Los puntos de inflexión tienen su peligro. El ecuador lo es, y lo notas cuando viajas desde o hacia el sur, y «pasas» su línea. En Kenya me sorprendió algo que sabía pero que nunca había visto y no me lo podía creer, aún viéndolo. Justo en la´»línea» del ecuador, nos mostraron como el agua iba en una dirección y a unos pasos al otro lado de la línea, en el contrario. Lo sabía, pero viéndolo me parecía imposible. Lo cierto es que las inflexiones tienen un coste, un coste de inestabilidad.

Ahora, entre los políticos en España, hay una discusión «bizantina», sobre si estamos con «brotes verdes» o con «brotes de marihuana» en eso de la crísis. Lo cierto es que estamos en la bajada del ciclo a largo plazo y todavía no hemos tocado fondo. Es decir, estamos en el peor de los momentos, y al mismo tiempo, en el más atractivo. Ya David Ricardo de la tendencia al estacionamiento, Marx nos hacía comprender la dificultad de remontar la fase de sobreproducción, los neoclásicos veían la dificultad de remontar el valle depresivo por recursos propios del mercado, Keynes reacondicionó a Marx y le dió pié al Estado para acelerar sus proyectos y endeudarse, hasta lograr anticipar su demanda efectiva, la demanda estructuralmente insuficiente de la que hablaba -y habla- Marx, y los monetaristas no saben que hacer cuando se les han agotado las bajadas de tipo de interés y tienen que recurrir a medidas «contra natura», como las neokeynesianas. Lo cierto es que así estamos. Estamos en la antesala del valle. Nadie nos dice que el valle sea muy profundo o lo sea poco, sólo vemos que ahora hay menos luz, porque el sol se pone antes, y que no podemos ver un horizonte placentero, sino que la montaña tapa su perspectiva. En estas condiciones estamos. No vemos fácilmente el horizonte, y además, buscamos que cambien los vientos, pero tal vez las tormentas sean demasiado fuertes y nos hagan retroceder, o por el contrario, todo sea tan placentero, que no haya ni brisa marina y las velas no cacen el viento necesario para seguir.

No puedo saber lo que va a ocurrir, pero ahora es un buen momento para reflexionar con tranquilidad. Vivir en el valle tampoco es tan malo, y que nos falte viento, si no tenemos prisa, puede ser un buen estado para pensar, para reflexionar sobre el sentido de nuestras carreras. Tenemos que darnos cuenta de que hemos corrido demasiado, y de que muchos quieren correr también, sin forjarnos unas bases, sino siempre hacia adelante, y es un momento de consolidar. De consolidar y de pensar en un futuro, de distribuir mejor los recursos, de utilizarlos más eficientemente y, también, de forma mejor distribuida. Es mejor que ahora paseemos. Al pasear pueden pensar, puedes hablar, puedes recordar …… Si utilizamos otros medios, como es correr, o ir en bicicleta o conducir un coche o una motora, no nos da tiempo a pensar; ya tenemos bastante con controlar la velocidad de lo que hacemos. Es preciso pararnos.

Tenemos que agradecer al sistema que nos haya parado. Y no tenemos que encontrar soluciones a corto plazo, sino planteamientos estratégicos, a largo plazo. Tenemos muchas cosas que cambiar, y sobre todo, los seres humanos, la humanidad es la que tiene que tomar el timón de las cosas, y no que las cosas -los mercados- sean las que nos lleven «donde quieran» o donde quieran los que más poder tienen, que muchas veces es lo mismo. Tenemos que hacernos cargo de lo que queremos y de lo que queremos que ocurra. Ahora hay una gran oportunidad, estamos en el valle, no se está nada mal en los valles, y además son fértiles …. lo malo es querer nueva y locamente seguir escalando montañas …. ¿para qué? para qué queremos tantos ocho miles en nuestras alforjas ….. ¿tiene sentido?. Hasta ahora solo tiene el sentido de lo que yo llamo Tios Gilitos, de los acumuladores, de aquellos para los que sólo existe la cantidad, las cantidades, y obvian la calidad de vida, miran para otro lado cuando ven la explotación o está ante tus ojos, olvidan que son personas y sobre todo, que los otros también lo son.

Necesitamos reflexionar sobre lo que queremos, y sobre todo, sobre cómo queremos ir y adonde ir. Es una buena oportunidad. Aprovechemos que estamos en el ecuador, en el valle, en la inflexión.

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Un comentario en «Ecuador»

  1. Aprovechando el ecuador podemos pararnos y pensar: ¿Qué quiero hacer?, ¿Es posible?, ¿Hay oportunidades?.
    ¿Cómo voy a conseguirlo?
    Muchas personas padecen de depresión y frustración
    porque no encuentran sentido a su vida. Han perdido la ilusión y la esperanza de conseguir las cosas que realmente les gustan, hasta el punto que ya ni siquiera lo intentan.
    Muchas veces nos acomodamos a un trabajo que no nos gusta, a una
    pareja a la que no se soporta o una ciudad que nos agobia, pero lo peor de todo es que probablemente lo que nos pasa es que hayamos perdido el afán de superación y la ilusión. Hay que pensar que la vida sólo se vive una vez y que podemos decidir o hacer en ella cosas que nos gustan o cosas que no nos gustan. Está en nosotros
    la decisión.
    Hay mucha gente que quiere cambiar el mundo exterior y no se da cuenta que éste no se puede controlar y sin embargo dejan que su mundo interior siga en desorden.
    Es importante que primero cambiemos el interior y entonces será posible cambiar el exterior. Yo creo que la diferencia entre las personas que les va bien y las que les va mal no son
    los problemas, porque todo el mundo tiene problemas. La diferencia está en las respuestas
    que damos a los problemas.
    Si queremos que nuestra vida y el mundo en el que estamos cambie somos nosotros quienes hemos de cambiar en primer lugar.

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