En USA el precio de la vivienda ha caído más de un 40%. En España, casi nada. Las transacciones aquí han bajado enormemente, prácticamente el mercado está parado, nadie compra. Se quiere seguir vendiendo al mismo precio, con un pensamiento anclado en términos de monopolio de la tierra. Sólo en algunas zonas de costa turística, el precio ha disminuido, pero no mucho. La cuestión es curiosa, pero estructuralmente justificable. Es curiosa porque en tiempos de baja demanda, lo normal es que el precio baje, porque la oferta sigue siendo alta. Es el caso de USA, Gran Bretaña y otros países, pero no el de España. Sin duda, una explicación está cercana a lo que yo ya hace años denominé «monopolismo», una estructura social y económica que se instala también en el plano de la conciencia, en una oferta escasa que no admite el retroceso y mantiene los precios por encima de todo. En el fondo, «todos»(sic) pensamos que el precio de la vivienda tiene que subir desorbitadamente, es decir, que aún a los precios actuales, cuando se vende algo, se piensa que se ha malvendido. Por eso, y como sabemos que los precios prácticamente no bajan, y no se produce una acomodación de la oferta a la demanda, esperamos …. esperamos a que nuestra economía personal esté menos amenazada, para adentrarnos nuevamente en el sistema y generar nueva demanda. Es lo mismo que puede pasar en el norte con las tierras, siempre sobrevaloradas, al menos si las consideramos en términos de la productividad o rentabilidad que pueden producir, normalmente nulas. Pero nadie piensa en capitalizaciones, sino en hacer el gran negocio a partir de su venta, siempre que se la demanden, pero nunca ofreciéndola. Algo que se ofrece, se devalúa; algo que se demanda, se sobrevalúa. Tiene muchas veces poco sentido, porque los «trocitos» (más que minifundios, nanofundios) no tienen ninguna utilidad para su propietario, pero ninguna, sin embargo, no está dispuesto ni a ponerlos a la venta, ni a ofrecerlos por un precio razonable cuando se los demandan. Pues con la vivienda pasa igual. Todo el mundo piensa que es la mejor inversión posible en términos de rentabilidad y que el tiempo de espera, no importa; lo que importa es venderlos bien. Aunque, como he dicho más arriba, nunca el vendedor pensará que ha vendido bien, a no ser que sea una estafa patente, dado que siempre piensa que en el futuro ese piso va a tener un precio más alto, sin dudarlo. Por tanto, es el comprador -para el vendedor, y hasta para el comprador mismo- quién está «haciendo un gran negocio», aunque sea su piso familiar. Y así se mueven las cosas.

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2 comentarios en «Precios»

  1. Una concepción excesivamente «monopolista» y ampliamente tradicional, mezcladas, dan lugar a una gran inelasticidad del mercado de la vivienda. Si no fuera así, y dado el fortísimo, por no decir casi pleno, frenazo de la demanda, los precios descenderían, como lo han hecho en otros países, como USA. Que es lo razonable, pero lo razonable que a veces puede llegar a ser el sistema de mercado, se compensa por la irracionalidad del poder y del monopolio y de los comportamientos que los refuerzan.

  2. Las resistencias para bajar los precios son así impresionantes. Y sólo, de forma sesgada, y curiosamente a través de una ruptura del mercado hecho por instituciones financieras que se han tenido que quedar con pisos que no son su negocio, ha fundido un poco los precios. Aún así, en la provincia en que han bajado más no han llegado al 10%. Claro que si casi no hay transacciones, no se sabe realmente lo que los precios han caído …… desde luego potencialmente mucho más de lo que dicen las estadísticas.

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