Hace dos días no podía dormirme y a las cuatro de la madrugada me puse a mirar el cielo …… que maravilla, que maravilla. Estaba «naciendo» una luna menguante de penúltimo día. Por encima se veía Venus, grandioso, espectacular, casi formando una luna mora … y por encima y de forma paralela al norte se apreciaba todo el hexágono del invierno del hemisferio norte, es decir, la que «rodea» a Orión, al cazador. El cielo estaba nítido. Ya se vislumbraba una mínima claridad, y algún gallo confundido llamaba a levantarse. Me sorprendiò la intensidad de Sirius y la de Aldebarán. Se apreciaban las Pleyades sin dificultad, a simple vista. Y también en parte las Hyades alrededor de Aldebaràn. Pero es que ademàs, «cayó» una estrella fugaz, justo muy cerca de esa maravillosa constelaciòn del norte que es Casiopea. En fin, no dormí bien, pero el cielo era extraordinario …. y limpio.

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