Ser más o menos libre tiene un coste, a veces, hasta muy alto, pero también tiene sus recompensas.

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No estar afiliado a ningún partido tiene un coste; no estar vinculado a institución alguna, siendo crítico hasta con la propia, también tiene un coste; «ir por libre» tiene un coste; no estar vinculado a ninguna persona o «personalidad» influyente en particular, igualmente tiene un coste; no pertenecer más que a uno mismo, de la misma forma, tiene un coste …….

Pero quién ha respirado la libertad, aunque sea razonable y limitada, difícilmente puede volver atrás y afiliarse a algo, alinearse con alguien o con una institución, o dependizarse de algo donde no cuentan básicamente con tu participación …….

Ser libre tiene un coste, pero vale la pena.

Sentirse libre permite pensar de otra forma, poder ser sincero y crítico con lo que a uno le rodea, poder elegir y/o discutir las elecciones, reducir la frustración de ser engañado por aquél en quién realmente te apoyabas; decir básicamente lo que piensas, aunque moderadamente en la medida en que no quieres molestar o interferir en el otro, a no ser que te pida explícitamente su opinión; es también sentirse acompañado del propio pensamiento y de sus límites; y sobre todo, es sentir que en lo básico puedes desenvolverte con tus propios medios.

Sentirse libre ayuda a los demás, no sólo como ejemplo a imitar, sino porque es preciso abrir muchos nuevos canales que hagan posible reducir los yugos de explotación en que muchos vivimos y viven. Pero sentirse libre es también saber que uno no está sólo en el mundo, ni tampoco es mejor por sentirse libre, sólo es uno más, sólo uno más.

Sin los complementos de la vida, uno probablemente no podría resistir los embates de las instituciones para someter nuestras voluntades, por eso el otro es tan importante en la vida de uno. No hablamos de solitarios, sino de relaciones entrelazadas, de fuerzas y energías que brotan desde el interior de uno mismo, de grupos y, sobre todo, redes sociales, que se forjan puntualmente desde las auténticas necesidades, aquellas que todavía mantienen al ser humano en dependencia y explotación, y no le permiten directa o indirectamente, vivir su propio ser.

No se trata de crear grupos de poder o de oposición, sino redes sociales vivas que permitan ejercer la libertad relativa y mínima necesaria para mantener la esperanza en llegar a un horizonte mejor. Por eso, redes como las de internet son tan importantes, porque ahí estamos con nuestras limitaciones, con nuestro sentimiento de pertenecer o de ser querido por otros, anónimos en gran medida, que nos ayudan a seguir.

La libertad no es para tomársela en broma, es algo muy serio. Pero no una libertad absoluta, sino una que nos permita convivir lo mejor posible con los otros, y que se piense no tanto como egoismo individual, como en proyección social de nuestras expectativas y horizontes, que no son más que un reflejo de lo que muchos sienten, piensan y expresan.

Seamos libres, en la medida de lo posible.

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3 comentarios en «Ser libre»

  1. Sólo el electrón libre ioniza a su átomo de origen y destino y da lugar al enlace. Sólo el pensador libre denuncia las manchas del sistema que sólo se ven desde fuera. Sin la libertad de ser distintos, somos esclavos de nuestra homogeneidad. Y cuando somos homogéneos, somos prescindibles, porque siempre hay otro que puede cubrir el hueco del que se fue. Necesitamos la libertad de ser libres, para poder ser más nosotros. Un abrazo.

  2. Leonidas, el rey espartano, no pudo ser libre para elegir si enfrentarse o no a los persas en las Termópilas …. no es que no pudiera escapar, sino que no podía dejar de luchar …. a no ser que cayese en el peor de los pecados para los griegos: no morir en combate.

  3. Pero, sí pudo elegir, eligió no caer en el peor de los pecados, no morir en combate. Esa elección lo hacia – en cierta forma – libre.
    Elegimos según nuestras costumbres, marco cultural, y desde allí deberiamos mirar las elecciones que se realizan, desde el contexto y la historia.
    Por eso somos libres «en la medida de lo posible», ¿no?.

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