Supongo que hay mucha gente como yo que «no gusta» de esta semana. Y habrá otros muchos, probablemente más, que sí, que lo pasa bien con toda esta semana negra. Al principio, uno se lo toma un poco a broma, porque es un espectáculo ver a muchas personas flagelándose o torturándose (parece que eso es legal y en público), o cargando de costaleras con unas imágenes que parece que se van a caer. Siempre he huído de esas procesiones, ya cuando pequeño. Nunca me gustaron, y supongo que no tienen que gustar, porque lo que se trata es de sufrir, más que de disfrutar.

Hubo una época que me iba toda la semana a un pueblecito solitario, donde comíamos bien, tomábamos el sol al resguardo de los vientos en una playa solitaria, y hasta alguna vez nos bañábamos en un mar frío, que sólo «los chicos del norte» -y cuando son jóvenes- son capaces de aguantar. Te ibas toda la semana, disfrutabas de marisco auténtico en «El Planeta» de aquella época, y era un placer, por la tranquilidad que se respiraba. Recuerdo que una de esas semanas me encerré a terminar mi tesis y le dí un buen empujón. Por supuesto, en el pueblo, ni en los alrededores, había procesiones ni cabalgatas de ningún signo, que te recordara que estabas en esa semana de la luna llena de los idus de marzo.

Durante años no me moví de Madrid, salvo que surgiera una oportunidad ineludible. Llevaba tres o cuatro años encontrándome de viaje por el otro lado del charco. Este año me he quedado y esto es muy aburrido, terriblemente aburrido. La gente parece que se recoge, las calles están bastante desiertas -en términos de Madrid, claro- y parece que todo el mundo se va «con los niños» a algún zoo o un parque o no sé donde …. pero hay poca gente hasta comprando. Bueno, este año no se compra, porque no hay dinero, y «hay que ahorrar» -es curioso que nos hayamos puesto a ahorrar, un pueblo tan poco ahorrador como el nuestro, precisamente ahora que no tenemos ni «perra gorda»-, o al menos, supuestamente gastar menos. Pero no es cierto del todo, en realidad, en el horriblemente caro Madrid se gasta siempre por encima de lo que uno tiene. Si vas a algo, lo pagas, y no te digo como lo pagas, en eso si que nos hemos vuelto europeos. Salir a cenar se ha convertido en una especie de atraco a mano armada, y tomar simplemente una cerveza -a las que precisamente, no soy muy aficionado-, sin tapa ni nada, ya son dos o tres euros, según el sitio. El otro día, en nuestra tertulia, en una cafetería del barrio, normal, por un agua, dos chocolates, dos cafés y un bollito que pusieron, un trozo, nos cobraron 25,50 euros, a más de cinco euros per cápita, ¡alucinante!.

Total, que la semana esta produce depresión. Supongo que es el objetivo, que todos nos deprimamos, pero entre la crisis-depresión y la depresión de la semana santa, menos mal -por lo menos para los del sur- que después viene la semana de abril y el rocío y todas esas cosas, porque necesitamos aire, claro que aire sin pasta, es poco aire, pero siempre hay gente que vive todavía muy bien.

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2 comentarios en «Estos días ….»

  1. Hola de nuevo! Desde mi semana santa particular, te puedo argumentar que es una espléndida semana para mí aunque no tenga vacaciones y madrid esté mas solo que la una.
    ¿Aburrido? Para nada. Si consigues estar solo y sin actividades programadas, Semana Santa es como un abujero negro: puedes organizar el tiempo para adelantar las obligaciones pendientes. Esto resulta en tener más tiempo libre en los dias ordinarios, que son más que una simple semana santa. Se pueden planificar muchas cosas, que normalmente requieren de un tiempo especial de reflexión.. Es un abujero negro que te transporta rápido hacia otro lugar, mientras la gente de tu lado en ese tiempo «desaparece». Esta mañana hacía practicas de coche a las ocho y media por Puerta de Toledo, hasta Somosaguas… todo un lujo, sin atascos, con poca gente…
    Claro que no es sano todas las Semanas Santas ailarse del mundo, pero una vez en cuando no está nada mal.
    Saludos!

  2. Tienes razón, pero tal vez en mi ámbito también yo tengo cierta razón. Me has hecho pensar que probablemente lo que más echaba en falta yo …. era el tono de Madrid, como si todo se hubiera quedado callado …… no porque la gente no esté -que muchos están y otros vienen de fuera- sino porque hay como un cierto silencio que no sabría definir, pero que siento.

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