Engaños del lenguaje, o engaños utilizando el lenguaje. Es eso que hablamos de la letra pequeña, sobre todo, con las entidades financieras. Pues ahora he sido objeto de engaño utilizando un 7% que no era un 7%, sino un 7% TAE. Yo mismo, que soy economista, no lo entiendo. Creo que tampoco el que me engañó, pero la entidad financiera que tenía que pagar un 7% «lo convierte» en un 7% TAE para un periodo arbitrario de tiempo, y el resultado es un uno y pico por ciento en lugar de un siete. Alucinante. Te lo han explicado mal, tal vez porque hasta lo han entendido mal o se lo han explicado mal al que te lo explicó, y ahora miras la letra pequeña y …… lo que ya he dicho …… No son engaños del lenguaje, son sencillamente engaños, sin adjetivos.

O sea que la próxima vez tendré que ser menos descuidado. Lo seré, porque todavía pienso que gastar el tiempo en leer la letra pequeña es como leer esas sentencias impresentables, con lenguaje críptico, que hacen en los juzgados, para los que se necesita un intérprete del sánscrito. A la letra pequeña le pasa lo mismo, y ahora vete a reclamarle al …. «maestro armero».

Lenguajes de doble sentido.

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