Hace días que vengo pensando en lo «lejos» que vivimos de la realidad natural, especialmente en Madrid.
100_0972.JPG

Pensaba que estábamos lejos, muy lejos del mar, alejados no sólo por la distancia, sino por la altura. Pensaba que respiramos un aire seco, que sin duda tiene alguna ventaja para las pulmones, pero no para todo el resto, ya que somos al menos un 15-20% más húmedos que la humedad relativa media que se respira en Madrid. Pensaba que no veíamos el romper de las olas ….. o la inmensidad de los horizontes en el mar o sus puestas de sol. Pensaba para mí que tenemos un río que no merece tal nombre, y que no nos hace pensar que el agua sea tan necesaria para la vida, como pueden hacer los parisinos o los londinenses, o prácticamente todas las ciudades que han crecido en las proporciones en que lo ha hecho Madrid …. ¿cómo es posible hacer crecer una ciudad de más de 3 o 4 millones de habitantes y sin un río razonable?. Tampoco tenemos, ni podemos tener conciencia, de lo que significa la luna y sus gravitaciones sobre nosotros. La gente se queda asombrada y en cierto modo, escéptica, cuando yo hablo de la luna y de las mareas, o de las mareas interiores que sus fases pueden acentuar. Aquí no hay ni pleamar ni bajamar, o al menos, no somos conscientes de ello. En A Coruña todo el mundo sabía lo que era el pleamar o la bajamar, aunque sólo fuera porque iba los domingos a la playa, y unas veces se la encontraba baja y otras alta y otras media …… Pero no sólo eso, porque los periódicos o las radios hablaban de las mareas en relación con las tormentas o las olas, o en relación a veces con las posibilidades de atracar barcos de determinado calado. La luna en Madrid parece una farola, y a veces se confunde con alguna …. es ….. ¿nada?, si, más o menos, nada ….. cuando es llena …. es preciosa, y el otro día volviendo del oeste tuve la oportunidad de verla según nacía y durante más de una hora ….. vislumbrarla en toda su intensidad y riqueza. No es algo astrológico, es algo físico, algo que nos acaba llenando espiritualmente, pero que puedes contemplar como algo maravilloso que nos inunda con su luz …. ¿puede inundar la luna de luz a Madrid? prácticamente imposible …… Madrid malgasta energía, sin saber muy bien de donde sale esa energía ni por qué está tan iluminada, que probablemente sea una de las ciudades más iluminadas del mundo …. y yo digo que en parte innecesariamente y sobre todo, con una iluminación que contamina nuestra visión del cosmos, que por supuesto es también inexistente. Alguna gran estrella, bastante cerca en términos astronómicos, y poco más …….. para ver el cosmos es preciso irse muy lejos, muy lejos de madrid, al menos a más de cien kilómetros. y depende de para donde queramos mirar …. porque siempre aparece la gran luminosidad de una ciudad artificial … y donde la naturaleza está plenamente domesticada.

Es cierto, Madrid es una de las ciudades con más verde …. pero como todas las grandes ciudades es un verde que no es muy natural ….. tiene mucho de artificial …. está puesto a capricho … y no a partir de lo que nace, sino a partir de lo que queremos ¿decorar?. Te vas al Retiro y te das cuenta de lo que significa de lo que hablo. Es cierto que la Casa de Campo o el Pardo son más naturales ….. pero ambos, sobre todo el primero, han sido convertidos a una suerte de artificialidad …… con zoo y parques de atracciones, con carreteras y otras vías …. que le dan un aspecto muy poco ilustrativo de lo que es la naturaleza. También el hecho de que las especies predominantes sean pinos o encinas ….. ayuda poco a acercarse a la naturaleza, ya que ambos producen espacios relativamente áridos …. a veces, hasta más que los castellanos que rodean a Madrid.

