Leo en la prensa «normal» que a Saramago el grupo Einaudi de Berlusconi no le publica su «Cuaderno». Altera «la insoportable levedad» de mi ser. Se pregunta Saramago, como Cicerón, «¿hasta cuándo seguirá abusando de nuestra paciencia?». Mi ingobernable paciencia empieza tambien a estar al límite.

Me acerco a «Rebelión» y veo que el maestro Noam Chomsky, el que lo fué de todos aquellos que aspirábamos a saber, a comprender, a interrelacionar, a sublimar, …. escribe un artículo profundo e incisivo como siempre, sin grandes alardes. Muestra a la luz una vez más el carácter más que los comportamientos del poder, en este caso, del casi absoluto poder estadounidense en su etapa imperial, y desde …. ¿siempre?.

«Tortura y amnesia histórica» es muy recomendable para incrédulos e idealistas convencidos, los cuales negarán la mayor, la menor y la mediana, pero eso no obviará la realidad del poder …. las miserias de su ideología ocultadora de sus prácticas tantas veces deleznables para seguir siéndolo. Me pregunto si puedo/debo liberarme de tanta ignominia, publicando y recomendando el artículo. No ha sido fácil decirme que sí y reproduzco los dos últimos párrafos del trabajo de Chomsky, aún cuando es recomendable su lectura completa. Subrayo la interrelación entre variable política y económica, poder y negocios de uno de sus párrafos.

«Obama no acabó con la práctica de la tortura, observa Nairn, sino sólo la cambió de lugar, restaurando la norma estadunidense de indiferencia hacia las víctimas. “Es un retorno al status quo anterior –escribe Nairn–, al régimen de tortura que va de Ford a Clinton, y que año con año produjo más agonía con respaldo estadunidense de la que se produjo durante los años de Bush/Cheney.”

En ocasiones el involucramiento estadunidense en la tortura ha sido aún más indirecto. En un estudio realizado en 1980, el latinoamericanista Lars Schoultz descubrió que la ayuda exterior estadunidense “ha tendido a fluir en forma desproporcionada hacia gobiernos latinoamericanos que torturan a sus ciudadanos… a los mayores violadores de los derechos humanos fundamentales en el hemisferio”. Estudios más amplios de Edward Herman encontraron la misma correlación, y también sugirieron una explicación. No es sorprendente que la ayuda estadunidense tienda a correlacionarse con un clima favorable a los negocios, que por lo común mejora con el asesinato de organizadores de obreros y campesinos y activistas pro derechos humanos y otras acciones semejantes, lo cual produce una segunda correlación entre la ayuda y las monumentales violaciones a los derechos humanos

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