Manifiestos para la innovación educativa
Así se titula el libro que mi admirado colega el Dr. Roberto Carballo ha escrito con su experiencia del curso 2007-08 en su asignatura «Sistema Económico Mundial» (Editorial Díaz de Santos, 2009).
Es un gran trabajo que reune aportaciones de numerosos alumnos, agradablemente sorprendidos del resultado: ¿cómo es que una asignatura que les ha dado más trabajo y ocupado más tiempo de lo normal, les ha dado más satisfacciones? Parece que lo más fácil sería más satisfactorio y el «método Carballo» no es fácil: tienen que organizarse para trabajar en grupos, estar pendientes del trabajo de los demás compañeros, leer mucho, realizar presentaciones orales, mantener un blog… Un esfuerzo constante a lo largo de todo el curso.
Justamente, la constancia en el trabajo es una de las claves del buen resultado. Resulta beneficioso el mantener un ritmo sostenido de actividad, de reuniones, de reflexión y de producción de textos, que Roberto contrapone al habitual modo arrítmico de vida estudiantil, muy libre durante mucho tiempo y con un atracón de trabajo en época de exámenes (en sus propias palabras: utilizar tu tiempo en «vaciedades» que no conducen a nada, sólo a más «vaciedades»). El esfuerzo continuado es tan valorado por los filósofos clásicos como por el profesor Carballo y sus alumnos, aunque lamentablemente resulta ser un valor a contracorriente en la actualidad. Nos hemos vuelto arrítmicos y perezosos por vivir en un «estado de bienestar» que nos reduce muchos esfuerzos, y en contrapartida se nos van perdiendo las fuerzas de voluntad y de motivación. La motivación se autoalimenta con la actividad que produzca pequeños logros, un 20% de nuestros deseos según dice Roberto citando a su maestro Hertzberg.
Entre los muchos textos de alumnos encantados con la organización peculiar e innovadora de la enseñanza de Roberto, hay uno sólo que muestra un deseo insatisfecho de haber recibido más conocimientos estructurados, más contenidos formalmente organizados en forma de datos, modelos y conclusiones.
Yo recuerdo mis primeros cursos de estudiante universitaria llenos de deseos de aprender y de interés por la cantidad de información que mis profesores me ponían al alcance, y que ahora Internet ha hecho más accesible para todos. El profesor era un guía indispensable para poder avanzar en esa jungla de datos e ideas y conseguir organizar un sistema de conocimiento. Pero en pocos años, mi convencimiento de que en la Ciencia iba a encontrar la verdad se esfumó. Me llevé una terrible decepción al darme cuenta de que lo que yo buscaba como «la verdad» estaba fuera del alcance del intelecto. Podemos llamar «verdadero» a lo que consideramos hechos y datos de observación (la muy valorada «realidad» a la que Roberto invoca a menudo), pero la forma en que los relacionamos, los indispensables sistemas de conocimiento estructurado, son sólo teorías, conjeturas, escuelas de pensamiento destinadas a transformarse en ideologías, más o menos efímeras que atraen a más o menos personas y que no contienen verdades absolutas como yo buscaba. Roberto no transmite a sus alumnos conocimientos estructurados, sino un método y una práctica que les permite buscar, ordenar y estructurar sus propios conocimientos, pensar por sí mismos, expresarse y sentirse co-descubridores de ese trocito de realidad que constituye cada visión individual del mundo.
Enhorabuena.
Por qué Manifiestos ….? Lo pensé mucho, lo comenté con personas allegadas y colegas …. al final decidí el plural … porque eran 42 formas nuevas y combinadas de manifestar que era posible plantear la enseñanza universitaria de otra manera, de una manera más innovadora. Quien quiera pillar uno es bastante, quién quiera puede tomar el conjunto. Todo es coherente, todo está en una línea de deconstrucción de los espacios de aprendizaje. Por eso son 42 manifiestos, el número es lo de menos …. pero son muchos.
Trabajo, en eso se resumen mi aportación …. trabajo, trabajo y constancia …. no busco un relumbrõn académico, ni tampoco intelectual, busco que las cosas cambien desde abajo, desde donde es posible … y para ello, se necesita mucho trabajo, es lo que le pido a mis alumnos el primer día …. trabajo. El que trabaja, aprende; el que no trabaja, aprende mucho menos.
Respeto, es otra de los pivotes sobre los que gira mi trabajo. Respetar al alumno, respectar a los maestros, respetar el conocimiento, respetar a los demás, …. y como decía el sabio budista: hacerlo siempre.
Por qué me preocupa más el método que los contenidos? porque el método nos hace libres, y los contenidos solo nos permiten durante un tiempo corto estar al día y comunicarnos …. luego cambian y entonces, tenemos que seguir estando al día y releyendo y volviendo a leer nuevas cosas …. pero si no tenemos método, si somos inconstantes, si no sabemos buscar, si no hemos experimentado la búsqueda y la aventura, es probable que enseguida nos aburramos y dejemos de aprender. El método nos impide el miedo a estar desfasados o ya no conocer.
Y siempre a un ritmo …. el ritmo ha de ser diferente cuando se empieza que cuando se sigue y cuando se acaba ….. ha de ser intenso al comenzar, para pillar el ritmo, ha de ser el que convenga al grupo cuando se va desarrollando el curso, y ha de volver a ser intenso al final, cuando se recogen y se analizan los resultados y los aprendizajes.
Construir el conocimiento …. tengo ultimamente la costumbre de decir que el conocimiento está ahí, un poco por encima de nuestras narices, por eso muchas veces «no lo pillamos», porque no miramos un poco arriba. Ese conocimiento se puede construir a partir de un grupo de trabajo, a partir de la cooperación y del trabajo conjunto, y hacer que el conocimiento «baje» hasta el nivel de la mirada de los humanos y pueda ser captado en toda su intensidad.
La mejor forma de deconstruir el conocimiento es a partir de nosotros mismos, de nuestras experiencias cruzadas, de nuestros conocimientos fragmentados, de nosotros mismos …. sin más …. luego, cuando nos aproximemos, hay que sistematizarlo, hay que darle forma, y para eso, es posible entonces un salto por parte del profesor, que puede mostrar lo que se ha avanzado y lo que queda todav~ia por recorrer al grupo de aprendizaje.
El lenguaje es fundamental, el lenguaje tiene que ser cercano, reconstruido a partir de la base misma, que se entienda, que permita que las personas se entiendan entre si. Un lenguaje demasiado académico o sofisticado, reduce las posibilidades de intercomunicación y hace inviables los avances hacia el aprendizaje. Hasta que aprendemos el lenguaje sofisticado pasan años y …. por tanto, «perdemos mucho el tiempo» para llegar a enamorarnos del conocimiento, porque lo que se trata es eso, enamorarnos … y como nos podríamos enamorar mejor que sabiendo decir las cosas que ya hemos vivido y podemos decir.
filosoficamente estou na linha de Arnold Toynbee que acreditava que a tetnvtiaa de mudane7a da sociedade sf3 passaria pela mudane7a do prf3prio ser humano, no como ele faz as coisas e ne3o necessariamente