Se estan poniendo las cosas muy complicadas con el tema de la gripe A o porcina. Es probable que no sepamos «de la misa, la mitad», aproximadamente, me refiero, supongo y quiero suponer, a nivel mundial. Pero hay algo que parece que es evidente, y es la aceleración de casos y la propagación por tanto de la pandemia. No parece ser un virus extremadamente fuerte o fulminante, sino más bien, aproximadamente, como el de la gripe normal o algo así. Pero hay que tener en cuenta que la gripe normal se lleva medio millón de personas -eso leí y espero que la noticia sea completamente cierta, y si no lo es, decírmelo, porque no quiero alarmar a nadie- en un año.

Parece que los males se extienden: primero, el terrorismo, que redujo nuestras libertades reales y reales; luego, la acentuación de los conflictos y las guerras, básicamente en Oriente Medio hasta India, pero también en África donde también son pandémicas; más tarde, fue la crisis del mercado y del capitalismo, primero financiero, y luego productivo; y ahora, una crisis sanitaria. Después de pasar la mitad del siglo XX relativamente tranquilitos, parece que el comienzo del XXI nos va «a tener que coger confesados», como se suele decir.

Estamos cerca de los siete miles de millones de habitantes. Cuando yo estudiada eran menos de la mitad. Se entiende que las aglomeraciones (sic) acaban produciendo más enfrentamientos y conflictos, más enfermedades, y menos oportunidades. Somos muchos, nadie hubiera pensado que llegáramos a tantos, ni el pesimista de Malthus. Y ocupamos unos espacios, y esos espacios, hoy son más agobiantes que hace cincuenta años, mucho más agobiantes, y eso seguro que también de forma estructural, se nota. Las aglomeraciones ciudadanas se han convertido en auténticos monstruos altamente densificados, y todos buscando oportunidades que no resulta fácil seguir proponiéndolas. Ciudades, megalópolis de más de diez millones de habitantes y algunas de casi el doble, casi sin control estadístico. Un crecimiento exponencial de la economía y la sociedad informal, alegal, estrategia que se utiliza para poder sobrevivir, y al tiempo para reducir los costes y así los precios y hacer asequibles artículos, aunque sean de baja calidad. Nuestros campos inundados de pesticidas y todo tipo de productos químicos, así como los ríos y los mares, las fuentes de la vida; eso transmitiéndose a la cadena alimentaria: ?quién puede decir que algo de todo esto se puede controlar sanitariamente? Las respuestas van a ser siempre parciales porque la cantidad y calidad de las necesidades aumenta de forma progresiva, en tanto la oferta que permite enfrentar a dichas necesidades es de menor calidad y más restrictiva. Como decía Gandhi, tal vez todo lo que producimos serviría para alimentar a la humanidad, aún habiendo aumentado tanto su demografía; pero esa no es la cuestión, sino que la cuestión es que los mecanismos bãsicos de distribución y de redistribución están en manos de los ambiciosos, que son muchos, y algunos sólo por necesidad, y lo justifican así. En fin, los cuatro jinetes cabalgando, los politicos sin más área limitada de acción que sus propias naciones, y con dificultades dada la vigencia del modelo neoliberal; y por otra parte, promoviendo más conflictos, a partir de su propia incompetencia o los deseos de grandeza o la ignorancia. Aún en el supuesto que todos tuvieran buena voluntad -que es discutible-, no creo que pudieran hacer mucho más que seguir o modificar ligeramente los automatismos del sistema. El sistema redistribuye a favor de los que tienen, y la ambición de los que tienen es ilimitada, también de muchos de los que no tienen. Parece que nadie quiere quedarse atrás en esta carrera, en la que el último lo paga con la vida. Y -hipotetizo- ahí están las religiones, como las hienas, recogiendo las migajas de todo este gran tinglado de pobreza.

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3 comentarios en «Salud»

  1. Por desgracia, la racionalidad está en gran medida apartada de la demografía por la ignorancia, las ideologías y las creencias, sobre todo por la mezcla de todas ellas. No es ya la «explosión demográfica», como dice el video, es la «irracionalidad», la locura demográfica, y yo me pregunto para qué y no encuentro respuesta. Seguimos poblando el mundo de manera irracional, y cuantas más necesidades reales tenemos y peor vivimos, lo poblamos más. Es como una especie de maldición de los pobres contra sí mismos, y a favor de la mano de obra barata, de la explotación, de la depauperación de los desesperados y del aumento de la demanda potencial del sistema. Todo contribuye a que los propietarios de los medios de producción se enriquezcan de esta forma. Y las iglesias se llenan con «más hijos para el cielo» y más sometimiento de esa masa de desesperados. Es terrible. Ya lo creo que en lo substancial tenía sus buenísimas razones el tal Malthus: un tipo que pensaba bien.

  2. La salud, en último extremo, es una función del número de personas. La organización de la salud se hace más y más complicada según aumenta la masa. La masa sólo es buena, como decía Canetti, para ser manipulable. No se puede hablar en masa, no se puede curar en masa, no se puede vivir en masa …… La masa es insaluble.

  3. Al releer lo que había escrito he recordado a Blasco Ibáñez …. y eso me ha permitido tener un pensamiento sensual ….. y agradecerle mentalmente su participación en la traducción al español de «Las Mil y una noches», excepcional. Es una pena que no se hayan vuelto a hacer ediciones. Se respiraba sensualidad y aventura en cada página. Muy oportuno para jóvenes que así quitarán unas horas de televisión, de internet o de maquinitas en su vida. Estoy por hacer un escaneado de mi ejemplar y ponerlo a disposición de quién lo desee. La pena es que está en «papel biblia», tan fino, que no se si aguantará la máquina del scanner. Lo probaré cuando regrese a casa.

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