En la última década, el personal funcionario de las CCAA ha aumentado un 92%. Es decir, prácticamente se ha duplicado. A nivel estatal, en cambio, su número se ha visto reducido en un 32,25%. Así se desprende del estudio de la organización empresarial Fomento del Trabajo Nacional. La patronal, que ha analizado datos del MAP desde 1998 hasta 2007, sitúa el número actual de funcionarios en 2.582.846 frente a los 2.117.164 de 1998

En enero de este año España alcanzó la nada honrosa cifra de tres millones de funcionarios. Si se tiene en cuenta que hay 18 millones de personas trabajando en España, la tasa de funcionarios es del 16,6%. Sus nóminas les cuestan a los contribuyentes 108.000 millones de euros.

En definitiva, tres millones de funcionarios son muchos funcionarios, máxime cuando hace treinta años eran menos de un millón. Y tengase en cuenta que los funcionarios no producimos, sino que sólo somos «centros de coste», es decir, gastamos. Malo, malo para la productividad. No me extraña que estemos en el puesto 15 o así de competitividad ….. y aún me parece que las estadísticas nos ponen demasiado arriba.

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9 comentarios en «3.000.000»

  1. La solución de los políticos para hacer evidente que mandan es crear más puestos de funcionarios para amigos y familiares. Tanto amigos como familiares saben que han de pedir al político de turno que presione y consiga algún puesto de funcionario en alguna administración autonómica o local para que de esa forma siga siendo una persona prestigiosa que ayuda mucho a sus familiares y amigos.

  2. Además, están los que podíamos llamar amigos ideólogos o de partido, aquellos que «son fieles», «que me son fieles», y que por tanto, tengo que colocar para de esa forma hacer una barrera mayor con los enemigos.

  3. Item más, podríamos hablar de los que consiguen sus puestos por el sistema propio de la universidad, donde llevar la cartera durante años puede dar lugar a conseguir un puesto privilegiado en la escala docente. Lo que se llama la cooptación, como un sistema magnífico para retribuir a aquellos que puedan mantener el sistema de poder vigente y fomentarlo.

  4. Luego está la mano de obra contratada o mal contratada en universidades u organismos públicos, casi siempre contratada o malcontratada por indicaciones pulgares que acaban convirtiéndose con el tiempo en puestos fijos para toda la vida.

  5. También se da la aparición de agencias, supuestamente muy libres, pero adecuadamente vinculadas a las administraciones, que en un momento determinado consiguen que los pseudofuncionarios que sólo están allí por razones muchas veces digitales, y otras por razones poco convincentes desde el punto de vista de la carrera administrativa, en un momento determinado esas instituciones se reintegran al aparato del estado autonómico o estatal y todos los pseudo se convierten en nuevos funcionarios con todos los derechos.

  6. Otra forma de acceder al cuerpo de funcionarios es la normal, es decir, por una oposición, razonablemente establecida y realizada, que permite hacer unos exámenes sobre aquello que se supone que los participantes ya debían saber, algo así como repetir los exámenes de la carrera, pero ahora se trata de numerar del uno al que sea a todos los que se presentan, para ver cual es el más listo y cual menos listo, pero también se cuela. Esta forma es la más democrática y permite que se cuelen personas auténticas, que realmente saben y que de esa forma dan prestigio a los cuerpos que no lo tienen realmente por la existencia de tantas excepciones.

  7. Total, en unos treinta años, nos hemos inventado casi dos millones de puestos de trabajo fijos y para toda la vida. Mucho habrán tenido que trabajar los obreros, los campesinos, todos aquellos que realmente producen bienes y servicios, como dicen los economistas, para que tanta gente pueda comer bien a cuenta del Estado, es decir, a cuenta de todos, como así parece que ha sido.

  8. Por poner un ejemplo, la universidad española tal vez tuviera 15 y poco más universidades a mediados de los años ochenta. Hoy, veinticinco años después, tal vez tengamos 50 ò más y con ramificaciones en todas las capitales de provincia y grandes núcleos, de tal forma que es probable que existan centros universitarios públicos en más de 70 localidades. Eso ha significado multiplicar por tres o por cuatro el profesorado. La calidad, sin duda, no es mejor, ni tampoco más contrastada, pero el número de puestos fijos y contratados ha crecido exponencialmente. Todos los fijos, la mayoría, son funcionarios. Sin duda, la relación calidad-precio ha empeorado, pero mucho. Tal vez podamos permitirnos ese despilfarro de recursos, pero lo cierto es que es un despilfarro, que lo hemos podido hacer mientras las cosas iban bien. Ahora que van mal económicamente, se empieza a restringir. El jueves me entero que las asignaturas de libre configuración han desaparecido, y por tanto, mucha gente ha desaparecido. Otro día te enteras que como los planes de estudio se han restringido de cinco a cuatro años, muchos contratados no van a ser nuevamente contratados -aún siendo pocos y muy necesarios- o ya se pueden olvidar de ascender en los próximos cinco años. Cosas de la vida.

  9. De todas formas, en un país como este, nadie se marcha de su puesto de trabajo en el Estado, aunqeu el puesto sea una puta mierda. Siempre piensa que si lo consigue, va a ser un puesto para siempre, y eso en un país tan conservador, vale mucho, mucho más de lo que nadie puede pensar.

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