El otoño se presenta durísimo para la economía y sociedad españolas. El deficit presupuestario se empieza a hacer insostenible. A mitad de año, los gastos casi duplicaban a los ingresos, aunque hay que tener en cuenta las variaciones estacionales. En todo caso, el deficit se estima que llegará al 10% del PIB, lo cual es una cifra impresionante. Se está haciendo una política de deficit spending, pero atendiendo más al mantenimiento del nivel de rentas que a la inversión y creación de empleo, por lo que lo que se gasta, hay que seguir gastándolo, porque la necesidad vuelve a repetirse, y todos los días tenemos que seguir comprando para seguir viviendo. Sin embargo, invertir en empleo, en empleo sano y no precario, es otra cosa, y puede ser una plataforma para tener más prosperidad. En fin, la política social se está imponiendo a la propiamente económica, y al final, los agujeros se pagan. Tenemos el doble del desempleo europeo, que se ha producido en muy poco tiempo, pasando del 8 al 18-19% en un poco más de un año. Un crecimiento espectacular del paro. Se estima también que, como muy pronto, conseguiremos empezar a remontar el vuelo del crecimiento a finales de 2010, un año y pico más tarde que las economías centrales europeas. Claro que eso no va a significar más empleo, sino evitar el aumento del desempleo, porque todavía queda mucho trecho hacia abajo que recorrer, a pesar de que las estadísticas y las informaciones oficiales sigan contándonos cuentos de la lechera.
El otoño será especialmente duro en términos de desempleo, y es más que probable que superemos a final de año la barrera del 20% de paro. Con estas cifras es muy difícil seguir manteniendo el presupuesto equilibrado. Pero el endeudamiento del Estado no es el endeudamiento del gobierno, sino de todos nosotros, y ese endeudamiento habrá que pagarlo. El hecho de que no tengamos un banco central que emita dinero e inflación, porque dependemos del Banco Central Europeo, impide el remedio tradicional en España y en muchos países de nuestro nivel, devaluando la moneda y emitiendo dinero-inflación. Era un recurso que venía bien …. aunque desvalorizase nuestros esfuerzos y «ganásemos» en competitividad a cuenta de bajar nuestro nivel de vida, pero sólo queda el recurso típicamente keynesiano de que el Estado gaste más, «adelante la demanda» a la renta, gaste más de lo que ingresa.
Claro, esta fórmula no se puede mantener mucho tiempo, porque a largo plazo es una gran carga para las generaciones futuras, que tendrán que pagar la factura, pero es que además, las instituciones de valoración de tu situación de deuda, poco a poco irán deteriorando sus calificaciones, con lo que la deuda del Estado español se verá perjudicada por peores condiciones y tendrá que pagar más intereses de los debidos. En fin, que es una pescadilla que se muerde la cola.
Dentro del sistema capitalista y del estado de bienestar no está permitido actuar como una «hermanita de la caridad», sino crear empleo, lo cual significa fomentar la inversión, lo cual implica incidir no en parches, sino en actuaciones a medio-largo plazo. Este gobierno puede hacerlo, porque no tiene elecciones hasta dentro de casi tres años, es decir, puede «ser duro», porque ahora no tiene que recibir los votos de los votantes cabreados, y no lo está aprovechando. Pero claro, si ahora, en situación de bolsillos rotos, el Estado no es duro, ya no lo será nunca …… y eso es lo que notamos todos los ciudadanos, que no se abordan los problemas con seriedad, ni se induce a la sociedad a la seriedad de la situación. Parece como si las cosas se fueran a arreglar solas, y de cierto que no es así.
En USA la tasa de desempleo se acerca al 10%, cifra sorprendente para los Usamericanos.
Los periódicos han tomado como noticia la depresión y todos los días nos bombardean con noticias alarmantes, …… lo que ocurre es que los políticos y los demás parece que no quieren ver la gravedad del problema, y todavía siguen pensando que es algo que va a pasar sin hacer nada para remediarlo.
