Hay dichos y cuestiones que están enraizados y se transmiten oralmente, sin que el pasar de las generaciones los altere. Yo recuerdo que cuando era pequeño oí más de una vez que había un hombre por cada seis o siete mujeres -había distintos criterios estadísticos-, y era algo aceptado por mujeres y hombres, se lo oía a los dos géneros. Lo oía en mi ciudad de nacimiento y también en Barcelona -recuerdo que lo dijo una chica que conocí, la cual andaba muy apurada en busca del hombre, debido a su supuesta escasez- y por supuesto, en Madrid, en muchas más ocasiones porque he vivido más tiempo. Hasta compañeros que habían estudiado demografía y estadística conmigo, opinaban así y nadie les podía bajar del carro de su afirmación.

Cuando estudié las pirámides poblacionales, me di cuenta de lo que ya intuía, que en todos los sitios el número de mujeres y el de hombres era más o menos similar, dependiendo de la edad. Así, parece ser que nacían unos cuantos más hombres, pero el equilibrio se recuperaba casi inmediatamente, porque las chicas parece que eran más equilibradas térmicamente y resistían mejor los primeros años. Hoy en dia las cosas son parecidas proporcionalmente a las que yo estudié. De tal forma, que en una población como la de Brasil de unos 190 millones de habitantes, la diferencia entre hombres y mujeres, en global y a favor de las mujeres es de dos millones, es decir, respectivamente 94 y 96 millones, o sea nada, y la diferencia se produce a partir de los sesenta años de edad, dado que la esperanza de vida de las mujeres es muy superior -siete u ocho años más- al de los hombres, que nos caemos más pronto del carro de la vida. He tomado los datos del último informe del Instituto Brasileño de Demografía y Estadística.
Lo mismo ocurre en todos los sitios que yo conozco …. y por supuesto, también en España.

Pero a que viene todo este preámbulo, pues sencillamente a que he vuelto a oir esa «tesis irrebatible» y presente socialmente, parece ser en todas las sociedades, de que en Brasil hay cinco mujeres por cada hombre. Y me pregunto por qué se acepta esto y se discute acaloradamente si dices que no es así, cuando no tiene ningún atisbo de verdad. Creo que es preciso hacer hipótesis que expliquen esta «tesis fallida». Me temo que a los hombres les gusta que sea así, dado que en una sociedad latina y machista, pero también en cualquiera más o menos adolescente, les gustaría tener a su disposición a cinco, seis o siete mujeres per capita. Ilusión que por supuesto no tiene ningún fundamento, a no ser en casos muy excepcionales, y que hasta pueden servir como prototipo para justificar la tesis fallida. Me temo también que las mujeres, les interesa decir que son muchas por cada hombre, porque de esa forma pueden autojustificarse de ligar menos o de ligar menos de los que les gustaría ….. porque «no hay hombres» o hasta de sentirse mucho mejor si se echan un ligue en comparación con otras amigas. Son dos de esas hipótesis atrevidas a las que soy tan adicto, y que espero que no sienten mal a mis amigas feministas, dada su formulación relativamente equilibrada. Total, que la sociedad se ha empeñado, sobre todo entre los jóvenes y adolescentes, pero también entre personas más maduras, que las cosas son como ellos quieren o desean o necesitan, y no como son. Y finalmente, hay cinco, seis o siete mujeres por hombre, y no se discuta más.

Bueno, la tesis es cierta menos para Gillete que le interesa que haya más hombres que mujeres y así vende más lo que quiere ……

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4 comentarios en «Dichos»

  1. Bueno, hay situaciones especiales, como una guerra o una gran epidemia o hasta un proceso migratorio muy acelerado, que pueden cambiar las proporciones, pero tampoco demasiado. He visto pirámides demográficas donde había 0,8 hombres por mujer después de la segunda guerra mundial ……

  2. Todos estos dichos populares apoyados por los estudios demográficos me llevan a pensar en los harenes y lo que este hecho significa para la mayoría de los hombres occidentales,siempre sonríen al oír mencionar el harén, como algo envidiable y que a todos les gustaría conseguir. Esta sonrisa sólo se entiende por la fascinación que ha ejercido el harén en el imaginario occidental a partir del siglo XVIII. El orientalismo ha sido un tema sugestivo para los occidentales, que han pintado una visión idílica del harén y sus mujeres.
    De hecho, la palabra «harem» (que designa la institución familiar en la sociedad islámica) se aplica a un espacio privado en que las mujeres viven enclaustradas y alejadas de la vida pública. es curioso, sin embargo comprobar que las fantasías de los hombres del Oriente se centraban en mujeres con nombre, como Scherezade, que luchaba por su libertad con los cuentos como arma; o Schirín, la heroína persa que atravesaba continentes a caballo. Esto es muy significativo con el polo opuesto de la odalisca de los occidentales, que es pasiva y anónima.
    Tal vez esta sea la razón de esa sonrisa y ese sentimiento envidioso del mundo oriental y sus chicas envueltas en sedas y velos.

  3. Tienes mucha razón en tus observaciones, sin duda la mujer oriental es como un mito para el hombre occidental …. aunque también se cumple que el hombre oriental es un misterio más que apetitoso para la mujer occidental.

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