La Aguirre -Presidente de la Comunidad Autonómica de Madrid, para quién no lo sepa- ha inventado una nueva fórmula para que los profesores sean respetados, subirlos a tarimas, ¿otra vez?. Creía que ya habíamos derribado las tarimas hace años, y que cuando nos encontrábamos con una nos daba la sensación de que esa institución que las tenía, que tenía esos púlpitos, era nada más que algo antiguo, pero ahora la Aguirre que se las pinta sola para hacer cosas regresivas y antediluvianas, piensa que hay que recuperar la autoridad del profesor poniéndolo nuevamente en la tarima. ¡Qué banalidad! y qué regresivo.
En mi facultad todavía sigo luchando con las tarimas, que están ahí, que presiden la mayoría de las aulas, y que si te subes, sientes como estás muy arriba, muy por encima de los pobres discentes, que sólo tienen que escuchar, bajar la cabeza y tomar apuntes.
Sólo saben renacer aquello que es más regresivo y antiguo. Alguna vez en este foro he dicho que cátedra venía a significa púlpito, y a ese púlpito es a lo que quiere nuevamente la sra. Aguirre que nos subamos. Lo siento, pero en mis clases, ya hace años que no hay púlpitos. Eso de la verdad con mayúsculas está bien para los creyentes, pero nosotros somos investigadores, científicos, y los científicos no creen, sino que saben que no saben.
Las tarimas son buenas para los carpinteros y malas para los bosques.
Las tarimas son unas malas imitaciones de los púlpitos …. todavía me acuerdo cuando vi el correspondiente a la catedral de Pisa …. me impresionó sobremanera.
En un viaje reciente a Italia, vi un púlpito auténtico, de madera, no sabría acordarme de en que iglesia lo ví, pero creo que fué en la catedral de Bolonia, aunque tal vez no, no me acuerdo bien, ya saben, los años.
No sabemos como quiere la Señá Aguirre montar los nuevos púlpitos, aunqeu supongo que serán algo antiguos, al modo del medioevo, con maderas a poder ser oscuras para resaltar aún más el panorama de la mesa y del profesor escondido tras sus libros y la mesa.
Por cierto, si no acentuamos púlpito, se queda en pulpito o polviño como diría un gallego que, evidentemente, no es lo mismo.
¿Será así el púlpito de la Señá Aguirre?
La autoridad del profesor esta en su profesionalidad, en su capacidad de dar respuesta a las necesidades de los alumnos, pero en este sistema educativo, el profesor es sólo un mandado del sistema, que impone un programa al alumno, que se tiene que someter a aprender lo que le piden para poder aprobar ……. ¿donde está la autoritas del profesor?
Además, la sociedad no valora el aprendizaje y en esa misma medida a sus representantes, a los que paga menos de lo que debiera. Total, que cualquier inconveniente producido desde el mundo profesoral se convierte en una razón para la refriega, para el conflicto o hasta para la denigración del profesor. La sociedad tampoco cumple con su obligación: ni da lo que se necesita, sino que obliga a aprender algo que se supone que es una verdad; ni tampoco apoya a aquellos que ponen en marcha sus verdades. Ahora viene la tarima para mejorar la prestancia del profesor, casi es una broma, si no fuera que mucha gente se lo toma en serio.
El profesor no es alguien que aplica lo que le dicen, sino alguien que busca lo más adecuado para sus alumnos en función de lo que ellos muestran como necesidad. Pero entonces los profesores serían seres libres, y es lo que se trata de evitar, que sean libres, y que sus puestos los ocupen seres dependientes, que hacen muy bien las cosas, porque son gente aplicada que se ha aprendido las cositas y las explica debidamente. Ya sé que hay muchas excepciones, pero sería horrible que no las hubiera, porque el modelo es inadmisible para cualquier persona o ser humano libre.
Las tarimas solo alejan a los alumnos del profesor y a este de sus alumnos; y también los alejan en responsabilidad, porque entonces ninguno de ellos tiene más que ocultar su responsabilidad con el otro. El profesor detrás de una tarima, mesa y libros; el alumno mirando para otro lado o poniéndose en la última fila.