Hace unos años estábamos casi seguros que las fronteras eran una cuestión del pasado, algo a extinguir. Hoy en día, las fronteras se han hecho barreras, muros casi infranqueables, que vuelven a por sus auténticos «fueros separadores». Viajar se ha hecho más difícil, y se hará más todavía. De las pegas para desvestirte por las bombas vamos pasando a otros todavía menos sutiles, pero más incómodas, por causas de pandemias más o menos importantes …. que por desgracia la gripe A no se ha manifestado casi, y no será la última. Los que se dedican a las fronteras están de enhorabuena, puede ser un buen nicho de empleo para el futuro. Me gustaba ver la frontera entre Portugal y España por Tuy, que había quedado en ambas partes, a cada parte del puente de hierro, abandonada, abandonadas ambas …. sin nadie que te registrara como era en el pasado, cuando temías que hubieras comprado más cosas en Portugal de las que los aduaneros de la parte española te iban a dejar pasar …….. Creo que todavía sigue abandonada, al menos pasé por ella hace unos meses y seguía en silencio …… pero hay otras que se están abriendo y sino al tiempo.

Por supuesto, las fronteras limitan la libertad y en tanto lo hacen, son impedimentos para el desarrollo de las fuerzas innovadoras, y para el conocimiento o interconocimiento entre países y personas, y por tanto, para saltarse los moldes penosos de los nacionalismos …… En fin, tendremos que hacer plegarias para que las fronteras no recuperen sus mejores tiempos.

Y ahí van unas bulerías:

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4 comentarios en «Fronteras»

  1. Una forma de ver las fronteras es como se suele decir y había una película de Polanski que se llamaba así: «En el filo de la navaja». En cierto modo, la frontera implica un cierto equilibrio o desequilibrio, un lugar por donde se rompen las hostilidades y cambian las cosas de un sitio a otro. También es un lugar de referencia, y cómo no, un lugar para hacer contrabando. Recuerdo las filas a pié de los portugueses allá por los años setenta pasando «bacalhau» por la frontera, o el éxito de las gasolineras de la parte española, llenas siempre de coches portugueses que repostaban allí porque la gasolina era más barata. Las fronteras tienen su «noséqué» y hasta algo de peligroso, de mágico, de incertidumbre y hasta de miedo. Pasar la frontera es como entrar en un lugar desconocido, donde puede pasar de todo, y hasta puede ser que no puedas regresar, en el fondo es una gran aventura. Tal vez sea necesario tomárselo así, porque las fronteras están reapareciendo con gran vigor.

  2. Es una pena que volvamos a elevar muros fronterizos …… que solo sirven para aumentar la discriminación y las desigualdades y pretender acentuar las diferencias, que no son tales. Si aún fueran diferencias auténticas, de esas que derivan en enriquecimiento mutuo y diversidad, sería estupendo, pero me temo que son otras las que se edifican en esos muros fronterizos.

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