Hay un cuento que recoge Carriere en su libro «El círculo de los mentirosos» que, aunque largo para reproducirlo aqui, puede ser ilustrativo de la búsqueda del conocimiento …. o mejor, de lo esencial del conocer.

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Dice así:

«Un emperador mando llamar a un hombre que pasaba por ser el más sabio de las tierras conocidas y le pidió que redactase una obra que contuviese los conocimientos esenciales.
El erudito se puso al trabajo y, doce años más tarde, le ofreció al monarca una serie de volúmenes.
-Es demasiado largo -dijo el emperador-. Escribe los conocimientos esenciales en un solo volumen.
El hombre obedeció y regreso cuatro o cinco años más tarde con un volumen.
-Sigue siendo demasiado largo -dijo el emperador-. Soy un hombre muy ocupado con todos los problemas del imperio. Escribe en unas páginas lo que te parezca esencial y tráemelo.
El sabio volvió al trabajo y en dos o tres años consiguió la quintaesencia de sus conocimientos, en unas páginas que le ofreció al monarca.
-Sigue siendo demasiado largo -le dijo el emperador-. Te propongo una cosa: no escribas nada más. Pon lo esencial de lo que sabes en una palabra y ven a decírmela. Te recompensaré.
El hombre se retiró a una árida meseta y pensó durante el tiempo necesario. Al final, cuando hubo encontrado la palabra que abarcaba todos los pensamientos, pidió audiencia al emperador, que para entonces era un anciano.
-¿Has encontrado la palabra?
-Si, Majestad. La he encontrado
– Acércate. Dímela en voz baja, de prisa.
El sabio se acercó al emperador, se inclinó hacia su oreja y le murmuró una sola palabra. El emperador fue el único en oírlo y exclamó:
– ¡Pero eso ya lo sabía!»

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7 comentarios en «Lo esencial»

  1. Muchas interpretaciones y facetas se pueden encontrar en este cuento recopilado por Carriére. Sinceramente, a mi no me gusta formalmente el relato en sí mismo. Eso de hablar de emperadores y majestades y caprichos que en vez de abordarlos uno, se manda a otro para que pierda su vida buscando lo que no se atreve a hacer ….. no me gusta mucho ….. pero es un buen cuento, por sus muchas moralejas.

  2. La primera es la paciencia del supuesto sabio, paciencia con el poder y paciencia con el conocimiento, ambas virtudes que ninguno que aspire a sabio puede dejar de tener, aunque de vez en cuando la ignorancia del poder le pueda sacar «de sus casillas».

    El conocimiento en esta sociedad jerarquizada esta demasiado al servicio de los caprichos del poder.

  3. Indudablemente, buscar una palabra mágica …. es mágico, no científico, por lo cual la pretensión del poder imperial, en este caso, es una pretensión vana. Pero hay que decir que el poder es lo que busca, una fórmula mágica, algo que nunca nadie haya sabido …. y resulta que cuando se llega, ya se conocía ….. entre otras cosas porque el conocimiento ya está en nosotros, sólo que no queremos ni sabemos verlo.

  4. Al sabio le he puesto un plato de pistachos … porque me ha dado pena ….. es la misma pena que me doy muchas veces a mi mismo intentando convencer a los que no quieren ser convencidos …. porque no les interesa pensar profundamente, sino sólo pasar superficialmente por la vida.

  5. Ahora bien, es cierto que casi nunca tenemos tiempo para llegar a lo esencial, o hasta cuando llegamos, nos parece que no tiene gran importancia, tal vez porque se parece demasiado a lo que normalmente se denomina «sentido común», es decir un sentido compartido por más de uno, sin mucha necesidad de reflexión. Pero si es cierto que debemos dedicar un tiempo para sintetizar nuestros pensamientos, y seguir preguntándonos por qué esto y por qué aquello hasta que nuestras síntesis se parezcan a esos aforismos que Nietzsche hace como nadie …. asombrosamente sintéticos y nítidos, y además, tienen sentido y razón. Sintetizar es una buena costumbre, representar la complejidad con modelos y teorías, también, pero asombrarse de esas síntesis o de esos modelos y teorías y pensar que eso es lo que es ….. es un error más que común …. y mucho más en el medio universitario.

  6. Evidentemente, no hay una palabra para definir el conocimiento ….. es más …. mejor que sea cada uno o cada grupo en el que participa, el que le ponga palabras y consiga acercarse a «su conocimiento»: entenderá mejor el lenguaje y no se sentirá desvalido ante palabros incomprensibles ….. y formulaciones mágicas.

  7. Me gustan tus reflexiones, tal vez lo que no me convence es el punto de vista que tomás. Para mí, si sabés que alguien (en este caso el monarca) que no va a prestar atención a tus palabras -ni a las de nadie sabio- te pide que le pases conocimientos -que parecen inmportale, pero en el fondo sabés que no es así- lo mejor es no pasárselos, porque nunca va a poder apreciarlos, y mucho menos buscará aplicarlos, al menos no para buenos fines. Tal vez el sabio deba reservar su trabajo para quien de verdad busque el conocimiento y la verdad. Tal vez el mío es un punto de vista egoísta, pero nadie busca sembrar sobre rocas… En ese sentido, es como decís, el conocimiento está demasiadao al servicio de los caprichos del poder…
    Saludos!

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