Hoy se presentaba el libro «Responsabilidad Social» en el que he aportado un artículo relacionando Responsabilidad Social e Innovación. En el libro participan otras veinte personas, lo que le da una gran variedad a lo que se aborda. Creo que en general es un buen libro, en el que ha tenido un papel relevante mi colega José Antonio Garmendia, en su diseño y la energía para ponerlo en marcha.

Ví muchas cosas en la presentación, pero seré breve:

Algunas intervenciones originales y tremendamente interesantes, como la del maestro Luis González Seara o la de Isabel de la Torre (su sintética presentación a partir de los movimientos de una sinfonía fue tal vez la cosa más original que he oído en esta mañana). Y por contraste, la megalomanía del poder político, del que mejor me guardo el nombre.

Lo mejor de todo fue poder compartir más de una hora de intercambios con José Antonio Garmendia, persona a la que cada vez admiro más, sobre todo, por su sencillez, por su discurso moderado y por su equilibrio, es decir, por su bonhomía.

Al final, disfrutar con González Seara, con sus siempre sorprendentes aportaciones -tiene el dicho oportuno en el momento preciso- y con algunos de los autores. Ha sido una mañana aprovechada y gratificante.

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17 comentarios en «Responsabilidad»

  1. Le comentaba a Isabel de la Torre que yo distinguía entre responsabilidad y culpa, y la verdad es que en nuestra cultura actuamos más en función de la culpa, que promovidos por la responsabilidad. Le gustó mi observación, que por cierto no es enteramente mía, sino que se la oí a otro maestro, a José Antonio Rodríguez Piedrabuena. La culpa nos lleva al pecado y el pecado a sentirnos excluidos de la comunidad; la responsabilidad es más humana, si no llegamos, dimitimos porque es demasiado para nosotros, y es más conveniente que sea otro el que siga. Pero no somos cesados, aspecto plenamente denigrante de nuestra forma de hacer las cosas, sobre todo en el mundo político. Uno que es cesado es como si fuera excluido del contexto donde habitaba, como si lo excomulgaran. Si uno dimite, hay un rasgo de nobleza, y de hombría en hacerlo.

    Nuestra sociedad tiene que caminar hacia un modelo basado en la responsabilidad y no en la culpa. La culpa nos frena, nos limita, nos reduce a casi nada. La democracia es el principio de ese camino, pero falta mucho por recorrer. Por eso, la responsbilidad, aún antes que la responsabilidad social, y por supuesto, antes que la RSC, marca pautas para humanizar nuestro entorno. Y a la responsabilidad se llega por el esfuerzo, por el trabajo, por el respeto al otro, por llegar a saber que el otro es básico en mi vida ……

    Pero eso se aprende sobre todo, y al principio, un poco a mazazos, es decir, la sociedad es la que tiene que indignarse porque no somos responsables. La rsponsabilidad finalmente nace de la presión social. Y la RSC ha nacido de la presión social de los llamados stakeholders …. que no soportaban el poder de un capitalismo muy poco social, sino sólo movido por el beneficio y el lucro apropiado empresarialmente. Las grandes corporaciones han de ser presionadas socialmente, y no admiradas; han de cumplir su papel responsable porque tenemos que ser capaces de indignarnos con lo mal que todavía lo hacen. Y a partir de ahí, ellas tal vez aprenderán, y nosotros tenemos que seguir educándolas, porque si no hacen las cosas con responsabilidad social, tenemos que exigirles que lo hagan, y no perdonarles sus deslices a veces fanfarrones en que se mueven, con la falta de respeto hasta a aquellos que les pagan sus beneficios, sus primas y sus sueldos.

  2. La responsabilidad es un gran salto adelante, sobre todo, para nosotros, país latino y de los más latinos, donde la presencia de la iglesia católica más regresiva sigue imponiendo moldes culturales casi o totalmente inconscientes en la conciencia colectiva.

    A la responsabilidad se llega por el esfuerzo, por el trabajo, por el desarrollo de competencias -no de la competencia, necesariamente, sino de competencias profesionales-, y tenemos un recurso excelente para educar en responsabilidad y son los objetivos. Me dirán que es muy simple, pero yo he comprobado que es muy efectivo. Porque formar no es fácil, que la gente aprenda no es fácil, se necesita mucho tiempo para cambiar, especialmente actitudes que están en el fondo de nuestros comportamientos y tantas veces son inconscientes a nosotros mismos; los sistemas de objetivos nos permiten acercarnos paulatinamente según avanzamos de sólo objetivos a objetivos participativos o coparticipados, vamos aprendiendo a trabajar responsablemente. Hace ya más de quince años que escribí: «De la dependencia al desarrollo: un modelo de innovación» y ahí se contiene esta tesis que me sigue pareciendo esencial en nuestro clima social.