Ah, y el clima …. el clima de Madrid supongo que si fuera experto diría que es un microclima muy particular, y es así. Precisamente me puse a pensar en la lejanía de Madrid con la naturaleza a partir de lo que ha ocurrido estos días …… Los que anuncian el tiempo en las teles y los de protección civil se han desgañitado estos días diciendo que iba a ser tremendo, con vientos superiores a los cien kilometros hora y mucha agua y temporal y hasta la pusieron un nombre nuevo de éxito de esos que inventan o recuperan de vez en cuando. Esta vez creo que era ciclogénesis o algo así …. total, un pequeño huracán ….. Pues bien, los de Madrid vimos el famoso hucacán por la tele o si nos trasladamos a Galicia o al Norte de España ….. aquí prácticamente ni llovió. Pero seguro que en la provincia de Toledo o la de Guadalajara o más abajo o hacia el Este, sí llovió, pero aquí nada …… como mucho, en la sierra y poco más. La mitad del país sufriendo un huracán durante varios días, al menos tres y nosotros …. disfrutando de un sol otoñal -que no es que yo me queje- y unas condiciones ideales para pasear o para hacer fotografía. Resulta que los huracanes no llegan a Madrid, ni nos enteramos …. salvo por la tele. Hablaba con mi hija mayor y me decía que «había sido de miedo» y yo le creía, pero no podía hacer mucho más …… aquí había estado un tiempo cojonudo: ¿cómo vamos a sentir la naturaleza si no la vivimos, si estamos tan protegidos que parece que no hay huracanes, sino unas cuantas nubes que pasan de largo y que como mucho se quedan en la sierra y dejan un poco de nieve? Vivimos al margen de la naturaleza.

Y yo me pregunto, si es así, o casi, no podemos sentir ni vivir lo que no sentimos ni vivimos y por tanto, no podemos comprender o aprender de esos fenómenos, ni tener sensibilidad para los fenómenos naturales o los equilibrios o desequilibrios que se forjan continuamente. Y mi hipótesis es que es así ….. no tenemos conciencia de lo que es lo natural …. y como no tenemos experiencia directa …… al final, o lo idealizamos o lo denigramos, o lo exageramos o no le damos importancia alguna y nos parece que podemos vivir sin la naturaleza. Un 10-20% de la población acaba en diversos grados idealizando los fenómenos naturales -tal vez el porcentaje sea mayor, no sé …. pero no muy alto- y otro porcentaje mucho más amplio «nos lo cargamos» y realmente no nos importa que ocurra lo que ocurre en Madrid …. una de las ciudades donde el ciudadano tal vez ensucia más sus calles y sus bares y todo …. sin ninguna consideración …… Pero esto que parece que no es importante …. es importantísimo para la educación y para el desarrollo de los seres humanos. La dinámica de equilibrio-desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza es decisiva, no sólo en nuestra formación y aprendizaje, sino en nuestros comportamientos sociales. Y tener experiencia de algo de lo que somos parte, como es Gaia, más. Esa falta de experiencia dificulta nuestro proceso educativo y reduce ampliamente nuestras potencialidades sociales. Es como si viviéramos al margen de la vida misma. Y eso es grave ….. para nosotros, claro y tal vez para otros ……

He recogido un trabajo de una alumna sobre la vendimia …. no sólo por la experiencia en sí misma, sino y sobre todo, por esa relación con lo natural.

