El mundo del futbol español explica muchas de las características de lo peor del sistema capitalista. Una de ellas es el desperdicio de personas -buenos jugadores- y recursos económicos. Se gasta excesivamente -según la nueva terminología, se invierte, lo cual no es casi nunca cierto, porque los clubs grandes «queman» a los jugadores y luego en la mayoría de los casos, los malvenden-, como si no hubiese coto o límites.

Es muy triste ver como buenos jugadores son desperdiciados por esos clubs, y casi siempre llegan a «no valer» por caprichos, por malos dirigentes, sean deportivos o administrativos, con muy poca experiencia, poquísima, y con muchas ganas de aparentar. Nadie se salva en este asunto, pero el tema es mucho peor cuando los clubs acaban en manos de grupos de poder, que utilizan el futbol como plataforma para otras formas de poder y de riqueza no declaradas, pero si evidentes a cualquiera que se acerque con un mínimo de crítica en su cabeza.

Por supuesto, los hinchas, los forofos, los seguidores de los clubs «piensan» -?piensan?- igual o casi igual que sus dirigentes, quieren ganar como sea, y no se dan cuenta del carácter casi-mercenario que producen en los profesionales de todo esto, lo cual induce a no interesarles para nada lo que supuestamente están defendiendo, y sólo les interesa en la medida en que consiguen sus objetivos de más y más dinero en sus fichas y sueldos.

Es alucinante observar en una etapa de crisis económica, con un nivel de paro de casi el 20%, por no decir más, en una etapa en que la gente no ve claro el futuro, ni muchas veces el presente, se gasten esas enormidades en primeras figuras que realmente no son más que los que tienes, pero otros, sin grandes diferencias. Nuestro comportamiento social es de «nuevo rico», y seguimos comprando y comprando, aún cuando los mismos seguidores no saben si tendrán dinero para adquirir su abono anual. Nadie se puede oponer a esta dinámica enloquecida. Por poner dos ejemplos, y para que el lector no piense que estoy de un lado y no del otro, ahi van, uno por cada uno de los superequipos españoles -en «pasta», se entiende-.

No entiendo que diferencia puede haber entre un Etoo y un Abramovich. Yo diría que ninguna, sólo son diferentes en su forma de jugar, y si pensamos en términos de un equipo como el Barça estoy seguro de que interesa más el que tenía que el que ha comprado. Un lujo innecesario y que ha costado un pastón. Tampoco entiendo la diferencia entre un Van Nisteloy -creo que se escribe así, pero no me pagan por errores gramaticales holandeses- y un Benzemá, ni en la necesidad de comprar un jugador de juego inglés y algo antiguo como Xabi Alonso para el medio del campo en sustitución, supongo de Lash o de Diarrá. En fin, un despilfarro innecesario, que lo único que acaba produciendo es un espacio de razones para hacer las cosas peor si iban mal y hacerlas peor si iban bien.

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Un comentario en «Fichajes»

  1. Nadie parece gustar del tema de los fichajes. Es probable que se pase de ello, o es probable que ningún futbolero de pro le interese entrar en ese despilfarro. En cualquier caso, me parece una cuestión, como dice el entrenador del Arsenal, casi de moralidad. Si, no me atrevería a llamarle inmoralidad, pero lo que no cabe duda es que es un malísimo ejemplo para todos, incluidos los j´venes claro, un malísimo ejemplo, que no es ahora cuando se presenta por primera vez …… Y además, es totalmente injusto, porque con el talonario se puede evitar que un equipo de futbol que ya no es un equipo de futbol, sino un sitio para cargar emociones y para producir dinero, vuelva a ser provisionallmente un equipo de futbol, al menos de nombre, y que sin embargo, aquellos que trabajan eficazmente generando chavales que pueden ser promovidos a los primeros equipos, se vean relegados a un segundo plano y para siempre, salvo excepciones. Estoy pensando, no en futbol, sino en baloncesto, donde equipos como el Estudiantes o el Joventut, auténticas canteras del baloncesto español se vean relegados por Madrid, Barcelona, Vitoria o Málaga a lugares segundarios, cuando finalmente son los que realmente se están preocupando y les gusta el baloncesto. Eso me parece penoso, sí, penoso, y fruto de una desigualdad de base, que puede hacer que un equipo promovido por una entidad financiera suiza, de Suiza, donde que yo sepa solo hay lagos y no mares, pueda ser campeón de la American Cup, sin un solo suizo en su equipo. Es penoso, penoso. Y lo mismo viene ocurriendo con el futbol desde siempre, y sobre todo desde que lo hemos globalizado, internacionalizado y convertido en espectáculo en vez de deporte. Lo dicho: penoso.

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