“Lo que desapruebes de tus superiores, no lo practiques con tus subordinados, ni lo que desapruebes de tus subordinados debes practicarlo con tus superiores. Lo que desapruebes de quienes te han precedido no lo practiques con los que te siguen, y lo que desapruebes de quienes te siguen no lo hagas a los que están delante de ti”

Hace años me llamaron de la Administración Pública para dar un curso de motivación, parece que los ánimos y “motivos” de funcionarios de hacienda no estaba muy altos, y pensaron que quizás un curso, algo de teoría no les vendría mal. Lo cierto es que lo pasé mal preparando aquél curso, porque no encontraba la fórmula. No era un problema de contenidos, sino de formas, y después de vagar por mis pensamientos con pocos recursos ortodoxos, volví a mi primer pensamiento: me dije, si saben lo que no les motiva o les motiva cuando tratan con sus jefes, sabrán lo que les puede desmotivar o motivar cuando tratan con sus subordinados.

El curso fue un auténtico éxito de crítica, aunque algunos se quedaron con las ganas de poder decir lo ortodoxo, es decir, “no estamos motivados porque no nos pagan”. Muchas veces he buscado mis notas de esa sesión, porque fueron muy ricas y muy enriquecedoras para los participantes. En realidad, fueron ellos los que establecieron los criterios y las prelaciones de sus motivaciones. Recuerdo que las apuntamos en una gran pizarra, y luego, como no cabían más, tuvimos que recurrir a que un conserje nos trajese un soporte de papel. Fué estupenda, pero no sé porqué no tengo ni una nota de todo aquello. Será quizás porque me emocioné (me motivé) tanto con la experiencia, que se me olvidó hasta la memoria. Hoy me gustaría recuperarlo, porque cuando no tienes algo tiendes a sobrevalorarlo si crees que lo necesitas. Supongo que tampoco sería para tanto.

Al encontrar esta cita de Confucio en la red, la asociación de ideas me llevó a esa mi experiencia con funcionarios sobre motivación.

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2 comentarios en «Motivación»

  1. Imagino a Confucio dirigiéndose a mí el año pasado con su «Lo que desapruebes de quienes te han precedido no lo practiques con los que te siguen» Y digo el año pasado porque por ese entonces cubria una plaza en la administración pública. ¿Motivación? Pues mucha a la hora de hacer mi trabajo. Pero también me sentía tremendamente desmotivada al ver como en la Administración Pública el trabajo es desbordante y mis compañeras daban cita y hora con un mínimo de 15 días para atender al (llamado usuario – dícese mejor cliente que viene con una problemática social con animo de conseguir orientación y apoyo. Es dificil. ¿De dónde sacan esa frialdad de ir a tomar un café en horario laboral y hacer esperar a la gente? Tienes que respirar, sino el estrés te come. Pero por más que evitaba esa rutina, las herramientas de trabajo necesarias para la intervención estaban a favor de alargar ese tiempo de relax… hablo de ordenadores lentísimos para arrancar, fotocopiadoras estropeadas, o simplemente trabajo administrativo y de recepcionista extra que compartir para llebar a cabo el cien por cien el trabajo social en primara… menos mal que al menos no teníamos que barrer y fregar los despachos, porque a este ritmo, lo pueden incluir como otra función más del funcionario en atención primaria… ¿Por qué tantas facilidades para realizar acción social? Entonces, yo contestaria a Confucio : Qué difícil es no llegar a hacer lo que desapruevas por quienes te han predecido. Una vez entras en la Administración, ella te moldea a tí y más si eres peón en el ajedrez…
    Podrías repetir la experiencia con otros funcionarios, es un colectivo que necesita una bábula de escape en este sentido, Además me quedo con la curiosidad de saber cuáles eran las motivaciones.

    Saludos!

  2. Te entiendo, te entiendo ….. pero Confucio es Confucio y la Administración Pública siempre será la AP. Cualquier institución te moldea sin darte cuenta según entras …. a los pocos meses ya estás más o menos integrada, y si no es así, eres carne de cañón en algún momento de tu presencia en ella, un marginal. En eso la AP no es diferente, aunque tal vez más acentuado su proceso. Respecto al curso de motivación, he escrito mucho sobre lo que aprendí sobre el tema en aquellas sesiones, pero nunca he tenido una memoria concreta de lo que allí ocurrió, nada más que de las formas y de los resultados, pero no de los temas concretos, pero cualquiera podría hacerlo. Si nos preguntásemos a nosotros mismos, ¿qué es lo que nos motiva? es probable que si lo hiciéramos para los demás, y marcára ejemplo también para ellos, el resultado sería lo que a ellos les motivaría. De ese «sentido común» se derivaba mi metodología en el aula, el proceso y sus resultados que comentaba.

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