APUNTES DESDE LA VENDIMIA…
Publicado el Octubre 11, 2010 por eomo
Nunca pensé que iba a abrir un blog personal y reconozco que me da un poco de pudor y vértigo esto de escribir en un espacio “infinito” mis pedradas… tampoco lo hubiera hecho si no hubiera sido requisito de la asignatura Sistema Económico Mundial en la que estoy matriculada. En todo caso, una vez más se imponen los tiempos a mi prehistórico ser y me tengo que poner las pilas.
Llevo un par de semanas en un pequeño pueblo de la Rioja Alavesa donde vengo a vendimiar desde hace años… no hay mucho acceso a internet, sobre todo fuera de las horas en las que estamos currando, así que es medio complicado esto de hacerse “bloguera” precisamente en este enclave… van pues, algunos apuntes…
Otoño 2010. Otro año más de este trabajo que da la sensación que, tal y cómo caminan las cosas está prácticamente condenado a desaparecer. Otra vendimia más en este pueblo que ya forma parte de una, marcando en sus viñas la llegada del otoño que, de otra forma, para alguien que vive en Madrid, pasaría casi inadvertido. No podría imaginar mejor lugar para dar cuenta de esta estación: un horizonte en hojas, de todas las tonalidades imaginables de verde, castaño, rojizo, naranja… es todo un acontecimiento.
La primera vez que vendimié fue en Burdeos, hace más de diez años, para el Château Rothschild. Éramos muchísima gente, tantos, que nos tenían divididos por secciones y zonas de acampada. El trabajo era duro, sobre todo en su forma organizativa y en el trato y por suerte después de un par de días nos confirmaron otra oferta en un lugar más chiquito y ahí que nos fuimos volando.
El siguiente era un château grande también -éramos unos 30 vendimiadores- pero comparativamente mucho más pequeño que Rothschild, y además el trato era más familiar. Nuestro encargado, Pedro, que abandonó hace años su Alentejo natal para venir a trabajar en los vinos bordeleses y ahora era Pedjó, se aprendía en un tiempo récord el nombre de cada quien y nos trataba con respeto, lo cual era todo un cambio. Nos dejaban un prado para acampar, y disponíamos de una sala común con cocina y un montón de duchas con agua caliente, que, para lo que había por ahí, estaba muy bien. Lo mejor de la vendimia era esa convivencia… cuando terminaba el trabajo a la tarde, iban brotando las hogueras donde nos juntábamos a charlar gente de muy distintos lugares: todo un aprendizaje… Éramos gitanos, payos, marroquís, argelinos, senegaleses… gente que vivía en sus camiones e iba de una temporada a otra, estudiantes que así pagaban la matrícula de sus estudios, gente recién llegada a Francia y que comenzaba a buscarse la vida, otros que hacía tiempo que habían llegado y seguían buscándose la vida, y ese año… un par de hermanas ya mayores que tras la pérdida del curro del marido de una, se había quedado toda la familia sin el único sueldo que entraba en la casa y se habían lanzado a vendimiar. Había gente que se encontraba allí de forma excepcional, y otra cuyos trayectos les traían inevitablemente siempre a un septiembre en viñas.
Duré tres años vendimiando allí, hasta que nos empezaron a quitar el 15% por no residentes en Francia y el comando portugués y yo dejamos de llegar pues ya no compensaba económicamente.
Desde entonces, empecé a vendimiar en este pueblo alavés. Aquí voy aprendiendo de una cultura que la ciudad y sus ritmos ha olvidado.
Vivimos en una casa grande que nos dejan los hermanos para quienes trabajamos, quienes además, cada día, nos traen medio litro de vino por cabeza. También nos regalan higos y nueces algunos vecinos, Julia, del puesto de verdura nos deja una caja con verdura cuando pone el puesto y este año hasta nos trajo huevos una chica que tiene gallinas. Emociona.
Me gusta este trabajo… imagino que, entre otras cosas, porque lo hacemos en condiciones muy dignas, pero siempre da la sensación de que está en proceso de extinción: en Burdeos porque vendimiábamos junto a campos cosechados por máquinas y parecía que poco a poco todo se haría así, y aquí, porque tiene todavía algo de otra lógica, que, al ritmo que van los mercados y la industrialización del campo quizá desaparezca. La forma en que trabajamos nosotros no es para nada la más extendida. También hay muchas personas trabajando en condiciones bastante malas e incluso miserables… gente que duerme en la parada de autobús esperando que por la mañana alguien se los llevé de jornaleros. Por eso siento que el trato, el amor hacia el vino y hacia el proceso en el que participamos, el respeto hacia el trabajo que hacemos que recibimos nosotros en el lugar donde trabajamos tiene algo de otra lógica, que, desgraciadamente, se está perdiendo a pasos tan rápidos como los que marca el mercado. Este año por primera vez desde que venimos acá nos han bajado el sueldo, cobrábamos 13 pesetas y media por kilo (sí, todavía se calcula en pesetas) y este año bajó a 10. Dicen que la crisis (o sea el capitalismo) está hundiendo a los pequeños productores: se está pagando menos de lo que cuesta producir la uva y mucha gente ha dejado sus campos sin recoger. Da mucha pena verlo. Nosotros trabajamos para la cooperativa del pueblo, que todavía aguanta, aunque no sin sufrimiento. Se han instalado varias bodegas-magnates por la zona que compran producciones enteras y vino hecho ya a precios por debajo de coste, algunos agricultores que ven que se quedan sin vender la uva acaban vendiéndosela para no perderlo todo (aunque eso, a largo plazo sea firmar su ruina). Las crisis son el enriquecimiento de muchos.
Este 11 de septiembre hubo una manifestación en Logroño frente a la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja. La encabezaba una pancarta que decía “Por un precio justo de la uva y el vino de Rioja”. Leyendo las noticias sobre la mani y escuchando a los diferentes viticultores hablar del asunto, me doy cuenta de que no tengo ni idea de este sector en el que llevo trabajando tantos años… por lo que éstos, son también pues: apuntes desde la ignorancia…
En general, exigen que el Consejo Regulador regule los precios para que no haya grandes bodegas que arrasen el mercado pagando a los viticultores por debajo del precio de producción. Este año, uno de los hermanos para los que trabajamos, deja el campo para trabajar haciendo mantenimiento en el ayuntamiento.
Entre cepa y cepa da mucho tiempo para pensar, de alguna forma, una recoge su año también… y me acuerdo de mi abuela… este verano la miraba y pensaba la de cosas realmente útiles que sabe y lo poco que he sabido aprenderlas. Con sus 80 y pico años, ella y su sobrina Eulalia -de otros tantos- siembran y cosechan en la pequeña aldea gallega en la que viven, gran parte de lo que comen, hacen vino todos los años (tinto país y “catalán”, que así se llama por una variedad de uva que hay por allá y -creo- no en Cataluña, que se llama uva catalana) y tienen una cantidad de saberes impresionante que hemos “olvidado” las siguientes generaciones y que más nos valdría ponernos a aprender.
El 84,5% de la superficie española se considera rural, pero yo no tengo ni idea de qué pasa en el campo.
Publicado por SEM 2011