El problema es estructural, y espero que quede claro lo que significa decir que un problema es estructural. Más o menos quiere decir que es endémico, que es sintomático de esa región o país, o lo que casi sería lo mismo, es «genético», que está en el ADN de los que habitamos en esta península. Lo estructural, como lo cultural, son cuestiones difíciles de cambiar. Una de las características de lo estructural es su permanencia. Y la economía española tiene muchas estructuras depresivas, muy débiles en su aparato-sistema productivo.
Uno de los grandes problemas es que no innovamos nada. El que: ¡Inventen ellos! sigue siendo más que cierto. Si alguien tiene que innovar, que no es que no sepamos hacerlo, tendrá que irse, hacerlo y aprender en el exterior, y luego volver para pudrirse en el país y no poder hacer su sueño de mejorar este país de «pendejos». O sea, de I+D nada, y de I+D+i menos. Nos consideramos los más astutos e inteligentes del mundo, y por eso no tenemos paciencia para innovar, ni ganas de hacerlo. Pensamos que todo se puede conseguir con una lámpara maravillosa que nos ilumine.
Otro problema estructural es que montamos negocios, no montamos empresas. Hay empresas, pero no son las importantes. Las importantes son grandes negocios, y los grandes negocios, por su misma naturaleza no innovan, y sino piensen un momento en la General Motors, por ejemplo. Los grandes negocios se convierten en monopolios, de hecho o de derecho -concesiones-, y los monopolios ya sabemos que no son los más indicados para liderar procesos de I+D+i. Un negocio se diferencia de una empresa, en que el negocio está a «hacer dinero-negocio» y la empresa está para cubrir una necesidad y ganar el dinero necesario para continuar haciéndolo bien y en escala mayor.
Otro problema es que las grandes empresas que no innovan, son nichos de empleo, no generan empleo suficiente, no hay empleo en cantidad suficiente para el bajísimo crecimiento demográfico. Durante casi un siglo crecimos al 1% y no paramos de exportar mano de obra en forma de emigración, y mantener la tasa de ocupación, es decir a nuestras mujeres en las casas, con la pata quebrada y sin producir ni dejarlas salir. En los años noventa nos dimos cuenta de que no íbamos a ninguna parte, y el 1% se esfumó a un 0%, bajando nuestra tasa de fecundidad hasta los niveles más bajos del mundo conocido y por conocer. Aún así se siguió sin crear suficiente empleo. Y precisamente y ya desde finales de los noventa, principios del milenio, nos lanzamos a generar empleos precarios, malos empleos, malísimos y nos pusimos a explotar a los pobres emigrantes que llegaron en grandes cantidades, y los pusimos a trabajar en ese urbanismo lamentable que hemos derivado de esa acumulación de capital de los constructores e inmobiliarios. Lamentable. Creamos empleo de tercera. ¿Es ese el único empleo que es capaz de crear el empresariado español, el sistema capitalista español? Pues me temo que si, por muchos años.
Otro gran problema estructural es la importancia de los amigos y familiares, lo que se ha llamado el enchufismo, para conseguir un empleo. Esto deriva en un formato de vida basado en el amiguismo, en el clientelismo, y en que todo se mueve no por las competencias de los profesionales, sino por conocer a alguien que está bien situado y te puede ayudar. Esto es gravísimo, porque entonces, como efecto indirecto, se da otro de los grandes rasgos estructurales del país: no se valora el aprendizaje, o no se valora como se hace en otros muchos países. Así llegamos a saber que aprender no sirve para nada, que es más importante conocer a alguien que te pueda ayudar, tal vez tomando unas copas. El aprendizaje está muy deteriorado, mucho.
Otro rasgo es que en ciento diez años, desde 1900, nada más que ha habido dos años de superavit presupuestario. Es decir, nuestros políticos son unos gastadores, porque nuestra sociedad quiere gastar más que ahorrar. La famosa expresión de O´Connor del déficit estructural se cumple perfectamente en nuestro país. Esto se acaba hasta generalizando a nivel individual. Es una práctica social y cultural, y por tanto, mucha gente se endeuda para vivir, y sin ganar lo suficiente para endeudarse o para justificar su endeudamiento.
Siguen los signos de que las cosas van a peor ….. y van a ir todavía peor porque las medidas fiscales no son las más adecuadas para enfrentar la crisis. No se enfrenta la crisis huyendo hacia adelante. Es un tremendo error.