  3. No es responsable gobernar con utopías; no es responsable gobernar por beneficios o por votos; no es responsble gobernar por nostalgias, que nunca volverán; no es responsable no vivir en el hoy, en el aquí y ahora; no es responsable dejar de atender a quiénes nos reclaman en justicia; no es responsable politizarlo todo; no es responsable …….

  4. Si es responsable tener un proyecto de vida o de empresa o de institución; si es responsable marcarse objetivos sucesivos, objetivos difíciles, pero viables; si es responsable trabajar pensando que no lo hacemos perfecto, sino que todo puede mejorar; si es responsable mirar las verdades científicas como provisionales; si es responsable hablar de lo que uno ha experimentado y por tanto, se acerca a conocer; si es responsable tener bien presente que «el otro siempre nos salva»; si es responsable trabajar con respeto a lo que el otro intenta con su esfuerzo; si es responsable ……..

  5. No es responsable hacer demagogia, aunque el que la hace nunca acepta ni es consciente de que lo hace. Y ….. al final, la base de la responsabilidad es la observación activa de la sociedad, de cada parte de la sociedad. ¡Qué no crean que nos engañan o pueden hacerlo! Qué no puedan hacerlo, porque no les dejamos responsablemente. Las empresas tienen su máximo nivel de exigencia en los clientes …. su orientación hacia los clientes …. es el fundamento de un buen gobierno. El buen gobierno no nace del interior, sino de cómo lo ven los otros, aquellos para quiénes trabajamos. Ellos son los que nos dirán si nuestro gobierno es un buen gobierno, o si todavía tenemos que aprender a Confucio otra vez. Son los otros los que nos dicen si hacemos bien o mal las cosas. No somos nosotros los que juzgamos, sino los otros los que pueden y deben juzgarnos. En nuestra sociedad necesitamos más actividad en los clientes, en los ciudadanos, en los que no son los que tienen que hacer el buen gobierno.

  6. Y todo eso tiene que estar en nosotros. Un profesor pensando en las necesidades y trabajando desde las necesidades de los alumnos. Es cierto, habrá muchas que no puedan atenderse, pero habrá otras que si. Sigamos adelante. Una empresa en función de sus clientes, en primer lugar, y del resto de stakeholders, después ….. Si prima demasiado a sus accionistas, se olvidará de que finalmente quién paga los beneficios y los salarios son los clientes … y si se van … se acabó el negocio. Y los clientes siendo exigentes, exigiendo seriamente, más y más, para que los muchos errores que se cometen, cosa normal, se vayan remediando poco a poco.

  7. Nos haría más libres individual y colectivamente, y nos permitiría reducir nuestros miedos. El miedo se acentúa con situaciones irreversibles o poco reversibles. La autonomía o libertad -que también produce ciertos miedos- nos sirve para buscar nuevos horizontes, y en ese intre, aparece la incertidumbre, la aventura, …. pero no es el miedo a ser expulsado del paraíso, derivado de la culpa. Es un miedo, un temor aceptable y digerible.

  8. Como dijo el maestro Seara, la responsabilidad se basa en el buen gobierno, y hay buenos y malos gobiernos, cuando son malos y se llega a un cierto extremo, la sociedad tiene que exigir para que se entierre y se convierta en bueno. Si el que falla es el gestor o el líder político, que dimita y se cambie por otro más apto. No es preciso echarlo, sino que él dimita responsablemente. Hay que tener en cuenta que el «buen gobierno» es una aproximación sucesiva donde a veces damos dos pasos adelante y otra atrás.

  9. No hay «buen gobierno» para siempre, porque ni las personas son las mismas, ni las circunstancias son las mismas. Y todo lo bueno tiende a deteriorarse, a enquistarse, más o menos, ….. por lo que aún lo «bueno» se puede acabar transformando en malo. Sobre todo, por no tener en cuenta que el rio de la vida continúa, y las cosas no son siempre iguales, sino que cambian constantemente, y nosotros tenemos que saber no sólo adaptarnos, sino y sobre todo si queremos hacerlo bien, adelantarnos a los cambios de lo real.

  10. Esa es la gran responsabilidad, no quedarnos donde estamos, no creer que las cosas ya están hechas, no pensar que podemos seguir haciendo las cosas igual. Todo es mejorable, perfeccionable, y no podemos quedarnos quietos porque la vida continua, a pesar de que a muchos les gustaría «quedarse como estoy». Pero no es así. Es tal vez lamentable que no sea así para muchos, pero es así. Y el río de la vida no nos lleva; el río de la vida, fluye, y o prevemos por donde va a ir y nos adelantamos -mediante innovaciones sucesivas- o la vida reducirá nuestras pretensiones a meras ideas sin contenido.

  11. Billy Cafaro es lo primero que me vino a la mente a la hora de ilustrar la responsabilidad …. que cosas!. Pero en el fondo tal vez exista una buena relación entre la identidad-personalidad y la responsabilidad …. ¿o no?

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