Entradas relacionadas

8 comentarios en «Naturaleza y Madrid»

  1. Y la pregunta más amplia es si podemos seguir viviendo tan alejados de la naturaleza y comprenderla y comprender los límites que nos marca y que tantas veces no entendemos …… No es Madrid ….. son todos los Madrides …. con énfasis más o menos acentuados …. de su «desnaturalización».

  2. La civilización «empieza» …. cuando las interrelaciones con el medio natural se intensifican en el neolítico …… cuando empezamos a construir un espacio nuevo llamado «agri-cultura» …. en esas confluencias de Eufrates y Tigris, en el Nilo o en los grandes ríos chinos o hindúes. La intensidad de esa relación es lo que nos civiliza ……

  3. Las civilizaciones metropolitanas estamos muy lejanas de la comprensión de lo que significa lo natural. Pero si además, las condiciones donde vivimos son tan buenas, no tenemos terremotos, ni volcanes, ni riadas, ni inundaciones, ni mares que nos asombran y hasta nos atemorizan, de ……. -como ocurre en Madrid- ….. acabamos convirtiendo lo natural en algo teórico, algo no experimentado, no vivido, no «tocado» …. algo muy lejano ….. «horizontes lejanos» …. eso.

  4. Llevo viviendo más de cuarenta años en Madrid y el año pasado es el único en que viví tres o cuatro nevadas en un mismo año, pero tuve la sensación de que no eran nevadas propiamente dichas …… sino nevaditas ….. aunque cayó bastante nieve.

  5. Un ejemplo lamentable de «madrileñización» se está produciendo en la parte trasera de mi casa actual …. algún día lo contaré con algún detalle …. pero no tiene pies ni cabeza, ahora sí …. lo que tiene es mucho cemento y mucho ladrillo …. y están haciendo un parque …. el colmo.

Responder a roberto carballo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *