy». Y ella se lo manifestaba al comunicante: «No, fulanito no está». Siempre se sorprendió ese formato de «esconderse», agazaparse detrás del teléfono. Más tarde, lo viví en mis carnes, tratando con algunos madrileños, y sobre todo, con alguno que tuviera una «pizca» de poder o lo pensara.

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Lo cierto es que es desesperante a veces ….. llamas y llamas y llamas y no hay nadie que esté en su puesto de trabajo o al que puedas encontrar y hablar lo que tienes que hablar con él o ella. Además, y eso es lo más sangrante, en un altísimo porcentaje, no contestan o replican tu llamada, a pesar de haberles dejado nota y tu teléfono para llamarte. Tienes, con toda la paciencia del mundo, que volver a llamar y nuevamente vuelves a iniciar un ciclo ….. que a veces es inacabable. Pienso que en gran medida están agazapados, y mostrando «una extraordinaria sobre-ocupación» que no es tal, pero puede ser que alguno de ellos, por casualidad, esté ocupado. Pero si lo estuviera y tuviese un mínimo de urbanidad, contestaría las llamadas. Porque eso mismo me ocurre a veces, aunque no tan frecuentemente, con personas de fuera de Madrid, y todas tienen la urbanidad y gentileza de contestar las llamadas en un altísimo porcentaje …..

Yo lo atribuyo a la cultura de poder que se respira en la «villa y corte», cultura que tendríamos que extinguir, pero que por desgracia no sólo es la misma, sino que se extiende como una plaga …. hasta por sitios que no la tenían. Porque en el fondo, «mola» mucho eso de «no ponerse» cuando a uno le llaman, y hacer pensar al otro, que estamos tremendamente ocupados, cuando eso no corresponden más que con un capricho y un gesto de poder que sería inadmisible si realmente tuvieran el poder que les gustaría tener.

A mí, sinceramente, me llega a cabrear, porque yo he sido criado en una cultura democrática y urbana y no puedo entender no contestar alguno de los requerimientos que se me hacen. Los únicos que no soporto, son aquellos que me aportan esos vendedores por teléfono de los call center que muchas veces me ponen los pelos de punta, pero para saber que son vendedores y no personas que están interesadas en hablar conmigo por otras razones, tengo que descolgar el teléfono y preguntar quién me llama.

Y …., idem más, los adelantos tecnológicos permiten todavía agazaparse más, aún no teniendo secretaria, porque el aparato te dice quién te está llamando …. por lo que la cultura de «poder» sigue avanzando inexorablemente.

Todo esto, aunque no lo parezca, tiene que ver con la productividad, tan baja como sabemos en nuestro país. Sin duda, la falta de intercomunicación, reduce ostensiblemente las oportunidades y las realidades a desarrollar que se podían conseguir cuando se estableciera. …. aunque supongo que en el fondo lo que importa es no comprometerse demasiado, cuidar de la silla por si la puedes perder, y agazaparse debajo de la mesa del despacho o detrás de la secretaria para de esa forma …… sentirse «más hombres» (sic).

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4 comentarios en «Madrid y los agazapados»

  1. Además, la ocupación o pseudo-ocupación de los que mandan …. tiene poco sentido …. si se piensan que los que tienen algo de poder político o social son los que más deberían estar al servicio de los demás …. ¿o no es así en una democracia? ¿o será que esto no es una democracia, cosa que me temo desde hace mucho tiempo?

  2. Ya he comentado otras veces mi hipótesis de que la técnica siempre va cercana al poder, para ser utilizada ….. raramente nos encontramos con algo que nos democratice … y si es así, rápidamente se obvian sus cualidades, como puede ser el caso de internet y el voto ……

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